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viernes, 4 de mayo de 2012

Irene Cruz-González Espinosa astrónoma mexicana


Irene Cruz-González Espinosa (Ciudad de México,  12 de abril de 1953) es una astrónoma mexicana. Su investigación se basa en la actividad nuclear en galaxias, la observación de galaxias y su medio interestelar, la formación de estrellas y la instrumentación de telescopios ópticos e infrarrojos.1​ Es investigadora y profesora del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México

Entrevista con Irene Cruz-González, investigadora del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), departamento de Astronomía Extragaláctica y Cosmología. Entrevista realizada por Honorio Sandberg.


La astronomía es el estudio de los objetos celestes más allá de la Tierra y del Universo en su conjunto. Es quizás la más antigua de las ciencias, aunque en sus inicios no tuviera ese nombre. En México la astronomía fue desarrollada por varias culturas prehispánicas con sorprendente precisión. En el México moderno se hace investigación astronómica en varios centros del país. El más grande de ellos es el Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que tiene bajo su responsabilidad el Observatorio Astronómico Nacional (OAN) de San Pedro Mártir (SPM), en el estado de Baja California; y en Tonanzintla, en el estado de Puebla. La sierra de San Pedro Mártir es uno de los dos mejores sitios en el hemisferio Norte (el otro es Hawai) para realizar observaciones astronómicas, debido a sus óptimas condiciones atmosféricas, que además cuenta con la adecuada infraestructura para un observatorio astronómico de competencia internacional. El Instituto de Astronomía tiene planes de desarrollo para el OAN que lo pueden llevar a convertirse en uno de los observatorios más importantes del mundo. El Instituto de Astronomía también participa en la maestría y doctorado en ciencias (astronomía) que otorga la UNAM.

¿Cómo surgió su interés por la astronomía?

Desde pequeña sabía que me interesaba la naturaleza -los bichos, los animalitos, las plantas, las montañas. Tenía un interés por entender cómo funciona lo que me rodea, y tuve la suerte de tener una educación que fomentó mis intereses, lo cual creo que siempre es muy importante. También hubo una serie de personajes en mi familia que me sirvieron de inspiración: tíos científicos, uno de mis hermanos era químico, otro es químico, mi hermana, antropóloga. Pero mi interés serio por la ciencia surgió en el bachillerato, cuando decidí que quería ser científica, y empecé a prepararme leyendo textos de matemáticas, física, etcétera; algunos de divulgación, y otros por autores más clásicos, como Fred Hoyle.

¿Qué pasos ha seguido para llegar a ser investigadora del Instituto de Astronomía?

Ingresé a la Facultad de Ciencias de la UNAM para estudiar la carrera de física, y ahí empecé a tener contacto con las áreas de la física relacionadas con la astronomía. Me dirigí al Instituto de Astronomía a buscar astrónomos, porque había decidido desde casi mi primer semestre que yo quería acercarme a este campo. Me dijeron que volviera en algunos semestres, porque todavía era yo muy joven, pero me invitaron a la biblioteca del instituto para que empezara a leer por mi cuenta. Avanzando la carrera, empecé a cursar asignaturas relacionadas con la Astronomía, con profesores como Paris Pishmish o Manuel Peimbert. Hice una tesis de licenciatura con Silvia Torre, y me decidí por hacer un posgrado fuera de México. Tuve el privilegio de ser admitida en la universidad de Harvard, en donde hice mi maestría y doctorado entre 1979 y 1984. Ahí trabajé con Giovanni Fazio, un astrónomo maravilloso, y después con John Huchra, quien dirigió mi tesis doctoral en el campo de galaxias activas. Después de esto volví a México, pues sentía la responsabilidad de regresar a hacer ciencia de primer nivel en mi país, dado que fue el Estado mexicano el que financió mis estudios en el extranjero. Así, en 1984 tuve la fortuna de obtener un trabajo en este Instituto de Astronomía, en donde estoy todavía.

¿Le ha resultado difícil compaginar su vida laboral y familiar?

Como toda mujer profesional, a veces sí y a veces no. A mí me ha interesado ser una mujer amplia, plena, en muchos aspectos, entre los cuales está el tener una pareja y tener hijos. Se puede decir que soy lo más normal en ese aspecto de ser mujer, y un tanto rara en el aspecto de ser una científica, una astrónoma en un país como México. Así que sí me ha costado, pero por otro lado ha sido algo que me ha interesado hacer. Tener hijos fue una experiencia maravillosa, una etapa divertida. Ahora mis hijos ya tienen 22 y 25 años y están en el proceso de ser hombres, serios, incluso. También ha ayudado que me casé con un matemático. Mi trabajo implica ausentarme frecuentemente para realizar observaciones en observatorios lejanos, y en esto ha sido fundamental mi pareja, quien se ocupaba de la casa. Además tengo muchos otros intereses aparte de la astronomía, e intento alimentarlos, porque estoy convencida de que mientras más cosas hagamos los seres humanos, nos convertimos en seres más completos. Todo esto suena difícil, pero no debe serlo necesariamente. Por otra parte, soy mujer y estoy muy orgullosa de serlo, y esto me ha dado la ventaja de dedicarme a muchas tareas al mismo tiempo: esta es una de las hermosas características de las mujeres.

¿Cuáles son las barreras principales para las mujeres en la ciencia hoy?

En países como el nuestro la principal barrera es la falta de sensibilidad de los gobiernos para invertir en ciencia y en educación, aunque este problema también existe en países primer mundistas. Invertir en ciencia básica es vital para un país. Así que tanto para mujeres como para hombres una gran barrera es la falta de trabajos. Esto lleva al envejecimiento de la planta de investigadores y docentes, lo cual causa un problema de innovación porque la ciencia novedosa se hace en gran parte por gente de 30 o 40 años. Otro problema, que puede ser una ventaja, es que los jóvenes de hoy están expuestos a una gran cantidad de información, lo cual a veces dificulta la toma de decisiones individuales. Creo que es necesario atreverse a decidir, aunque sea temporalmente. También creo que es importante acercarse a personas que estén en las áreas de interés de los jóvenes para conversar y enfocar sus intereses.

La crítica feminista a la ciencia observa que tanto el género como la ciencia son construcciones culturales, y que las categorías "hombre", "mujer" y "ciencia" son productos de un complejo social y cognitivo que es necesario investigar. ¿En su experiencia profesional usted ha experimentado la mutua influencia entre género y ciencia?

Sí y no. Como científico no hay género, aunque haya científicos y científicas. Las aportaciones y el trabajo no están sujetos a consideraciones de género. Sin embargo, en la carrera que hay que hacer para convertirse en científico sí pueden aparecer estos aspectos. Por ejemplo, en este instituto el 65% de mis colegas son hombres, mientras que el resto somos mujeres, entonces ahí podría haber una diferencia, pero yo no la atribuiría al género. Simplemente sucede que en las ciencias "duras" tiende a haber más hombres que mujeres.

¿Por qué cree que existe esta sobrerrepresentación de los hombres en las ciencias "duras"?

Posiblemente se deba a que en las escuelas desalientan a las niñas a estudiar matemáticas y ciencia. Pero yo estoy segura de que si se les enseñara de manera adecuada, más niñas decidirían hacer una carrera en ciencia.

¿No podría deberse esto último a que en la psicología popular lo "objetivo" y la razón tienden a ser identificados con lo masculino, mientras que lo "subjetivo", lo irracional y la naturaleza se identifican más bien con lo femenino?

Creo que aunque estas identificaciones puedan existir, no son pertinentes para la ciencia. Las aportaciones científicas de las mujeres no difieren de las de los hombres. Por ejemplo, en astronomía nos enfrentamos a un problema de investigación, y cómo lo abordamos depende de las herramientas observacionales, los datos disponibles y las teorías que generemos, pero no del género del investigador. No hay género en la ciencia.

Por último, ¿cómo le recomendaría a un joven interesado en la ciencia ejercitar sus habilidades mentales?

Leyendo mucho. Dependiendo de la edad, los más pequeños pueden empezar por textos de divulgación científica, y a medida en que maduren trasladarse a material más serio. Existen colecciones muy accesibles que tienen el propósito de acercar la ciencia a los jóvenes, como "Ciencia para todos" del FCE. También es importante utilizar Internet, pero siempre de manera crítica. Por ejemplo, en los últimos años han aparecido muchas afirmaciones pseudocientíficas creacionistas en Internet, las cuales hay que leer con un ojo muy crítico. En Wikipedia hay cosas muy buenas, y los institutos científicos como la NASA o el Museo de Historia Natural de Nueva York han hecho esfuerzos por mantener páginas Web accesibles y de alta calidad. Es decir, hay muchos espacios excelentes para hacer lecturas. Así que mi recomendación es leer bien y mucho. Y en definitiva nunca dejar de preguntarnos de dónde venimos y a dónde vamos. En esto la astronomía tiene mucho que ofrecer, porque venimos de las estrellas, estamos formados por polvo de estrellas, vivimos en una enorme galaxia y pertenecemos a un Universo infinito, por lo cual mientras más crezca nuestro conocimiento sobre estas cuestiones, más sabemos sobre nosotros mismos.


http://www.mujeryciencia.es/category/entrevista/

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