Ayer tuvimos un taller en el mercado Urbina, situado en la ciudad de Ambato, Tungurahua . Se trata de una campaña que junto con el Municipio, La cooperación alemana GIZ, con los órganos rectores de los mercado viene dando de forma voluntaria El Comité provincial de mujeres de la provincia con el nombre de " De yapa una sonrisa "
Al taller acudieron mujeres de distintas edades mas alguna niña y niño que andaba por allá, y un hombre, hijo de una de las mujeres .
Fue un taller especial, porque como sabíamos del tremendo trabajo de estas mujeres, quisimos que nos contaran una a una que hacían, y cuanto tiempo estaban en el mercado. Fue curioso ver como mujeres que se conocen de siempre se escuchan unas a otras con respeto durante un buen rato.
Una nos contó que se levantaba a las cuatro y media de la mañana, otras que dedican más de 12 horas al mercado ya desde hace años. Casi todas tenían hijos e hijas desde 7 hasta uno y las había casadas, solteras y viudas. Muchas de ellas venían al mercado de lejos y para poder verse con sus hijas e hijos ellas y ellos debían venir al mercado. Una nos dijo del matrimonio temprano de su hija de 15 años.
Raras veces no pueden ir al mercado, practicamente solo cuando están enfermas ellas o algún ser querido. Es casi su primera casa y como la rentabilidad del negocio no es grande alargan el trabajo hasta el domingo cerrando a las 3 de la tarde .
No tuvimos que decirle los tipos de violencia, los sabían bien. saben que esta a su alrededor, no les es lejana.
Curiosamente su interpretación frente al ciclo de la violencia, en el caso de un grupo fue distinta a todas las que antes se habían dado. Comenzaban ya con el hombre enfadado y uraño al que la mujer finalmente ayudaba, después incluso de haberla violentado físicamente, a comportarse y a llevarle flores. Son una salvadoras estas mujeres que ven al otro ya enfadado y medio agresivo y le ayudan a ser mejor. Para nosotras son una heroínas que ponen en riesgo su salud en jornadas interminables de trabajo, en partos, en cuidados, y que sin embargo, hoy por hoy. y esperamos que por poco tiempo, no son tratadas como ciudadanas de primera con todos los servicios a su alcance.
Esperamos haberlas hecho reflexionar sobre todas sus virtudes, sus aportes sociales y que sean capaces de no aceptar la violencia contra ellas ni contra las personas que están a su alrededor y pongan su grano de arena en la educación de sus hijas, hijos, nietas y nietos para que estos talleres pasen a ser de baile.
Asistir a este tipo de talleres debe de ser muy interesante, creo que aprendería mucho de estas mujeres maravillosas que le ponen la cara diariamente a todo tipo de adversidades; comenzando muchas veces por el marido violento y recalcitrante al que deben de domesticar para poder seguir con la familia adelante.
ResponderEliminarBerta Lucía Estrada
los cambios sociales que requiere la igualdad no son tomados en cuenta y desgraciadamente estos talleres son cortos y aunque se genera mucha empatia, no nos da tiempo a demasiadas confidencias. Personalmente me conformaria con que se vean mujeres valiosas, ciudadanas de primera , frente a las que toda la violencia deberia estar prohibida .
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