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viernes, 3 de junio de 2011

Agnès y Yirgalem, dos periodistas africanas confinadas al silencio

Mercè Rivas Torres - 11-03-2011
Yirgalem y Agnès están en prisión. Una desde 2009, la otra desde julio de 2010. Las dos son africanas y las dos son las únicas mujeres periodistas privadas de libertad en el mundo, según informaciones de la organización Reporteros sin Fronteras.
Aunque se les acusa de diferentes delitos, la citada organización asegura que lo están simplemente por querer ejercer su profesión. Por ese motivo, aparecen en su lista de reporteros amordazados en distintas prisiones de todo el planeta. En total, 161.
Agnès Uwimana, editora del periódico quincenal Umurabyo, fue detenida el pasado mes de julio acusada de publicar “temas delicados”. Esos temas, en realidad, se reducían a denunciar la mano del Gobierno ruandés de Paul Kagame en el asesinato de Jean Leonard Rugambage, editor del periódico opositor Umuvugizi, y en el intento de asesinato, en Sudáfrica, del general disidente, Kayumba Nyamwasa.
La periodista ya había sido detenida, acusada y setenciada en 2007 por difamación. Pero, ahora, los cargos son más serios. La comparación del presidente Kagame con Hitler, ha sacado de sus casillas a los dirigentes ruandeses que la han acusado por desobediencia civil e insultos al jefe del Estado.
La detención se produjo coincidiendo con la victoria de Kagame en las elecciones del 9 de julio del año pasado. Unos comicios que ganó por una sospechosa mayoría, después de 15 años en el poder y tras eliminar a la oposición del país. En los meses previos a la elección, el Gobierno llegó a cerrar treinta medios de comunicación y aterrorizó a muchos periodistas críticos, que tuvieron que huir de Ruanda y, ahora, viven en el exilio. El asesinato de Rugambage se enmarca dentro de esa campaña de terrror.
Kagame justificó sus acciones en el temor a un nuevo genocidio, acusando a los medios de comunicación opositores de incitar al odio y el asesinato. (...) La oposición sostiene que con esa represión Kagame pretende esconder tanto su dictadura como los crímenes contra la humanidad que cometió cuando, tras llegar al poder después del genocidio tutsi de 1994, ordenó la búsqueda de soldados y civiles hutus que participaron en las matanzas y se habían escondido en campos de refugiados en el este de Congo.
Algunos militares lograron huir, pero miles de civiles fueron asesinados a golpes de martillo, atravesados con bayonetas o quemados vivos por las tropas del presidente ruandés (...), según informaciones de la alta comisionada de los Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Kagame, además de aniquilar a la oposición, también está acabando con los medios de comunicación críticos. (...) El año pasado Ruanda ocupó el puesto 157 de los 175 países que figuran en el informe sobre la libertad de expresión de Reporteros sin Fronteras.
En Eritrea, en pleno cuerno de África, ejerce la profesión periodística, Yirgalem Fisseha, reportera de Radio Bana. Fisseha fue detenida en febrero de 2009, junto con toda la plantilla de la radio y encarcelada primero en un prisión militar y, posteriormente, en una civil, la de May Swra, donde está aislada, en escasos metros cuadrados y sin ningún tipo de atención.
Yirgalem es crítica de arte y colaboradora en una publicación de la Unión Nacional de Jóvenes de Eritrea, una misión prácticamente imposible en un Estado bajo un régimen dictatorial que intenta controlar el país, hundido económicamente y en el que la pobreza aumenta sin cesar.
Pero Yirgalem es una mujer que ha logrado destacar a pesar de la sociedad que la rodea pues Eritrea sigue siendo un patriarcado, donde la mayoría de las mujeres están subyugadas por el hombre, apenas tienen acceso a los estudios y son víctimas, en un 95%, de la mutilación genital femenina.
Organizaciones Internacionales como Reporteros Sin Fronteras han mostrado en reiteradas ocasiones su preocupación por la salud de Yirgalem que, a pesar de todo, está sobreviviendo al aislamiento y la tortura pues, tal y como denuncia la Iglesia evangelista, los detenidos en el país tienen que soportar numerosos malos tratos, entre ellos estar encerrados en contenedores de metal al aire libre, soportando altas temperaturas y enfermedades.
Al igual que Agnès o Yirgalem, cientos de periodistas luchan día a día desde mazmorras repartidas por diferentes partes del mundo, por conseguir explicar al resto de la humanidad las atrocidades de unos pocos.
Mercè Rivas Torres es periodista y autora de Los sueños de Nassima y Vidas.

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