El 28 de mayo, Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, las activistas a favor de los derechos de las mujeres y sus aliados abogarán en todo el mundo por la salud integral y el bienestar de las mujeres, en especial por el cumplimiento de los derechos a la salud sexual y salud reproductiva, SSYSR. Este 28 de mayo, haremos un llamado a los gobiernos del mundo entero para que respeten, protejan y cumplan con los derechos a la salud, la dignidad y la integridad corporal de todas las mujeres, y para que eliminen TODAS las formas de violencia contra ellas.
Los gobiernos de todo el mundo están definendo en estos momentos la Agenda de Desarrollo Post-2015 que incluirá una serie de objetivos de desarrollo sostenible (ODS), que serán la referencia para las políticas de desarrollo internacionales, las prioridades y la financiación para los próximos 15 años. A través de éste y otros procesos recientes de revisión global, la violencia contra las mujeres ha recibido justamente, la debida atención por parte de gobiernos e instituciones de las Naciones Unidas como "una de las formas más predominantes de violaciones a los derechos humanos en el mundo entero," limitando la realización del potencial de las mujeres e impidiendo el desarrollo sostenible. Sin embargo, una forma de violencia, de la cual son víctimas las mujeres y las niñas cuando son jóvenes, solteras, pobres, afectadas por el VIH, de diversa orientación sexual o identidad de género, con discapacidad, o en otras situaciones vulnerables, continúa incontrolada e ignorada: la violencia institucional. Todas ellas son víctimas cuando se les niega el derecho a la salud y el acceso a los servicios de salud sexual y salud reproductiva.
Tradicionalmente se ha pensado que la "violencia institucional" o la violencia por parte del Estado, ocurre principalmente en circunstancias extremas de conflicto, desastre y crisis económicas. Tal como lo define la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer de las Naciones Unidas de 1993, la cual incluye, "violencia física, sexual y psicológica perpetrada o justificada por el Estado o sus agentes, sin importar dónde ocurre.” Con esta definición en mente, los casos de violencia y discriminación que resultan de la violación del derecho de las mujeres a la salud sexual y reproductiva son demasiado comunes y generalizados, como por ejemplo:
● La negación al derecho de acceso a servicios de aborto seguros y legales, lo que mediante leyes de aborto restrictivas fuerza a las mujeres a llevar a término un embarazo no deseado, incluso cuando pone su salud y su vida en riesgo, o incluso en casos de violación o incesto, sometiéndolas a un trato cruel, inhumano y degradante, en especial si las mujeres luego son consideradas criminales y puestas en prisión
● La esterilización o el aborto forzado u obligado, como muy a menudo les sucede a las mujeres que viven con VIH, mujeres con discapacidades, individuos de diversa orientación sexual e identidad de género, entre otras;
● Violencia obstétrica, discriminación y negación de atención médica a mujeres embarazadas, en especial si son solteras y/o no están casadas, forzándolas a llevar a término su embarazo y/o parto en condiciones inseguras y que ponen en riesgo la vida;
● La negación del acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva integrales a la gente joven, en especial la negación del acceso a anticonceptivos de emergencia aún en casos de violación, y que en consecuencia obligan a las mujeres jóvenes y las niñas a llevar un embarazo en la adolescencia, repotenciando la violencia de la cual ya han sido víctimas.
Los Estados son responsables de dichas violaciones cuando justifican o perpetúan la desigualdad de género y las normas patriarcales; cuando ratifican leyes arcaícas y restrictivas y cuando sancionan actitudes negativas y/u obstruyen, retienen, o niegan acceso a servicios e información sobre salud sexual y salud reproductiva. Al hacerlo, los Estados están ignorando sus obligaciones bajo las leyes internacionales de derechos humanos de respetar, proteger y cumplir con los derechos de las mujeres a la salud sexual y salud reproductiva, libre de discriminación y violencia.
Este 28 de mayo debemos recordarles a los gobiernos del mundo entero que#LaSaludDeLasMujeresImporta (#WomensHealthMatters), y asegurarnos de que que los líderes asuman su responsabilidad y compromiso con respecto a los derechos a la salud sexual y reproductiva para que se mantengan o se fortalezcan en los esfuerzos de desarrollos futuros.
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