Si tuviese que realizar una autobiografía
artística, sin duda empezaría por el inicio de mis estudios en la Escuela de Artes Aplicadas
y Oficios Artísticos de Madrid, en la calle de la Palma. Fueron fantásticos y
divertidos años, en los que una casi adolescente soñaba con un mundo en el que
la gente se pudiera disfrazar para ser varias personas en uno mismo.
El paso por la Escuela de Artes Aplicadas
y la especialización en figurines, siguió alimentando un deseo de
transformación de la realidad, y aunque contribuyó a una formación artística,
me dejó en el más completo desconcierto profesional. Mi apuesta por el
vestuario de época para cine, teatro y televisión, se encontró reducido a “la
nada” en pocos meses. Imagino que eran malos tiempos para una jovencita, sin
experiencia, en un mundo especialmente cerrado. No obstante, y pasados unos
años pude tener esa magnífica, aunque breve, experiencia.
Recuerdo especialmente un día de verano de 1991 en el quiosco de la música del Parque del Retiro, durante el rodaje de uno de los capítulos de la serie Narradores de Ayer, que Pedro Amalio López dirigía para RTVE. En esa ocasión tuve la oportunidad de hacer pasar, con ayuda de dos sastras, por el túnel del tiempo a más de doscientas personas, y todo ello en el tiempo récord de dos horas. Fue una hazaña que recordaré siempre y reconocí en este hecho la magia de la televisión que toda mi vida había buscado.
Recuerdo especialmente un día de verano de 1991 en el quiosco de la música del Parque del Retiro, durante el rodaje de uno de los capítulos de la serie Narradores de Ayer, que Pedro Amalio López dirigía para RTVE. En esa ocasión tuve la oportunidad de hacer pasar, con ayuda de dos sastras, por el túnel del tiempo a más de doscientas personas, y todo ello en el tiempo récord de dos horas. Fue una hazaña que recordaré siempre y reconocí en este hecho la magia de la televisión que toda mi vida había buscado.
La recompensa que
tenemos las mujeres que hemos sido madres muy jóvenes, es poder vivir una
segunda juventud cuando los hijos han alcanzado una edad de cierta
independencia. En mi caso, la recompensa fue compartir los años de universidad
con la siguiente generación, con la generación de mis hijos.
Durante los años de facultad rondaron por mi
cabeza mil proyectos que, por atender a otras prioridades, quedaron aparcados
en algún rincón de mi imaginación, por lo que una vez alcanzada la Licenciatura , se
imponía un proyecto. Un proyecto con mayúsculas que resumiera todos los años de
formación, recobré la afición por el teatro, por la escenografía, la vocación
por la pintura (que había permanecido dormida)…, pero sobre todo la confianza
en mí misma y el entusiasmo por mis proyectos. De esta manera nació el Proyecto
UN VESTIDO, DOS VIVENCIAS en que doy una segunda vida al traje más importante
de la mayoría de las mujeres. Me estoy refiriendo al vestido de novia y en el
que llevo trabajando desde el 2006.
En el 2013 cumplo mi
segundo sueño creando el Grupo GENERANDO ARTE, del que soy fundadora, donde
existió desde el principio un marcado respeto hacia la personalidad de cada uno
de las cincuenta componentes. En definitiva, se acababa de crear un grupo de
inquietas mujeres artistas, celosas de la individualidad, pero libres para
gozar de los encuentros con otras para buscar y para encontrar líneas de
actuación para denuncia por medio del arte. GENRANDO ARTE es un grupo de
artistas visuales tremendamente honradas, con señas de identidad propia, afines
y comprometidas por la lucha contra la desigualdad y la violencia hacia las
mujeres.
https://www.facebook.com/unvestido.dosvivencias?fref=ts
www.conchamayordomo.com
www.generandoarte.com
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