María Lorenzo Hernández,
torrevejense de origen, nació en Alicante el 29 de octubre de 1977. Actualmente es profesora de Animación
en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Valencia, donde
también obtuvo su doctorado. Después de experimentar con una técnica muy
personal y artesanal, como es la pintura animada, en un cortometraje tan
interesante como “La pantera de Rilke” (2000), en el que reflexiona sobre la
libertad, se lanza a proyectos de mayor envergadura como “Retrato de D.”(2004)
y “La flor carnívora” (2009), trabajos que han obtenido una gran difusión
nacional e internacional, como también el proyecto colectivo “El gato baila con
su sombra” (2012), del que fue coordinadora. María no descansa y, con una
reciente maternidad, sigue con su actividad docente y de realización con
grandes ideas para llevar a la práctica. En una conversación virtual nos ha
contado cosas muy interesantes sobre cómo llegó a Bellas Artes y sobre su labor
como animadora.
P: ¿Qué te llevó a la
Facultad de Bellas artes?
R: Los que estudiamos Bellas Artes lo hacemos más por
vocación que por convencimiento. En mi caso, había dibujado desde siempre, lo
que era una afición fomentada enormemente por mis padres y hermanos. A los 12
años empecé a asistir a clases en la Escuela Municipal de Dibujo y Pintura, con
Manuel Balaguer como profesor: eso me permitió adelantar muchos pasos en mi
formación, comenzando a pintar retratos al óleo a los 14 años. El retrato es mi
género favorito, y el dibujo y la pintura, dos formas de expresión en las que
me siento muy cómoda. También me encantaba hacer teatro. La animación fue un
descubrimiento posterior: en 2003 pude ver un especial de Canal + sobre el
festival de Annecy (Francia), un programa que incluía cortos tan buenos como
“Madame Butterfly” (de la película “Ópera Imaginaria”) o “The Sandman”, de Paul
Berry e Ian McKinnon. Más adelante vi “The Wrong Trousers”, de Nick Park: una
película de plastilina que planteaba un acercamiento convincente a los genéros
cinematográficos, y que tenía muchísimo humor. La animación es un medio
sumamente atractivo, que permite integrar las capacidades plásticas con la
tecnología, y que conlleva muchas formas de expresión simultáneamente: música,
narratología, puesta en escena, actuación… Creo que no me quedaba más remedio
que hacer mis propias películas.
P: ¿Cuáles
fueron tus experiencias durante la
carrera de cara a tu evolución posterior
como artista?
R: Considero los cinco años de carrera como uno de los
períodos más felices de mi vida, porque todos los días podía dibujar. Esto ya
no me ocurre. Además, todos los días me enfrentaba l reto del aprendizaje, y
ahí estaban los profesores que te guiaban, los modelos, las aulas, los
caballetes… Todo a tu servicio. Y los compañeros, de los que aprendía mucho.
Sin embargo, es posible que previamente a estudiar en la facultad tuviese más
capacidad para lanzarme a hacer cosas originales, que una vez en la carrera,
donde hay que aplicar mucha disciplina en el dibujo y a menudo se descuida la
creatividad. Esto da para todo un debate: mucha gente piensa que la creatividad
no se enseña, se la trabaja uno. En cualquier caso, al entrar a estudiar
animación pude dar rienda suelta a mi imaginación, tanto por la vía narrativa
como experimentando con las imágenes.
P: ¿Por qué te decantaste por la docencia?
R: Me matriculé en Doctorado con la idea de hacer mi tesis
sobre animación, y conseguí una beca de investigación con la que se podía
impartir un poco de docencia, en prácticas. Me integré en un equipo de trabajo
en la universidad, el área de animación del Departamento de Dibujo, donde poco
a poco fui encontrando mi lugar. Para mí fue decisivo comenzar a enseñar
“Fundamentos de la animación” en un grupo con docencia en inglés: di esas
clases durante seis años, a grupos que eran numerosos y muy heterogéneos, con
muchos alumnos Erasmus y Promoe, además de españoles. Nunca olvidaré esos años
de clase, ni a los alumnos. Enseñar en inglés me obligó a simplificar, a ser
más clara, a ir al grano. Tenía que preparar muy bien esas clases y demostrar
que dominaba sobradamente lo que estaba enseñando. También he enseñado
Animación Experimental en el “Master de II livelo d’Animazione” en la Accademia
de Belle Arti de Palermo, entre 2011 y 2012, y Concept Art y Dirección de
Animación en el “Máster de Animación” de la Universitat Politècnica de
València, desde su creación en 2010.
P: ¿Cómo te
identificas más, como pintora/ dibujante
o como animadora, como artista o como docente?
R: Como un poco de todo. Como un hombre del Renacimiento.
Sin embargo, ese ideal de persona que domina gran número de materias hoy en día
es difícil de encontrar, entre otras cosas porque los campos del conocimiento
están mucho más expandidos. Soy una investigadora en animación que sabe
dibujar. Soy una animadora que sabe pintar retrato. Soy una pintora que
escribe. Soy una profesora que además edita una revista. Cada vez hago más
cosas, y con frecuencia se retroalimentan entre sí.
P: Fíjate que hablas
de hombre del Renacimiento, pero ese ideal de la cultura integral seguramente lo compartieron y lo llevaron
también a la práctica algunas mujeres ilustres, aunque la Historia en clave
masculina nos ha escamoteado sus nombres. Les enseñaron los fundamentos del
saber de su época pero solo les dejaron reflexionar sobre ellos a puerta
cerrada. En otro orden de cosas, ¿cuáles son tus influencias artísticas más directas en
pintura y en animación. ¿Te adscribirías
a alguna escuela o corriente?
R: Una cosa son las preferencias o gustos, que pueden ser
muy amplios, y otra lo que realmente evocas cuando trabajas. A mí me gusta
mucho Bacon, pero no pinto como él. Me gustan Vermeer, Velázquez, Goya,
Sorolla, Sargent, Boldini... De los dos últimos hay ecos en "Retrato de
D.", pero también de Dix y Munch.
Sería difícil hablar de una sola corriente, pero en pintura, lo mío es el
realismo.
Naturalmente, los animadores que más admiro también
confiesan influencias pictóricas: Joanna Quinn admira a Goya y Daumier; Georges
Schwizgebel es un gran entendido del arte clásico; y luego están los que tienen
influencias literarias, como Raimund Krumme o Gil Alkabetz. Uno de los
narradores en animación que más admiro es Priit Pärn: sus películas son como
puzles, utilizando líneas temporales discontinuas, relaciones enigmáticas entre
los personajes, objetos con significado poderoso… Todos estos elementos cobran
sentido al final del filme, cuando las distintas líneas o personajes se reúnen. Priit Pärn vino en el
año 2000 a darnos un curso a la UPV, y de ahí salió mi primer corto que puedo
considerar personal: “La pantera de Rilke”, que fue mi trabajo fin de carrera.
P: ¿Cómo vives cada nuevo
proyecto fílmico desde su concepción
hasta la postproducción? Por poner el símil
de los buenos novelistas, se entregan a la historia antes de comenzar
a escribir con una documentación y ambientación exhaustivas,
durante la elaboración dejan un poco que
los personajes cobren vida y se muevan por sí solos, y después suelen decir que se quedan como
vacíos, hasta que recuperan otro proyecto que llena el hueco. ¿Te pasa a ti
algo parecido y cómo lo explicarías?
Simplificando, la respuesta es que no, no me quedo vacía.
Siempre hay más proyectos detrás, ideas que recolectas y almacenas, y que
esperan el momento oportuno para madurar y salir fuera. Mi proyecto actual lo
tengo en mente desde 2002. Le ha costado tomar forma.
Como no soy una realizadora profesional que tenga que vivir
de esto y trabaje ocho o diez horas diarias en lo mismo, mis procesos de
creación son muy lentos, y a veces, casuales. Es uno de los problemas de la
dispersión. "El gato baila con su
sombra" surgió de una observación casual: una vez mi marido y yo vimos un
gatito haciendo monerías frente a un foco, donde se reflejaba su sombra. Un
señor sudamericano que por allí pasaba dijo, "con su sombra juega".
Esta idea me llevó a la escena de "Carmen la de Triana", de Florián
Rey (1937), donde Carmen, en un anticipo de su fatalidad, baila con su sombra
proyectada en la pared. Ahí estaba todo. Pero el proceso creativo propiamente
dicho lo hicieron otros, la animación de las secuencias. Yo me ocupé de la
parte conceptual, de coordinar el proyecto y de darle forma final. "El
gato" es una excepción.
"La flor carnívora" partía de una idea muy loca:
la de unas piernas transformándose en tijeras y cortando la cabeza del amante
durante el coito. A veces se me ocurren esas cosas. Atesoré esa idea durante
años y poco a poco se transformó en relato, introduciendo nuevos elementos que
iba recolectando mentalmente, como la sombra dibujada (la leyenda griega acerca
del origen del retrato: la hija de Butades trazando el perfil proyectado de su
amado antes de que parta a la guerra), la escena de la fotografía en la playa
(la manía de hacerse las mismas fotos con distintas novias que tienen algunas personas ), el boliche de la
cama que siempre se cae, incluso la escena de la tijereta que sale la coliflor:
eso lo introduje en el último momento, con la animación ya casi acabada, porque
necesitaba una escena de tensión a mitad del segundo acto. Muchos ven en esta
escena un símbolo de la obsesión de la protagonista por el hombre que no
regresa (como si fuera un gusano en el cerebro), pero lo cierto es que lo de la
tijereta me había pasado de verdad, en la cocina.
Y luego hay una serie de imágenes recurrentes que una las
pone no por ahorrar trabajo, sino porque intuyes que te están diciendo algo: el
caminado subjetivo (el plano de los pies que caminan) se repite en
"Retrato de D." y el "La flor", así como las formas
circulares, con historias que empiezan por el final.
P: Pensando en una persona lega, ¿cómo le explicarías el
tipo de animación que tú haces frente a los dibujitos de la tele?
R: Los dibujitos de la tele proceden de un entramado
comercial organizado en productoras, donde existe división del trabajo,
múltiples perfiles profesionales, supervisiones a muchos niveles, subcontratas
en Asia, fechas de entrega, y sueldos.
Por el contrario, el animador independiente es un freelance
que hace la peli que él quiere ver. Se pone sus objetivos y los cumple en un
plazo accesible: un corto puede costar un año o dos de trabajo, incluso
contando con un pequeño equipo. Yo suelo recurrir a un ayudante para la
animación, y otro para la postproducción (trabajo de ordenador). Y desde hace
pocos años, cuento con un músico genial: Armando Bernabeu Lorenzo.
Luego, dependiendo del formato final, puedes necesitar
recurrir a compañías que te hacen la impresión de la película en 35mm y un
técnico de sonido que te arregla la banda sonora.
Ver uno de estos cortos es más difícil que ver una serie. Su
medio de difusión son los festivales, porque no se suelen ver en salas
comerciales. Si consigues una venta, suele ser para televisión, y los cortos
son una cosa bastante excéntrica y que no suele estar destinado a todos los
públicos, por lo que suelen ir confinados a programas culturales que empiezan a
las 12 de la noche. En mi caso, “Ficcionari” en Punt 2. Es gracioso cuando
enciendo la tele y de repente la están poniendo.
P: ¿Consideras tu
reciente retorno al retrato una nueva
etapa en tu trayectoria?
R: Una etapa
interrumpida por el embarazo (no se puede pintar al óleo), pero yo diría que sí.
El trabajo de bloc de bocetos es la prueba más evidente de ello. Lo retomé en
Palermo por puro aburrimiento, en septiembre
de 2011, y de repente me encontraba haciendo lo que mejor se me daba, rodeada
de una "tribu" de personas entusiastas que aprendían viéndome dibujar
y que querían ser retratados. Fue fenomenal. Cuando suceden así las cosas, todo
es posible. Pero cuando conseguir un boceto de alguien se convierte en una
situación forzada, ya no puedes dibujar más.
P: ¿Crees que hay un
estilo mujer para la creación artística y si está esa huella femenina en tu
obra?
R: Pues es un punto de vista del que, como creadora, huyo
con todas mis fuerzas, pero suele emerger a veces: "La flor carnívora"
es una obra muy femenina, muy personal, pero me decanto más por el otro yo con
voz masculina (“Retrato de D.”). "El gato", confrontado con el perro,
era también una figura femenina.
Muchos teóricos y aficionados al cine creen sin duda que
existe ese estilo mujer que mencionas, y que suele estar asociado al trabajo
independiente, a trabajar con otras mujeres, etc. Yo he tratado un poco este
tema aquí:
http://www.academia.edu/3855639/A_Film_of_Ones_Own_The_Animated_Self-Portraits_of_Young_Contemporary_Female_Animators
P: ¿Consideras que
hay algún hilo conductor entre tus películas?
R: Puede haberlo. Como he dicho antes, hay imágenes
recurrentes, e incluso ideas que me guardo de una película a otra. Creo que hay
una obsesión por la identidad: el "yo" de Nowan a través del retrato
vampírico (en el cual se convierte), el "tú" amoroso que se
metamorfosea en "La flor", y en mi proyecto actual, el
"ello", lo desconocido e innombrable. Todos los intentos del
conocimiento están condenados a fracasar. Y también son historias que tienen
que ver con el tiempo, lo que creo que es muy coppoliano.
Enlaces de acceso:
Link a “La pantera de
Rilke”, ilustración visual del poema de Rainer Maria Rilke: https://vimeo.com/8410614
Link a “Retrato de
D.”, la historia de un pintor que vendió su alma para alcanzar la gloria
artística:
Link a “La flor
carnívora”, una historia del amor y
la soledad femenina:
https://vimeo.com/3941739
No está en youtube
Link al proyecto colectivo
“El gato baila con su sombra”
http://www.youtube.com/watch?v=oeN94ITdLdE
La versión definitiva está en vimeo: http://vimeo.com/39226286
También podéis visitar su web: