Compartimos la historia de la abuela de Shirley , que expresa claramente la importancia de las abuelas en nuestras vidas.
Mercedes Alarcón Pérez o cariñosamente llamada en la familia “mechitas” nació en Chita- Boyacá el 26 de febrero de 1926, fue una campesina arraigada hasta la muerte en sus costumbres: religiosas, gastronómicas, lingüísticas, etc; tuvo cuatro hijos, dos mujeres y dos hombres, de esposos diferentes, no sé quien son porque la abandonaron, ni siquiera se su nombre, pero pues tampoco importa. La verdad siempre fueron solo dos, mi mama y mi tía siempre estuvieron con ella como debe ser no al 100% pero si un 75% , de sus hijos el mayor escapo a los 12 aburrido de esa vida dura de campesino nunca se volvió a saber de él y mi abuela nunca me hablo de él y otro, el otro no vale la pena hablar, para mi nunca la quiso, su única demostración de cariño era llevarla un pollo y un poco de mercado cada 6 años y eso que vivíamos a 10 minutos en el mismo lado, mi abuela guerrera hasta la muerte, por su familia, porque nunca les faltara nada, por lo que creía que estaba bien creció en un pueblo pequeño, entre sufrimientos decadencia, pobreza, abusos tal vez de todo tipo, como dicen : "pequeño pueblo infierno grande", su vida fue dura, nunca estudio, a veces me lo recordaba no sé si porque la compadeciéramos o por hablar un poco de su vida, de su infancia o su juventud no se mucho la verdad, casi nunca se tocaba ese tema en la casa era triste y era mejor así no recordarlo, de todas formas siempre me dio curiosidad, le intentaba preguntar a mi abuela y lo único que me decía literalmente: “ a mí me toco comer mucha mierda” pues se que fue muy dura porque mi mama y mi tía, me lo decían, escuchaba que las familia o otras personas la criticaban porque en ese tiempo era un sacrilegio estar separada y con hijos, le daban malos tratos, lo creo así por en su vejez, a casi nadie le importaba solo a nosotros las 4 personas de su núcleo familiar, es como si no hubiese existido nadie más, aparte de mi mama y mi tía, en general me dicen que no había luz, mucha agua. Vivian y comían con lo que podían, agricultores por tradición, así debió ser siempre era así por allá, sumidos en el olvido del estado y en pobreza terrible, que le hacia un poco violenta no por maldad, ¡nunca!, solo por ignorancia, recuerdo de la últimas veces que compartimos, me gustaba sacarla después de su almuerzo y su acostumbrada siestas, la sacaba a que se asoleara un poco, ella le fascinaba el sol, pero su somnolencia era terrible creo que veía el sol cinco minutos y ahí quedaba inmóvil con la inocencia de un niño y en su silla de ruedas, llena de sueño como si hace un mes no durmiera pero antes de eso, lograba sacarle una que otra palabra después de comer helado y ver jugar a los niños o a los perros, lo poco que me decía, yo la interrogaba, animales, música, amaneceres, frio mucho frio, nada concreto me decía su memoria no daba para tanto solo para una que otra copla que me decía de cariño, eso me dolía ver como caía y ella sabía que también que también estaba decayendo mucho pero igual nunca me amargue porque eso era parte de ciclo de la vida.
Necesitaría un libro o dos para relatar la relación de mi abuela con los demás
miembros de la familia y tampoco es tan grato o dulce como la relación con la
mía, en fin le debo tanto a esta mujer :ella me crió desde que era bebe pues mi mama
trabajaba todo el día, de hecho no solo a mi; Dos generaciones pasaron por sus
manos, (mis tíos y mi mama y mi hermana y
primos), como buena abuela alcahueta y cariñosa solo basta ver la viejas
fotos del álbum de la sala, para darse cuenta, con el pasar del tiempo crecí le
hacía travesuras en la casa con mi prima menor, mientras lo demás vivian
ocupados por fuera de la casa, ella me alcanzaba para darme palmadas mientras
nosotras éramos felices saltando por la camas para esquivarla, me levantaba una
hora media antes que pasara la ruta de las seis, luego al mediodia me tenía el
almuerzo charruscado como siempre, luego yo hacia lo mío, (casi nada con once años), ella se quedaba en la sala mirando todas
la tardes ,mirando, pensando, recordando, maldiciendo, por su cabeza pasaba de
todo, a veces me asustaba porque se reía y trataba de llorar al tiempo, pienso
que cosas de su vida y de la edad.
Por si me olvida tenemos techo gracias
también a ella, pues vendió lo poco que tenia para ayudar a mi mama y a mi tía,
años más tarde mi “tío”, demostraría todo el egoísmo y rencor hacia mi mama,
por la herencia de mi abuela, este hombre creo que nunca la quiso tanto como
ella a él, mía abuela lo veía y se alegraba
mucho en cambio para ella no había ni siquiera un insignificante beso y
que decir de las otras nietas igual, pero nunca existieron, así con casi toda
su “familia”, solo en su funeral se acordaron que ella existía.
Mi abuela y la soledad y la alegría.
Ella era indiscutiblemente la
guardiana de la casa, lo hacía todo por ese tiempo con 70 años lucida, lavaba
ropa, subía escaleras, cocinaba aunque no lo hiciera muy bien, salía no se a
donde a traer cebolla, a misa, la veía por la calle caminando despacio, pero
segura sin ninguna prisa con su querido pañolón vino tinto, las llaves en el
pecho para que no se perdieran, aun así se
la pasaba la mitad del tiempo sola, sola por más de 10 años, su ventana, su
amado tinto y papas saladas a medio cocinar, era su única compañía para pasar
el tiempo, sin tener por lo general a quien contarle sus penas , cuentos o
relatos; nos esperaba luego del colegio para atendernos, subía a la terraza a
ver la gente y tomar el sol y así de vez en cuando salir a una reunión familiar
y saber que casi no se acordaba de nadie pero todo mundo de ella, o para misas
de muertes de paisanos o simples misas que le era uno de sus pasatiempos
favorito, de vez en cuando me llamaba para darme una que otra golosina con
amor, para preguntarme la fecha y la hora, o para que le ayudara o simplemente
para verme. Paso el tiempo y empezó a necesitarnos mas su independencia se
deterioro, ya no se podía dejar tanto tiempo sola, la ayudábamos a bañar y en
el baño hacíamos chanzas, la acompañábamos a todos lados, le daba la mano para
subir la escalera, la vestíamos, así fue los últimos 9 años, antes que perdiera
por completo su independencia, la acompañaba un perro criollito que adoptamos,
pienso que fue un digno acompañante antes de que también partiera, ella dormía
hasta tarde y no había que molestarla para que durmiera mas, luego vino esa
edad de los 78 para arriba, una torta mas a veces eran los deseos de cumpleaños
extraños pedía a Dios que se la llevara ya y lo decía sin miedo, mi hermana le
preguntaba ¿por qué?, con lagrimas en los ojos, nunca nos dijo, debía ser algo
muy malo que le paso y que nunca pudo olvidar para pedirle eso al creador ,
esta época era un poco grisácea porque ya no podía hacer nada por ella sola y
cuando lo hacia se golpeaba, paso por la manos de mi prima, de mi hermana que le
dio muy buen trato y compartieron mucho, no todo podía ser tristeza en la vida
de Mercedes y pienso que esa alegría se la dimos nosotras sus nietas.
Aquí empieza una de las etapas sino la
más feliz de su vida nos turnábamos para
cuidarla, luego que mi hermana la cuidaba con mucho empeño y dedicación la
sacaba al parque, se untaba de helado porque ya no coordinaba mano con boca,
parecía una niña pequeño , la poníamos a escuchar música o
a ver tv el chavo le gustaba y era de las pocas cosas que sabía de la
“actualidad”, eso y una que otra cosa como el nombre del presidente o el nombre
de una novela, la de las 6 de la tarde
porque esa era su hora de comida, también le gustaban mucho las noticias, así
ya casi no pudiera oírlas.
Luego seguí yo, releve a mi hermana
después de casi 8 felices meses junto a nuestra abuela, al principio un poco
difícil, una vez inclusive se golpeo muy fuerte en la cabeza por no avisar
que quería levantarse, la rutina hasta hace poco era la siguiente yo me
levantaba, la saludaba y le preguntaba cómo había amanecido y me contestaba
bien solo un bien, con eso me bastaba, o a veces levantaba la casa a gritos
para que la levantara; le lavaba la cara y los dos dientecitos que tenia, la
lengua era los mas difícil pues no la sacaba, nos reíamos porque yo del
desespero le decía “abra la lengua”, había tiempo para todo¸ luego la ropa
siempre limpia, luego su desayuno, yo hacia lo mío (que era un poco más que antes), luego la dejaba un poco sola
mientras esto, solo bastaba 15 minutos y ya estaba en su quinto sueño, si había
sol salíamos al centro de Mosquera, le gustaba mucho ver gente, carros,
parejas, nunca perdió su encanto por ver a los niños, en fin eso la distraía, inclusive
a veces tiempo para un recuerdo para la eternidad una foto ya fuera con mi
hermana o conmigo, luego ¡oh oh!, ataca la somnolencia y debíamos regresar a
casa y cambiar su pañal antes que fuera demasiado tarde, regresábamos a casa y
yo le preguntaba en cualquier hora del día : ¿Ud. me quiere abuela? y ella me contestaba jocosamente: - “pero
joder” y nos reíamos o cuando la iba a cambiar de pañal le decía nos cambiamos
y ella me contestaba ¿ por qué?, porque nos vamos a cambiar si así estamos
bien y solo ella y yo entendíamos la magia de esas palabras.
En sus últimos días bajaba más temprano de lo común antes que ella despertará y metía mis pies helados entre sus manos calientes y yo leí la biblia, se la solía leer a veces le gustaba, de hecho antes de que partiera fue de las ultimas cosas que oyó en su subconsciente, la misma rutina; ella me agradecía lo que hacía por ella todos los que me rodeaba sabían que tanto amaba mi abuela, a veces me quedaba un rato largo largo viéndola y ella a mí y pensaba como será cuando ella se vaya y se me aguaban los ojos.
La última etapa de su vida fue normal
solo la muerte tardo en llevársela de
soplo en soplo 17 días.
Solo sé que cuando mi papa me recibió con
esa noticia un domingo hace mas de 4 meses a las 4 de la tarde, mi conciencia estuvo tranquila, solo sé que
fue un dolor inmenso para ella y para la familia, solo sé que todavía siento vacíos al ver a algunos con sus abuelas, veces quisiera bajar como siempre a
ver como esta y como siempre decirle lo mucho que la amo, pero ya se lo dije,
ella lo supo siempre, aunque se lo dijera a veces inclusive cuando no estaba consciente,
pero ella quiso siempre estar pendiente de mi, como cuando estaba viva y por
eso se despidió, le pidió permiso a Dios o Dios le dijo despídete de una
persona que tanto te amo, no hubo palabras, o lagrimas solo un sueño donde ella
me miraba con amor y yo a ella recostada en su regazo, en un lugar blanco se
que eso fue real, Dios habla por sueños y el último momento donde estuvimos
juntas, pero va a estar para la eternidad conmigo en mi corazón.
Nunca olvidare las tardes cuando
dormíamos juntas, como veías la ultimas cosas con una gran inocencia o lo bien
que te sentías cuando estabas conmigo abuela, cuando jugábamos. En cada viejecita
que veo hay un poco de ti y se llenan un poco mis ojos de agua, pero sé que estas
bien y que nos vamos a volver a ver y nunca nadie nos va a separar…
Shirley león
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