El crecimiento económico no es suficiente para superar la pobreza,
especialmente en el caso de las mujeres y las niñas a las que se
niega su justa parte de los ingresos, los recursos y el poder. En
muchos países, el crecimiento no ha mejorado la situación de los
grupos marginados, lo que significa que un aumento general de los
niveles de ingresos no es suficiente: también debe hacerse frente a
la discriminación y la desigualdad.
Las mujeres siguen siendo el sector más afectado por la pobreza, la
violencia, la degradación del medio ambiente y las enfermedades.
Las mujeres siguen siendo blanco de ataques en el contexto de los
conflictos armados y se enfrentan a restricciones de su libertad y su
autonomía.
La voz de las mujeres debe ser escuchada. Sus contribuciones
deben reconocerse y alentarse. La participación activa de las
personas que se ven afectadas es un elemento esencial de cualquier
estrategia de lucha contra la pobreza.
Durante los últimos años se han dado hecho grandes progresos en
materia de fomentar la comprensión de la idea de que los derechos
de las mujeres son derechos humanos.
Se han publicado
numerosos informes que muestran cómo los Estados incumplen su
deber de garantizar los derechos humanos de las mujeres. Pero,
pese a los avances realizados en materia de comprensión y a la
evolución del derecho internacional, la vida de muchas mujeres
apenas ha mejorado. Los Estados y las instituciones internacionales
deben trabajar con más energía para garantizar los derechos de las
mujeres en la práctica, con una fuerte voluntad política de asegurar
la igualdad.
http://www.amnesty.org/es/stay-informed/publications/books/la-trampa-del-genero
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