Abogada iraní y activista por los derechos humanos. Se graduó en Derecho en la Universidad de Teherán y entre 1975 y 1979 fue presidenta de la Corte de Teherán, además de convertirse en una de las primeras mujeres jueces de Irán. En 2003 recibió el Premio Nobel de la Paz por su trabajo en la promoción de la democracia y los derechos humanos, convirtiéndose en la primera ciudadana iraní y mujer musulmana en recibir este premio.
Shirin Ebadi nació en el norte de Irán. Su padre era profesor de Derecho y desde su infancia siempre tuvo un fuerte sentido de la justicia. Fue esto lo que la llevó a elegir como campo de estudio el Derecho y entre 1975 y 1979 fue presidenta de la Corte de Teherán, además de convertirse en una de las primeras mujeres jueces de Irán. “Yo siempre he creído que las leyes deben servir para hacer justicia, y cuando esto falla hay que encontrar los caminos para asegurarse de que esto se cumple”, dice.
A esta labor ha dedicado parte de su vida. Como abogada, ha defendido a los presos políticos y se ha ocupado de casos controvertidos como la defensa de familias de escritores e intelectuales que fueron asesinados por el régimen de los ayatolás. Fundó la Asociación para el Apoyo a los Derechos de los Niños y Niñas y, junto con un grupo de abogados, ofrece servicios legales gratuitos a los demandados por motivos políticos y a aquéllos que son enviados a prisión por razones ideológicas. “Todas las personas tienen derecho a ser defendidas”, afirma con rotundidad, cuando explica que actualmente está defendiendo a un grupo de personas de la religión bahai. En Irán el castigo que se le da a una persona que cambia de religión es la pena de muerte. También son frecuentes las ejecuciones de menores, las lapidaciones y otros castigos corporales que violan las convenciones internacionales, que el Gobierno de Irán ha suscrito.
Shirin Ebadi recibió el Premio Nobel de la Paz en 2003 por sus esfuerzos a favor de la democratización y los derechos humanos y por su compromiso a favor de los derechos de las mujeres y los niños. Como mujer iraní y musulmana, es una referencia para las mujeres del mundo islámico en su lucha por la igualdad de derechos. Shirin se define como feminista e islamista, es una mujer independiente que no se ha dejado constreñir por los límites del régimen teocrático iraní. Una mujer que, a pesar de todo lo que hacía, no dudaba en arañar el tiempo para enseñar a sus hijas cómo ser independientes y sobrevivir a la hostilidad del régimen. “Para muchos jóvenes iraníes su futuro ha quedado dentro de las paredes de la cárcel”.
Este reconocimiento a su labor no ha impedido la represión del régimen. A menudo le llegan cartas anónimas amenazándola, estuvo encarcelada y suspendida para el ejercicio de la abogacía. En diciembre de 2008, la policía iraní cerró su Centro para la Protección de los Derechos Humanos (CPDH), cuando éste se disponía a celebrar el 60º Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El CPDH iba a rendir homenaje a Taqui Rahmani, un activista político que pasó 17 años en prisión tras la revolución islámica. Este Centro realiza informes sobre la situación de los derechos humanos en Irán y, dado que la República Islámica no permite la entrada en el país de representantes de la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas ni de miembros de otras organizaciones independientes, estos informes son especialmente valiosos.
“Ni las amenazas, ni las críticas me van a silenciar, ni van a hacer que abandone Irán”, afirma Shirin Ebadi. “Yo respeto las leyes de Irán y actúo en el marco legal establecido”. Aboga por una nueva interpretación de la ley islámica que esté en armonía con la democracia, la igualdad entre hombres y mujeres, la libertad religiosa y de expresión. Ella considera que la política debería estar separada de la religión, para que los políticos no utilicen las creencias de las personas para sus fines políticos. Al igual que cualquier otra ideología, la religión está abierta a la interpretación. Es la cultura de una sociedad la que ofrece su propia interpretación de los que la religión debería constituir. Por esto afirma con rotundidad que “el Islam no está en contra de la democracia”. Ebadi se pronuncia contraria a todo tipo de extremismo, tanto en el Islam, como en otras religiones.
Ebadi es una mujer elegante, de mirada firme y gran confianza en sí misma, que transmite seguridad y esperanza. Ella explica cómo su coraje y fuerza reside en la certeza de saber que su lucha por los derechos humanos es correcta y que es necesario poner todos los esfuerzos por lograr que se reconozcan y respeten. “Cuando me faltan las fuerzas, recuerdo siempre a mis compañeros y amigas que están encarcelados y pienso que no tengo derecho a estar cansada mientras ellos estén privados de su libertad”. Por esto aprovecha todos los instantes de su estancia en Madrid para hablar de su país, de su religión, de los logros alcanzados por el movimiento feminista y estudiantil. Y la infatigable Rimma traduce sus palabras del farsi al castellano con gran destreza, fundida una en la otra, mostrando el gran potencial de las mujeres en Irán para transformar la realidad. Shirin cree en la posibilidad de cambio, pero éste solo vendrá de la sociedad, del propio pueblo iraní. Y ha de ser un cambio pacífico y lento pero firme y duradero.
Y la literatura también puede contribuir a ese fin. “Lo que me interesa es la forma de luchar, no ganar” y así nos lo cuenta en su novela El despertar de Irán, donde hace un recorrido por sus vivencias y experiencias. Durante siglos las mujeres iraníes han confiado en la palabra para transformar la realidad. Y por esto Shirin sigue escribiendo (“el acto de escribir me conecta con mis sentimientos”) y nos habla con satisfacción de su próximo libro, La jaula de oro. Éste empieza con la frase de un famoso filósofo persa que dice: “Si no puedes hacer algo por erradicar la injusticia, por lo menos hay que darla a conocer”. Y este principio guía el trabajo de Shirin Ebadi desde hace mucho tiempo. De forma infatigable defiende a las personas, sabe aunar, enlazar, tejer redes entre las personas, tender puentes entre las posiciones contrarias, porque sabe que sólo de esta forma la realidad podrá algún día cambiar y se podrá alcanzar la ansiada libertad. Irán y el mundo necesitan mujeres como Shirin Ebadi. Ella es una hermosa flor que obstinada crece en el hormigón duro y gris que es la teocracia iraní.
MANUELA MESA PEINADO
http://mujerdelmediterraneo.heroinas.net/2012/12/shirin-ebadi-nos-habla-sobre-los.html
http://mujerdelmediterraneo.heroinas.net/2011/12/mujeres-prisioneras-politicas-en-iran.htmlhttp://www.1325mujerestejiendolapaz.org/sem_shirin.html
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