¿Quién soy yo? ¿Cómo soy? ¿Acaso no somos lo que los demás ven en nosotros, esa amalgama que arrastramos toda la vida sin saber nunca en qué consiste? Son los demás los que nos forman y nos conforman, los que sostienen nuestra imagen: con ellos vivimos y somos, y con ellos moriremos cuando mueran, o desapareceremos cuando su memoria se desvanezca o nos alcance su desprecio. Pero aún así, yo me niego a rendirme a la evidencia y quiero creer que sé quién soy y cómo soy.
Sé que soy pelirroja y mido un metro setenta, que tengo los ojos claros y la piel de lagartija, que jamás llevo anillos ni etiquetas, que me encantan los sombreros. Sé que me gusta beber y bailar y que mi expectación no tiene límites. Tampoco mi irritabilidad, tan intensa a veces como el temblor ante lo que amo. Sé defender una forma de vivir, de pensar y de ser pero no creo en los valores universales y eternos, ni en la moral natural, ni le veo el sentido a perder la vida por Dios, la patria o el deber u otras formas más modernas de dominar las conciencias. Pertenezco a la reserva de quienes sólo izarían banderas si estuvieran prohibidas, y sin embargo tengo la lágrima fácil y cualquier gesta intrascendente, cualquier estúpida heroicidad me hace llorar. Me merecen respeto muy pocas personas, admiración bastantes y ternura la mayoría. Desprecio a los traidorzuelos, a los vanidosos, a los fatuos, a los dogmáticos. El mundo me desconcierta porque no sé qué puedo hacer por paliar tanta doblez y tanto dolor y porque cada vez queda menos espacio para la libertad. No me da miedo la oscuridad pero sí las multitudes. Detesto el acordeón y el doblaje; soy intransigente y vulnerable; me gustan el desierto y la selva, los canales y el mar, la lluvia y la sequía, el frío y el calor, la música de cámara, la ciudad, las sábanas de hilo, las moras negras y el arroz a banda. Me emocionan más los árboles que los gatos. Anhelo igualmente la fiesta y el silencio. Me enternecen los susurros y me abruman los lamentos. Arrastro como todos mi pasado y sé que el día de mañana ya es hoy. No recuerdo haberme aburrido jamás quizá porque busco en el exceso la solución a las causas imposibles. Y sólo quisiera volver a los veinte años para andar día y noche en minifalda.
Rosa Regàs
Rosa Regàs Pagés (Barcelona, 11 de noviembre de 1933-17 de julio de 2024), es una escritora española, exdirectora General de la Biblioteca Nacional de España (2004-2007).
Pasó la Guerra Civil en Francia hasta su conclusión cuando ella tenía 6 años. A su vuelta, ingresó en un internado. Estudió Filosofía y Letras y se licenció en la especialidad de Filosofía por la Universidad de Barcelona. Trabajó en la editorial Seix Barral de 1964 a 1970, año en el que funda la editorial La Gaya Ciencia, y las revistas Arquitecturas Bis y Cuadernos de la Gaya Ciencia (1976). Es madre de 5 hijos.
De 1983 a 1994 ofreció sus servicios como traductora independiente a organizaciones de las Naciones Unidas en Ginebra, Nueva York, Nairobi, Washington, París, etc.
El 18 de noviembre de 2005 recibió la Orden de la Legión de Honor de la República Francesa en grado de Chevalier. El 30 de noviembre de 2005 la Generalidad de Cataluña le concedió la Cruz de San Jordi.
En 1987, a propuesta de Carlos Trías Sagnier, que entonces dirigía la colección "Ciudades" a Ediciones Destino, escribió Ginebra, un ensayo sobre la capital calvinista del lago Lemán y sus peculiares habitantes.
En 1991 publicó Memoria de Almator, su primera novela, en la cual una mujer extremadamente protegida por su padre, su marido y su amante acaba tomando las riendas de su vida. En 1994 ganó el Premio Nadal con la novela Azul, una historia de amor y de mar que le abrió las puertas al gran público. Le siguieron Viaje a la luz del Cham (1995), narración de la estancia de la escritora en Siria, y Luna Lunera (1999), novela de estilo autobiográfico que transcurre en Barcelona durante la postguerra y por la cual le fue otorgado el Premio Ciudad de Barcelona de Narrativa.
El año 2001, ganó la 50ª edición del Premio Planeta con una novela de intriga, La Canción de Dorotea, en que se narran los descubrimientos que una profesora de biología molecular hace en una casa de campo que había heredado de su padre. Desde entonces ha publicado diversas obras, entre las que destaca Diario de una abuela de verano, que fue adaptada a televisión en una serie del mismo título.
Desde principio de los noventa colabora regularmente en diarios y revistas con sus artículos, además de su trabajo como conferenciante y activista en movimientos solidarios y reivindicativos de los derechos humanos.
En 1994 fue nombrada Directora del Ateneo Americano de la Casa de América de Madrid, cargo del que dimitió en mayo de 1998.
El 14 de mayo de 2004 fue nombrada Directora General de la Biblioteca Nacional de España por la Ministra de Cultura, Carmen Calvo. Como directora general de la Biblioteca Nacional de España, cargo que ocupó desde 2004 hasta 2007, desarrolló un plan estratégico basado en 6 líneas:
-Convertir la Biblioteca Nacional en un lugar de encuentro cultural de todos los ciudadanos.
-Reforzar el acceso a los recursos de información especializados necesarios para el estudio y la investigación, y reforzar los servicios a los usuarios.
-Analizar y planificar la gestión de las colecciones de la biblioteca.
-Promover la actuación de la biblioteca en todos los ámbitos profesionales.
-Liderar proyectos de innovación en el ámbito profesional.
-Desarrollar el mejor modelo organizativo para el cumplimiento de las funciones de la biblioteca.
De entre los resultados obtenidos se pueden citar la creación de la Biblioteca Digital Hispánica, la creación de una sala multimedia con acceso a los fondos digitales, la creación del Museo de la Biblioteca Nacional, se dio un nuevo impulso a las actividades y actos culturales, además de reforzar la estructura de gestión. La nueva política de apertura al público comportó la duplicación de visitantes y un crecimiento de un 300% de carnés en el 2006.
Dimitió en agosto de 2007 por diferencias profundas con el poder. A pesar de ello, Rosa Regàs se siente muy orgullosa del ímprobo trabajo de modernización que junto con su equipo realizó en la Biblioteca Nacional de España en esos tres años.
."La sociedad no se puede permitir tener ciudadanas esclavas"
Después de haber dado vida a un sinfín de personajes femeninos, la escritora Rosa Regàs (Barcelona, 1933) acaba de publicar ( dic 2011) su primer ensayo sobre la desigualdad de género. La desgracia de ser mujer (Ara Llibres) es un manual para "saber mirar" y reconocer las "afrentas" que reciben las mujeres sólo por ser mujeres. Situaciones que no se libran de la crítica de Regàs, que, declarada feminista sin pelos en la lengua, advierte: "Soy una anciana y ya puedo decir lo que me dé la gana".
Su libro es un toque de atención sobre los múltiples "tormentos" que sufren las mujeres. ¿La sociedad es consciente de ello?
"Las niñas han sido educadas por madres que, aunque no lo saben, son machistas"
Somos conscientes de las desigualdades, pero nos hemos acostumbrado a ellas. Aún sigue pegando el discurso de que las mujeres ya hemos conseguido mucho más de lo que esperábamos y nos hemos vuelto poco luchadores ante las injusticias.
Injusticias como la desigualdad salarial o el "techo de acero", como usted lo llama.
La desigualdad en el trabajo es muy fuerte. Hay hombres que no contratan a mujeres porque piensan que rinden menos, pero se lo inventan. Y hay quienes sí contratan a mujeres, pero se inventan la división en categorías para meterlas a ellas en las más bajas para que cobren menos, aunque realicen el mismo trabajo que sus compañeros.
¿Por eso está a favor de las cuotas de paridad?
Estoy a favor de las cuotas de paridad porque está todo tan lleno de hombres desde hace tantos siglos que las mujeres necesitan un impulso, por ejemplo, para acceder a las altas esferas de los partidos políticos. Además, para los que dicen que puede que se quite un puesto a un hombre válido para dárselo a una mujer tonta les diré que llevamos tantos años con hombres tontos que porque haya una mujer tonta tampoco pasará nada, ¿no?
Usted ha experimentado en varias ocasiones lo que es ocupar un alto cargo. ¿Alguna vez ha sentido discriminación?
Sí sufrí discriminaciones pequeñas, de esas que todas sabemos lo que son, aunque pasan como si no fuera nada. Pero no les di la menor importancia. Me considero una privilegiada; si cuento los elogios que me han dedicado, superan con creces a esas pequeñas cosas. Pero somos nosotras, las privilegiadas, las que tenemos la posibilidad de dar voz a quienes no la tienen.
"Los derechos de las mujeres los controlan los hombres que hacen las leyes" ¿Como las víctimas de violencia de género que no tienen protección de la Justicia?
Sí, porque los derechos de las mujeres están siempre controlados por los hombres, que son los que hacen las leyes. Y como te toque un juez como Del Olmo...
¿El fin de la violencia está en manos de los jueces?
No sólo los jueces tienen que implicarse en la lucha, sino todos los hombres. Es muy curioso: si organizas una manifestación contra la pobreza, hay hombres y mujeres, pero si organizas una contra la violencia de género, el 99% son mujeres. ¡Como si a los hombres no les tocara este problema! Necesitamos que el delito sea reconocido en el corazón de la gente, y no sólo en las leyes, porque las leyes no se cumplen. Y la sociedad aún piensa "alguna cosa habrá hecho" o "esto siempre ha sido así".
¿Significa eso que vivimos en una sociedad machista?
La sociedad sigue siendo machista por culpa de las religiones, que aún exigen que la mujer esté sometida al hombre. Por ejemplo, la Iglesia no deja que las mujeres sean minitras de dios, y fíjese que ellos no son impuros nunca, pueden ir de putas todo lo que quieran, que las impuras son las putas.
¿Cree que las jóvenes han recibido esa herencia?
Las niñas han sido educadas por madres que, aunque no lo saben, son machistas. Todavía muchas mujeres creen que su realización está en ser "el ángel del hogar" y no se dan cuenta de que esa idea de amor romántico las lleva a ponerse al servicio de los hombres. Y eso es perjudicial para todos: la sociedad no puede permitirse el lujo de tener ciudadanas esclavas.
¿Qué hace falta para cambiar esta situación?
Educación. Desde la escuela, la familia y los medios. Hay que llamar la atención del nuevo Gobierno del PP para que se den cuenta de que la igualdad también repercutirá a favor de ellos. Y necesitamos muchos más hombres que ayuden a luchar contra una lacra que, desde 2003, ha costado la vida de más de 600 mujeres.
Periódico PUBLICO - PAULA DÍAZ MADRID 26/12/2011http://rosaregas.net/nota/index.php
http://femmesdesdeuxrives.blogspot.com/2011/12/la-sociedad-no-se-puede-permitir-tener.html
http://www.casadellibro.com/libros-ebooks/rosa-regas/17940
http://rosaregas.net/nota/index.php
http://www.rosaregas.net/libros/ficha.php?id_libro=28
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