Raquel Rodas Morales (Paute, 21 de junio de 1940 - 1 de noviembre de 2018) Maestra, literata, investigadora; desde pequeña sintió una gran atracción por los libros, lo que la llevaba a encerrarse largas horas en el desván de su casa, en Paute, para que nadie interrumpiera su encuentro con las letras enredadas en libros de política y ciencias, que encontraba en el velador de su padre.
Años más tarde su familia se trasladó a Cuenca y ella se matriculó en el normal superior Manuel J. Calle, después de clases pasaba por la calle Bolívar junto a la librería del señor Ignacio Andrade en donde descubre a los 12 años la literatura infantil y desde esa edad adquiere por su propia cuenta una colección de cuentos entre los que se encontraban las historias de Blanca Nieves, el Gato con botas, de Simbad el marino, etc.
Siempre estuvo ligada a la literatura, a los análisis serios; define como su primera etapa en la edad adulta a la del magisterio, después de graduarse, ingresa en la parroquia Turi como maestra unidocente, considera que fue muy feliz en esta etapa porque compartió mucho tiempo y experiencias con las niñas y los niños.
A los 22 años fue nombrada directora de la escuela de niñas en Baños, logró construir la escuela a pesar que el sacerdote de la parroquia se opuso, porque estaba en contra de la escuela laica; por todos los inconvenientes que tuvo son el clérigo, tuvieron que construir la escuela en la noche, usando faroles para iluminar el trabajo, por otro lado el sacerdote quería levantar otra escuela y para ello organizó una gran ceremonia que contó con la presencia del obispo para colocar la primera piedra, pero no colocó nunca la segunda.
Cuando la obra estuvo muy avanzada, la Dinace se hizo cargo, también se construyó un edificio para las jóvenes exalumnas. Era una escuela muy especial, con sus pisos impecables, sus baños siempre limpios, llena de árboles y de flores, con un taller de trabajo para jóvenes, ese año fue premiada por ser la mejor maestra del Azuay.
Las personas más allegadas a Raquel, en conocimiento de sus capacidades y de sus sueños, le impulsaron a tomar una importante decisión en su vida: dejar Cuenca para estudiar comunicación en Quito. Aprobó los exámenes de ingreso en la Universidad Central con las mejores calificaciones, sin embargo la presión de su padre y de su madre porque no soportaban su ausencia, así como la falta de dinero se conjugaron para hacerla volver. De esta experiencia guarda especiales recuerdos como: un encuentro latinoamericano organizado por la CIESPAL, en donde conoció a la una periodista cubana Carmen Alfonso.
Regresó a estudiar filosofía, carrera en la que su madre la había inscrito y por la que no sentía mucha atracción, pero recuerda algo que considera muy importante, en tercer año la facultad exigía tomar la especialización, historia, literatura o filosofía, y Raquel sentía atracción por todas, recuerda que uno de sus profesores les sugirió a las mujeres estudiar historia o literatura, porque según él para estudiar filosofía se requería tener “cabeza de hombre”, esto fue crucial porque ello la motivó a estudiar Filosofía como carrera.
Elegir esta carrera le dio una concepción general de la ciencia, de la historia, del mundo y tomó la dirección de izquierda, cuando conoció el marxismo cambió radicalmente su pensamiento en todo sentido, esto le ocasionó serios problemas que la llevaron a tomar la decisión de vivir sola en un departamento alquilado; este hecho fue un escándalo para la sociedad cuencana, a esto se sumó la dictadura de Velasco Ibarra, siendo Raquel presidenta de la escuela de Filosofía estuvo con orden de prisión y viviendo un exilio en su departamento debido a que la policía esperaba fuera de su casa para capturarla.
Su segunda etapa inicia cuando contrae matrimonio y se liga al teatro, viajan por todo el Ecuador y organizan en Cuenca un centro cultural en su casa, lo llamaron “El Tablado”, fue utilizado para funciones de teatro, para presentar películas experimentales, recibieron artistas de diferentes países de Latinoamérica, llegaron a llamarlo “la pequeña embajada”, lastimosamente en poco tiempo se cerró debido a que la gente ligada a la Casa de la Cultura se opuso a este espacio.
La tercera etapa está dedicada a las mujeres por completo, inicia en los años 70`s cuando por su iniciativa se conformó la primera organización de mujeres llamada “8 de marzo” con Heidy (una mujer alemana), Cecilia Durán, Piedad Moscoso, Geoconda Vanegas, Lina Astudillo, todas se reunían las noches a discutir la situación de las mujeres en los países comunistas, y cómo la iban enfrentando, organizaron muchas actividades, debates con mujeres como Nela Martínez, grandes marchas por el 8 de marzo con las maestras azuayas y luego de esto se formó el Frente amplio de mujeres, siendo Raquel la primera presidenta; publicaron un periódico llamado “Mujeres”. Para esta etapa Raquel había organizado a las mujeres de la UNE, en la “comisión de maestras del Azuay”.
Junto con mujeres esposas de artistas formaron el grupo “La Caracola”, Raquel con ellas escribían otro periódico llamado “Cuarto Mundo”, que desaparece cuando Raquel viaja a Quito y se integra a un nuevo grupo “Eva de la manzana”.
Se unió al Centro de Investigación de Estudios de la Mujer que tenía el periódico “La Mujer”, en el que Raquel escribía, al mismo tiempo que en los diarios Hoy y Comercio temas relacionados con las mujeres, críticas sobre películas o libros relacionados con el temas de las mujeres.
Organizó varios espacios para mujeres como el grupo Gema, el grupo de educadoras María Angélica Idrovo, el grupo Bella Dona con mujeres de escritores y de artistas. Su tiempo lo dividía entre su trabajo y las organizaciones de mujeres fuera y dentro del magisterio.
Con las investigaciones se abre una nueva etapa en la vida de la escritora, dedicada a resaltar la genealogía femenina, la primera que realizó fue sobre mujeres populares, financiada por la FLACSO, luego las vidas de Tránsito Amaguaña, de Dolores Cacuango, de María Luisa Gómez de la Torre, de Laura Neira, de un conjunto de maestras ecuatorianas en un libro que se llama “Maestras que dejan huella”; luego también una crítica a Dolores J. Torres que presenta una visión nueva de su vida.
Después de jubilarse, viajó a España para continuar con sus estudios sobre el feminismo que profundiza y refleja en las revistas “La Caracola”. Raquel tiene alrededor de 50 libros dedicados a mujeres, trabajó en el cine y con sus obras aportó en algunas producciones, “Tiempo de mujeres”, “Camino de Pan”.
Actualmente trabaja en la biografía de Mary Corilé, y en cuentos infantiles, tiene en su mente algunas obras pendientes, como un libro de pedagogía dedicado a las niñas, una novela sobre Florencia Astudillo; un libro de Lecturas para quienes ejercen la docencia y otro que se llama “Había una tal Dolores” que es el comienzo de las biografías mínimas de las mujeres ecuatorianas y cuentos variados.
Signos contrahegemónicos
Las obras de Raquel han aportado para derrumbar algunas de las barreras de la hegemonía dominante, de la hegemonía masculina, de la hegemonía política, han aportado sin duda a mostrar la vida y el aporte de mujeres luchadoras olvidadas e invisibilizadas, que merecen nuestro reconocimiento porque su trabajo ha permitido mejores condiciones para todas y todos.
Por otro lado la conformación de organizaciones, las acciones emprendidas por éstas nos dan cuenta de que su aporte ha sido fundamental para las organizaciones de mujeres actuales, que cuentan con una gran representante de lo que las mujeres convencidas y comprometidas están dispuestas a lograr por tener una sociedad más justa y solidaria.
Por Nidya Pesántez Calle
http://quitolatino.wordpress.com/2012/02/07/intervista-alla-scrittrice-ecuadoriana-raquel-rodas-autrice-del-libro-transito-amaguana-su-testimonio-presentato-allultima-fiera-del-libro-di-quito/
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