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miércoles, 15 de diciembre de 2010

Asentando las bases de la desigualdad desde lo Ilustrado



”La educación de las mujeres deberá estar siempre en función de la de los hombres. Agradarnos, sernos útiles, hacer que las amemos y las estimemos, educarnos cuando somos pequeños y cuidarnos cuando crecemos; aconsejarnos, consolarnos, hacer nuestras vidas fáciles y agradables. Estas han sido siempre las tareas de la mujer, y eso es lo que se les debe enseñar en su infancia”Rousseau 



Con esta realidad pesando eternamente sobre nuestras cabezas, es normal que no tengamos modelos ni herramientas para manejarnos en completa igualdad. Si a esto añadimos que por ser madres de hijas e hijos con un normal entendimiento es muy difícil que pudiéramos haber hecho esto con nuestros hijos (condenarlos a la incultura y la subordinación); quiero decir que partimos de una distinta concepción de la existencia y es preciso que nos oigan y que nos apoyemos entre nosotras para  que suene más clara y nítida nuestra propuesta.

No imagino a mujer alguna dilucidando sobre la virginidad de Jesús, sobre cómo pudo ser María, su madre, virgen después de tenerlo (lo hizo sin romperse ni rasgarse según los padres de la Iglesia ) y como puede valorársela mas por virgen que por madre. 

 De aquí se entiende el permanente tutelaje sobre nuestras vidas, ya seamos musulmanas y queramos casarnos (que necesitaremos un tutor masculino para hacerlo en una mezquita en España), ya queramos interrumpir un embarazo  que cualquiera, incluidas muchas mujeres desgraciadamente, se puede creer con autoridad para juzgarnos y condenarnos sin el menor escrúpulo. Son siglos de consignas en nuestra contra sin darnos capacidad para defendernos.

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