Simone Weil (n. 3 de febrero de 1909, en París, Francia – 24 de agosto de 1943, en Ashford, Kent, Inglaterra) fue una filósofa francesa.
Simone Weil, nace en el seno de una familia hebrea intelectual y laica: su padre era un médico renombrado y su hermano mayor, André Weil, un matemático brillante. Estudia filosofía y literatura clásica, es alumna de Alain (Émile Chartier). A los 19 años ingresa, con la calificación más alta, seguida por Simone de Beauvoir, en la Escuela Normal Superior de París.
Se gradúa a los 22 años y comienza su carrera docente en diversos liceos.
En uno de sus escritos autobiográficos, Simone de Beauvoir comenta sobre ella: “Me intrigaba por su gran reputación de mujer inteligente y audaz. Por ese tiempo, una terrible hambruna había devastado China y me contaron que cuando ella escuchó la noticia lloró. Estas lágrimas motivaron mi respeto, mucho más que sus dotes como filósofa. Envidiaba un corazón capaz de latir a través del universo entero”.
Al comienzo de los años treinta parte por algunas semanas a Alemania y a su regreso escribe algunos artículos donde expresa con lucidez hacia dónde se dirige Alemania. A los 23 años es transferida del liceo donde trabajaba por encabezar una manifestación de obreros cesantes. Los problemas con los superiores de los liceos se suceden, por cuestiones políticas y de metodología docente, lo que significa que una y otra vez será transferida de liceo. Conoce a León Trotsky en París, con quien discute sobre la situación rusa, Stalin, y la doctrina marxista.
A los 25 años, abandona provisoriamente su carrera docente, para huir de París y durante los años 1934 y 1935, trabaja como obrera en Renault: "Allí recibí la marca del esclavo", dirá. En 1941, ya en Marsella, trabaja como obrera agrícola. Piensa que el trabajo manual debe considerarse como el centro de la cultura y sostiene que la separación creciente a lo largo de la historia entre la actividad manual y la actividad intelectual ha sido la causa de la relación de dominio y poder que ejercen los que manejan la palabra sobre los que se ocupan de las cosas.
Pacifista radical, luego sindicalista revolucionaria, finalmente llegará a pensar que sólo es posible un reformismo revolucionario: los pobres están tan explotados que no tienen la fuerza de alzarse contra la opresión y, sin embargo, es absolutamente imprescindible que ellos mismos tomen la responsabilidad de su revolución. Por eso es necesario crear condiciones menos opresivas mediante avances reformistas para facilitar una revolución responsable, menos precipitada y violenta.
Sindicalista de la educación, se muestra a favor de la unificación sindical y escribe en la revista La escuela enmancipada. Antiestalinista, participa desde 1932 en el Círculo comunista democrático de Boris Souvarine a quien ha conocido por intermedio de Nicolás Lazarévitch.
Participa en la huelga general de 1936. Milita apasionadamente por un pacifismo intransigente pero, al mismo tiempo, se compromete en la columna anarquista Durruti en España que lucha contra Francisco Franco dentro del bando republicano español. Es periodista voluntaria en Barcelona y se incorpora al combate armado en Aragón. Allí aprende a usar el fusil pero nunca se atreve a dispararlo. De esta cruda experiencia, le queda el amargo sentimiento de la brutalidad y del sinsentido de la guerra.
La Segunda Guerra Mundial
Lúcida sobre lo que está sucediendo en Europa nunca tuvo demasiadas ilusiones de las amenazas que desde el comienzo de la guerra se cernían sobre ella y su familia. Su familia estaba en grave peligro de ser clasificada como no-aria, con las consecuencias del caso. Irónicamente, Weil no tuvo formación judía alguna. Sus escritos religiosos son netamente cristianos, si bien sumamente heterodoxos.
Su posición frente al judaísmo y a la identidad comunitaria judía es de rechazo explícito y total, lo cual ha resultado en que haya sido acusada de "auto-odio" por estudiosos de perspectiva sionista.
Cuando en 1940 es obligada a huir de París y refugiarse en Marsella, escribe permanentemente para exponer una filosofía que se quiere proyecto de reconciliación (siempre dolorosa) entre la modernidad y la tradición cristiana, tomando como brújula el humanismo griego. En 1942, visita a sus padres y hermano en Estados Unidos, pero rechaza para ella ese estatuto que siente como demasiado confortable en tiempos tempestuosos. Parte hacia Inglaterra para incorporarse a la resistencia pero sólo consigue trabajar como redactora en los servicios de Francia Libre, liderada por el General Charles de Gaulle. En julio de 1943 deja de pertenecer a esta organización.
Es en este período final de su breve vida que encuentra el mensaje evangélico de Jesús de Nazareth. Es un descubrimiento como el de San Pablo en el camino de Damasco o el de Blas Pascal la noche del Memorial.
Sin embargo, permanecerá a las puertas de la Iglesia, en la orilla. Es una cristiana que plantea preguntas embarazosas a los cristianos y será rechazada por los teóricos de la Iglesia que la acusan de no haber comprendido bien la historia de la misma. Esta dimensión de rechazo de la fuerza que asimila con la violencia es una constante de su pensamiento. Y si tuvo al comienzo una percepción moderada sobre la no-violencia preconizada por Gandhi –que ella juzgaba más reformista que revolucionaria- se encontrará muchas veces con Lanza del Vasto.
Enferma de tuberculosis, se dice que se deja morir en el sanatorio de Ashford en 1943. Deseosa de compartir las condiciones de vida de la Francia ocupada por la Alemania nazi, es posible que no se haya alimentado lo suficiente, lo que podría haber agravado su enfermedad.
Todas sus obras aparecieron después de su muerte, editadas por sus amigos. Desde entonces, ha atraído la atención creciente de literatos, filósofos, teólogos, sociólogos y lectores corrientes por su ética de la autenticidad y la rara combinación de lucidez, honestidad intelectual y desnudez espiritual de su escritura.
Albert Camus, uno de sus editores y enamorado amigo admiró su obra como una de las más importantes del fin de la guerra. T.S. Eliot dijo que la obra de Simone Weil pertenecía a ese género de “prolegómenos de la política, libros que los políticos rara vez leen, y que tampoco podrían comprender y aplicar”. Consideraba que debían ser leídos por los jóvenes antes de que las propagandas políticas anularan su capacidad de pensamiento.
Bibliografía
Weil, Simone (2007).Escritos históricos y políticos. Prólogo de Francisco Fernández Buey. Colección Estructuras y Procesos. Ciencias Sociales. Madrid: Editorial Trotta. .
– (2006). Poemas seguido de Venecia salvada. Traducción, Introducción y Notas de Adela Muñoz Fernández. Colección La Dicha de Enmudecer. Madrid: Editorial Trotta.
(2006). Sobre la ciencia. Traducción de Silvio Mattoni. Buenos Aires: Editorial El cuenco de plata.
(2005). La fuente griega. Colección Estructuras y Procesos. Religión. Madrid: Editorial Trotta.
(2004). Intuiciones precristianas. Colección Estructuras y Procesos. Religión. Madrid: Editorial Trotta.
(2003). El conocimiento sobrenatural. Colección Estructuras y Procesos. Religión. Madrid: Editorial Trotta.
(2001). Cuadernos. Colección Estructuras y Procesos. Religión. Madrid: Editorial Trotta.
(2000). Escritos de Londres y últimas cartas. Colección Estructuras y Procesos. Religión. Madrid: Editorial Trotta.
(2000). Escritos esenciales. Santander: Editorial Sal Terrae. I
(1998). Carta a un religioso. Colección Minima Trotta. Madrid: Editorial Trotta.
(1996). Echar raíces. Texto escrito en 1943, a petición del gobierno francés en el exilio. Traducción J. C. González y J. R. Capella. Colección Estructuras y Procesos. Ciencias Sociales. Madrid: Editorial Trotta.
(1996). A la espera de Dios. Contiene seis cartas dirigidas al padre Perrin y varios ensayos escritos en 1942. Colección Estructuras y Procesos. Religión. Quinta edición 2009. Madrid: Editorial Trotta.
(1995). Pensamientos desordenados. Colección Estructuras y Procesos. Religión. Madrid: Editorial Trotta.
(1994). La gravedad y la gracia. Contiene lo esencial de los cuadernos redactados en Marsella. Traducción e introducción de Carlos Ortega. Colección Estructuras y Procesos. Religión. Cuarta edición 2007. Editorial Trotta: Madrid. (1995). Reflexiones sobre las causas de la libertad y de la opresión social. Texto escrito por Simone Weil en 1934. Traducción castellana de Carmen Revilla. Barcelona: Paidós Ibérica.
(1962). Ensayos sobre la condición obrera. Contiene varias cartas sobre el tema escritas entre 1934 y 1936, un diario sobre la vida en la fábrica en 1934 y reflexiones de la autora sobre la condición obrera redactadas entre 1936 y 1942. Traducción castellana de Antonio Jutglar. Barcelona: Editorial Nova Terra.
http://oasispetaluma.org/wordpress/2010/09/22/simone-weil-the-outsider-as-saint/
http://es.wikipedia.org/wiki/Simone_Weil
No hay comentarios:
Publicar un comentario