“Política feminista y nuevas identidades sociales” Ana de Miguel
La jornada del viernes comenzó con Ana de Miguel haciendo repaso al libro “Historia de la teoría feminista” de Alicia Miyares y afirmó que Asturias es un referente a cuanto feminismo ya que fue de las primeras zonas de España en tener una Concejalía de Igualdad. Ana centró su discurso en cómo ha triunfado el feminismo como sujeto político, como un nosotras que nos convoca a todas y que cambia la sociedad de forma radical. La estructura patriarcal de la sociedad es la que el feminismo está cambiando, como de Miguel explicó son muchas las cosas que las feministas han cambiado y todo ello desde la nada. Del no poder económico y no poder político y tampoco poder simbólico porque el feminismo ha sido rechazado por los grandes paradigmas sociales como el psicoanálisis, el marxismo, que calificó al feminismo de burgués infantil y separador de los intereses reales del marxismo. De esto hay que preguntarse que tras tenerlo todo en contra cómo hemos conseguido llegar hasta aquí cuando “sólo nos teníamos a nosotras y a nuestras convicciones profundas de que íbamos a luchar por los principios y valores en los que creíamos”; según de Miguel esta ha sido la fuerza que ha permitido a las feministas cambiar el mundo. Además Ana puso como ejemplo el comunismo, que a pesar de tener a su servicio hasta Estados, ejércitos , servicios internacionales...han fracasado.
El feminismo no se siente con la necesidad de ser un partido político, las mujeres feministas no sienten ni la atracción ni el sentido estratégico de ser un partido político sino que ven el feminismo como un movimiento social. El feminismo se conceptualiza hoy como movimiento social que se está enfrentando a muchas tensiones internas y externas. Las externas es la reacción patriarcal muy fuerte, orquestada y pensada. Para situarnos bien como mujeres feministas, tenemos que conocer bien la historia de cómo hemos llegado hasta aquí y la historia de los debates que ha vivido el feminismo como movimiento social. Para hablar de la situación actual del feminismo, de los debates internos y nuevas identidades feministas que han surgido en los últimos 20 años, que son básicamente los feminismos postcoloniales, hay que hacer un viaje al pasado para analizar la heterogeneidad que ha vivido siempre el feminismo. Llegar a constituirnos como el colectivo “nosotras” es algo que históricamente ha costado mucho, unos 100 años en los que se reivindicó el derecho al voto y en comprender que era lo que unía a las mujeres por encima de cualquier otra diversidad que ellas mismas tenían. Les costó a ellas mismas que eran feministas y sufragistas entender qué era ser mujer, porque tenían una confusión teórica enorme con ese concepto.
Hablar de que los sexos se complementan y comprender que la ideología de la naturaleza, diferente y complementada de los sexos era el conjunto de ideas que estaban impidiendo que muchas mujeres apoyaran el derecho al voto y que muchos hombres progresistas, socialistas o liberales que luchaban por una sociedad más justa se oponían absolutamente al voto femenino y a los derechos civiles y políticos de las mujeres. Esto era por el lío conceptual de los intereses femeninos. La Biblia Feminista se convirtió en una herramienta conceptual para que las propias feministas pudieran explicar a ellas mismas y a su alrededor por qué la ideología de la naturaleza diferente y complementaria de los sexos era falsa, contribuía a una gran infelicidad en las relaciones humanas y era lo que había que combatir ideológicamente. El feminismo tiene dos tipos de políticas. Por un lado el movimiento reivindicativo al que pertenecen el derecho al voto, derecho al trabajo asalariado no proletario, el derecho a la educación superior, el derecho a cambiar la moral sexual de arriba a abajo. En lo que estaban todas las mujeres feministas de acuerdo era en cuestiones de moral sexual; condenaban la doble moral sexual y todas consideraban que la prostitución era una forma extrema de degradación de la mujer.
Las políticas de redefinición de la sociedad son las que le llevan más tiempo al movimiento feminista, desarticular la idea de lo que era una mujer, del sentido de su vida; cambiar el núcleo de la identidad que te han otorgado desde pequeña es muy complejo y lo es tanto en la teoría como en la práctica. Y a ese redefinir la sociedad busca entender qué es lo que nos hace la sociedad patriarcal solo por el hecho de ser mujeres, y es ahí donde las feministas hacen su construcción sobre los hombres; de cómo nos heterodesignan y de qué es lo que significa ser una mujer en una sociedad patriarcal y lo que ello conlleva. El feminismo socialista del SXIX cooperativista por un lado y marxista por otro. El feminismo marxista se enfrenta durante todo el siglo XIX y principios del XX al feminismo sufragista. Se trataba de estrategias muy pensadas y meditadas por parte de ambos bandos, con claros enfrentamientos entre unos y otros.
Las feministas marxistas a las que Ana aclaró que le debemos tanto, en sus políticas de redefinición de la realidad, en las reivindicativas no, su tarea teórica fue mostrar que la clase está siempre por encima del género. Lo importante de la vida de las mujeres es la clase social a lo que pertenece y eso determina absolutamente su destino. Cuando se juntaba con las obreras el tema principal eran las relaciones con los hombres, por lo tanto el quid del feminismo socialista fue mostrar que aunque había una causa femenina la clase era lo que analizaba la vida de las personas. Otros tipos de feminismo tienen el mismo fundamento fuerte que el feminismo socialista. El feminismo postcolonial hoy hace el mismo análisis del feminismo marxista pero dónde se decía “clase” ahora se dice raza o etnia. Esto es lo que hoy en día afirman todas las feministas postcoloniales, “para una mujer indígena es más determinante el racismo que sufre ella y su comunidad que el hecho de ser mujer”.
Si volvemos al siglo XX el feminismo radical de las norteamericanas para dar un impulso al feminismo tuvieron que separarse de los compañeros varones con los que luchaban para reclamar sus derechos civiles. Las feministas socialistas y marxistas nunca se separaron y ellas aunque sufrieron descalificaciones pero seguían con esa fidelidad de “es aquí donde quiero estar”. En los años 60 fue la gran lucha contra el sistema, pero las feministas fueron notando que los hombres tenían reservado para ellas el mismo papel de la sociedad que había que derribar. Así fue como se formó el movimiento feminista autónomo, una vez más tuvieron que separarse pero eso dio un impulso teórico brutal al análisis de qué es lo que nos une a las mujeres como mujeres. Comienzan a afirmar que hay un sistema autónomo de dominación que correlaciona con la clase social y el imperialismo, y como cada raza sufre de forma distinta la opresión patriarcal. El feminismo radical fue un impulso enorme porque trató de buscar fundamentos de la opresión que nos afectaran a todas y encontró “lo personal es político” es decir, los beneficios que sacan los varones al oprimirnos es de valor psicológico. El ser humano necesita bienes materiales económicos pero tanto como esto sentirse reconocido. Tan importante para vivir es lo material como el reconocimiento y el problema que tuvieron las mujeres durante años en la sociedad patriarcal es que eran “las otras” y no seres humanos completos. No está solo construido el género sino también el cuerpo y si queremos luchar contra la sociedad patriarcal no vamos a aceptar el hecho de distinguir entre hombres y mujeres. Los hombres siempre han tenido lugar en la lucha feminista, pero han sido ellos los que nunca querían estar. Ana de Miguel finalizó su intervención afirmando que “el reto del feminismo es encontrar un proyecto de vida como personas y por supuesto con trabajos asalariados”.
Cono Sur María Cristina Perceval
La segunda parte de la mañana continuó con la conferencia de Mª Cristina Perceval, quien inició su intervención con el reconocimiento de la lucha de la mujer durante toda la historia. La dominación patriarcal y la desigualdad de las mujeres en todas las sociedades sigue presente. No sólo en América Latina y el Caribe hay que decidir si se quieren estados sociales o punitivos, ya que las desigualdades también se dan en España. La experiencia del inicio de siglo en América Latina y especialmente en el Cono Sur nos encontró como pueblos disueltos institucionalmente, fragmentados socialmente y empobrecidos culturalmente. En ese momento se hubiera necesitado que alguien se acordara que los pueblos de América Latina también eran humanos y humanas, y que por supuesto tenían derechos.
Algunos datos de las mujeres de las mujeres del Cono Sur tomados del Observatorio de Igualdad de Género de la Cepal destaca la desigualdad y la falta de autonomía, ambos son objetivos en construcción. Como ejemplo de ello es destacable la desigualdad de las mujeres, la muerte materna, el embarazo adolescente, el empleo precario, el trabajo doméstico no remunerado y como no, la violencia de género. La desigualdad y falta de autonomía de la mujer en el Cono Sur, son principalmente consecuencia de las injusticias, de los tiempos que hombres y mujeres dedican a la división sexual del trabajo, de los modos en que se realizan los trabajos bajo el mandato de la división sexual del trabajo. En los países del Cono Sur se supera con el 90% la tasa de escolaridad pero esto no significa que haya una mejor ciudadanía, presencia igualitaria en los espacios de decisión, participación...rotundamente no. Significa que hay una escolarización en sistemas educativos que aún perpetúan la discriminación , el etiquetamiento, el estereotipo y expulsión de la mujer. Además la violencia aún se sigue llevando muchas vidas por delante aunque hay leyes para ello la realidad es que en 2009 en 7 países del Cono Sur se registraron 329 muertes de mujeres en manos de sus parejas. En cuanto a la reducción de la mortalidad materna es cierto que se ha mejorado, las tasas han bajado en el Cono Sur pero por ello no hay que despreocuparse de los datos, porque el aborto sigue siendo la principal causa de muerte materna.
En cambio la maternidad adolescente va en aumento, entre 25 y 108 de cada 1000 jóvenes de 15 a 18 años son jóvenes en los países de América Latina, cuanto menos datos preocupantes de la desinformación y falta de libertad sexual y reproductiva que viven las mujeres de éstos países. Aún la cultura de construcción democrática no logra la conciliación entre la ley y la realidad cotidiana. En el Cono Sur todos los países han firmado y ratificado el convenio sobre trabajadores y trabajadoras con responsabilidades familiares y no se está llevando a cabo. En cuanto a las mujeres en la política, en los puestos altos sí que hay mujeres, pero en las Alcaldías baja el número de mujeres a la cabeza. En Argentina parece ser que los Derechos Humanos no llegaron para quedarse porque con las democracias débiles estos Derechos Humanos no se han respetado. Las luchas de mujeres en el Cono Sur siguen hacia delante, y cabe destacar “Las mujeres del Agua de Bolivia”, dónde las mujeres salieron a la calle cuando se vulneraron sus derechos o las mujeres negras de Brasil que reclamaban su derecho al reconocimiento a la igualdad. Ambas se califican como discriminadas y desiguales y empieza a construirse una red de contenidos feminista en las mujeres del Cono Sur. Además Perceval hizo hincapié en que la Ley de Salud Sexual y Reproductiva debe ser una garantía de derecho de libertad de las mujeres, y que no puede ser moneda de cambio en ningún caso. A través de este tipo de leyes no se pretende esterilizar, sino dar margen de decisión a la mujer como persona íntegra.
Otro de los casos preocupantes que Mª Cristina compartió con nosotros fue el caso de las madres de Soacha en Colombia, madres que tras la matanza de sus hijos salieron a la calle. Tras muertes gratuitas por parte del ejército se disfrazaban los cuerpos como si esos hombres inocentes fueran miembros de la guerrilla y así crear una falsa eficiencia del ejército a cambio de beneficios dentro del mismo y con el peso a la espalda de muertes inocentes. El problema de la impunidad es uno de los más graves en Latinoamérica probablemente se ve afectado por las dictaduras que hubo en estos países durante años pero es hora de que la recuperación democrática en el Cono Sur se realice de inmediato. Construir una Agenda de Igualdad en Argentina no se consigue con menos estado, con ajuste, con exclusión, o represión; se necesita reivindicando, reafirmando, consolidando convicciones, el Estados Social de derecho es un estados con derechos para todos y todas y sino, como afirmó Perceval, es que estamos hablando de otra cosa. Hay a quienes no les conviene la igualdad, hay un poder que no está destinado a ser justo, por ello reclamó “cautela” para pensar y decidir libremente, no condenar por anticipado.
Las mujeres hoy víctimas de la economía ilegal de mercado, están trabajando en la economía de la subsistencia. Por un lado están los que nos siguen mirando como a seres angelicales y por otro el que nos ven con los ojos del mal. Otro de los temas que acercó a los allí reunidos fue la tolerancia cero en cuanto a penas de cárcel, dónde las personas latinoamericanas van a la cárcel por robar pan para sus familias. En América Latina actualmente hay 700.000 personas presas, y de éstos 420.000 no tienen condena. Perceval terminó su ponencia con la siguiente reflexión “Si miramos una criminología cautelar desde el feminismo será una estrategia también será una estrategia para disputar el todo mercado nada de Estado, en el S.XX los Estados punitivos están llegando a producir unos 100 millones de cadáveres, entre los que destacan mujeres y jóvenes”.
Para finalizar las jornadas, y tras una rueda de preguntas que se centró en la violencia contra la mujer en Colombia, el acto concluyó con el agradecimiento por parte de la directora de la Escuela, Amelia Valcárcel, a todos los asistentes y con el compromiso de la Alcaldesa, Carmen Moriyón, de convocar una nueva Escuela Rosario de Acuña para el próximo año y continuar activamente con políticas de igualdad.
http://igualdad.gijon.es/page/3668-escuela-feminista-rosario-de-acuna
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