El origen del Día Internacional de la Mujer Indígena se remonta al día 5 de septiembre de 1983, en el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América en Tihuanacu (Bolivia). Allí se instituyó este día en honor a Bartolina Sisa, valerosa mujer indígena aimara, quien por haberse opuesto a la dominación y la opresión de la conquista, fue brutalmente asesinada y descuartizada el 5 de septiembre de 1782.
Bartolina Sisa había nacido el 24 de agosto de 1753. Era una mujer dedicada a las labores de los telares, tejedora e hiladora. Se casó con el caudillo Túpac Katar y junto a él, organizó la resistencia indígena de los pueblos andinos.
En este día se hace homenaje a las miles de mujeres que como ella murieron en su lucha contra la discriminación y los abusos cometidos a lo largo de la historia.
Desde aquí queremos poner fin a esos abusos que de forma directa e indirecta siguen sufriendo las mujeres indígenas. El alto grado de analfabetismo que alcanza, el 26,7 % en Ecuador, nos habla de un abandono del Estado a este colectivo dejándolo a su suerte.
Queremos pedir atención para las jóvenes indígenas que se encuentran en un momento muy difícil de cambios sociales de los que ellas son víctimas directas desde muy niñas. Los matrimonios tempranos y el embarazo adolescente, normalizados por siglos, impiden que terminen su preparación educativa y las encaminan a la venta ambulante y a la pobreza para siempre, dejando en medio, desnutrición e inadecuado cuidado para sus pequeñas y pequeños.
La búsqueda de un futuro mejor para ellas y sus hijos e hijas les hace, a veces, apostar por nuevas relaciones que solo las dejan con más descendientes.
Su capacidad de trabajo y valentía es probada. Solo es preciso observarlas por las calles intentando sacar unos centavos con sus ventas, a cualquier hora, colgadas con sus criaturas. Su aporte a la sociedad con múltiples vástagos es claro.
Es hora de ponerlas en nuestro foco de cuidado y ayudarnos ayudándolas.
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