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martes, 7 de enero de 2014

Manuela Ojeda Falcón



“Muchos días, mis amigas y yo, no acudíamos a la escuela y nos quedábamos cogiendo chuflas por la orilla de la acequia”

Doña Manuela Ojeda Falcón, nace en la Goleta el día 19 de Marzo de 1.936, ocupando el sexto lugar de siete hermanas. Su hermana mayor lo era sólo de padre y su infancia transcurre durante unos años muy difíciles.

A pesar de ello, recuerda que quizás por rodearse de tantas hermanas y de amigas, no se percataba de aquéllos momentos tan delicados. Era muy divertida y la asistencia a la “escuela”, no era precisamente una de sus virtudes. Junto a varias amigas, ideaban cualquier trama para no acercarse a clase y, a pesar que muchas veces fue reprendida por sus padres, volvía a sus andadas, quizás por este motivo no guarde ningún recuerdo especial de su paso por la escuela, así como de sus “maestras”. A los doce años, edad con la que da por finalizada su estancia en la escuela, le comenta a su padre que desea ir a trabajar. Su padre no lo consiente aún, e interviene en su favor, una prima de su madre que trabaja “colocada”, (palabra empleada para indicar que se trabajaba como criada) en Las Palmas. Esto, enfurece aún más a su padre que no consiente que ninguna de sus hijas tenga que ir a trabajar a Las Palmas.

Cuando cumple los trece años, logra convencer a su padre y junto a la prima de su madre, inicia la aventura de trabajar en la capital. Está poco tiempo y de allí pasa a trabajar a una finca de tomateros durante una zafra y luego en la Finca de la Marquesa de Arucas.. Manuela, tenía dos tías que trabajaban en el Almacén de plátanos de D. Manuel Medina en Visvique y le comentó a una de ellas, (a su tía Antonia), que le gustará trabajar en dicho almacén. Su tía le dice que si esa es su intención, lo primero que debe hacer, es aprender a “hacer tacos” (pequeños paquetes con pinocha, empleados para la empaquetación del racimo), pues su tía sabía que lo primero que le iban a ordenar en el trabajo era precisamente eso, y le enseñó en su casa esa tarea, además, tendría que esperar a cumplir los dieciocho años- tenía entonces diecisiete-, pero Manuela no quería esperar un año más y se las arreglaron para decirle al patrón que tenía dieciocho y fue admitida.

Allí estuvo trabajando durante once años, donde formaban todos/as los empleados/as, una verdadera familia. En la época de la “zafra”, se trabajaba duro, con apenas tiempo para comer, y terminaban a altas horas de la madrugada. Ella, tenía en los plátanos, su principal alimento, sobre todo, cuando comenzaban desde la una de la tarde y llegaba la noche sin parar, ni probar bocado. Se trabajaba durante la Semana Santa, hasta el Jueves a las tres de la tarde, respetaban el Viernes Santo y volvían a trabajar el sábado. Recuerda que por motivos de Zafra, trabajaron en una ocasión una víspera del Pino hasta muy tarde, originándose, a pesar de que en aquéllos años los coches que bajaban de Teror no eran ni la sombra de los de hoy, un verdadero atasco para que el camión cargado de plátanos pudiese entrar en Visvique.

Deja de trabajar en el Almacén, para contraer matrimonio con Manuel Marrero Medina, un joven carpintero que había conocido una tarde de domingo, por la Calle León y Castillo. La primera vez que se le acercó Manolo, no salió muy airoso, pues ella le rechazó, ya que no entraba en sus planes, (igual opinaba su amiga con la que salía), aguantar a ningún hombre, ya que querían divertirse a su manera, pasear, ir al cine, pero sin tener que soportar a nadie. Como Manolo lo volvió a intentar, ella “le echó el guardia” y este le comentó: “Marrero, Marrero, amores a la fuerza no” y el joven Marrero estuvo tres meses sin aparecer por el paseo de los domingos.

 En aquéllos años, los padres eran muy rígidos con sus hijas durante el noviazgo, no permitiéndoles estar más allá de las diez de la noche del domingo, en la calle y cuando los Jueves (día de novios) estaban en la casa, ya se encargaría el padre de tocar las “cucharas” para indicar que la conversación llegaba a su fin.

Manuela Ojeda y Manuel Marrero, contraen matrimonio en la Iglesia de la Goleta el día 15 de Mayo de 1.964. Tienen cuatro hijos varones que le han dado, ocho nietos, (6 varones y dos hembras). Atrás han quedado aquéllos años de la posguerra que, aunque fueron muy duros, no impidieron que fuese una niña alegre y feliz, y que si no cumplió muy bien con sus deberes escolares, sí lo hizo con creces trabajando desde muy tierna edad, en primer lugar, para ayudar a su familia y luego, formar un hogar.
Gracias Manuela  !
Municipio de Arucas de la Isla de Gran Canaria.

1 comentario:

  1. Hola Manuela, me encanta que mujeres tan valiosas escriban sus experiencias en los blogs. Porque nos dan la oportunidad de reconocer la labor de tantas y tantas mujeres admirables que han sacado sus familias adelante y que desde pequeñas han tenido que salir a buscar el pan de cada día en tiempos tan difíciles sobre todo para la mujer.¡¡ FELICIDADES!!. Y ¡¡¡Gracias!!!

    Un fuerte abrazo Sigrid

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