La niña suele ser objeto de la discriminación desde las primeras etapas de su vida, a lo largo de la infancia hasta cuando llega a la edad adulta. Su situación de inferioridad se refleja en la negación de sus derechos y necesidades fundamentales y en actitudes y prácticas tan dañinas como la preferencia de los hijos varones, el matrimonio precoz, la mutilación genital, el abuso doméstico, el incesto, la explotación sexual, la discriminación, una menor cantidad de alimentos y un menor acceso a la educación.
En reconocimiento del hecho de que en muchos países, tanto desarrollados como en desarrollo, la situación de la niña es considerablemente peor que la del niño, la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, identificó la persistente discriminación contra la niña y la violación de sus derechos como una de las 12 esferas de especial preocupación que requerían la atención urgente de los gobiernos y la comunidad internacional.
Durante su 42º período de sesiones, celebrado en 1998, la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas recomendó que se adoptaran medidas adicionales para proteger y potenciar el papel de la niña. Entre las conclusiones convenidas del período de sesiones había medidas orientadas a impedir y erradicar la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de los niños en la pornografía, así como medidas encaminadas a posibilitar que las niñas, incluidas las niñas embarazadas y las madres adolescentes, continuaran su educación.
Educación
En general, el promedio de asistencia de la niña a la escuela es inferior al del niño. Una de las principales razones por las que muchas niñas no asisten a la escuela es la carga de trabajo que tienen en el seno de la familia y fuera de la familia. A menudo se retiene a las niñas en el hogar para que ayuden a la familia, porque no se reconoce el valor social y económico de educar a las niñas. Es un hecho poco conocido que entre los niños del mundo cuyo trabajo se explota el número de niñas es mayor que el de niños.
Sin acceso a la educación, las niñas se ven privadas de los conocimientos y las habilidades necesarias para mejorar su situación. Educando a las niñas, las sociedades se benefician económicamente. Además, las madres que han recibido una educación suelen tener familias más pequeñas, con niños más sanos y mejor educados.
En los últimos años muchos gobiernos han informado de las medidas que han adoptado para crear un entorno positivo para las niñas de manera que puedan desarrollar plenamente sus posibilidades como ciudadanas.
Salud
En épocas de disminución de los recursos alimentarios, las niñas y las madres suelen ser las últimas en alimentarse, lo que hace que su dieta sea baja en calorías y proteínas. Unos 450 millones de mujeres en los países en desarrollo son raquíticas como resultado de la malnutrición proteínico-energética. Las carencias de yodo y de hierro también tienen consecuencias importantes para las embarazadas y sus hijos.
Se ha registrado un aumento alarmante en el número de niñas infectadas con el VIH. Las adolescentes tienen un alto riesgo de contraer el VIH porque su baja condición social a menudo ejerce presión sobre ellas de manera que se ven forzadas a tener relaciones sexuales sin protección. La sensibilización respecto de la necesidad de suministrar información, orientación y servicios a las adolescentes en relación con las enfermedades de transmisión sexual, así como la salud reproductiva y sexual, es cada vez mayor.
Violencia contra la niña
La violencia contra la niña y contra la mujer sigue siendo un problema persistente que adopta muchas formas, incluidas la explotación y el abuso sexuales, la violación, el incesto, la prostitución, la utilización de niños en la pornografía, la trata de niños, y prácticas tradicionales dañinas como la mutilación genital de las niñas y las mujeres.
Las estadísticas revelan que es necesario adoptar medidas urgentes. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP), se estima que entre 85 y 114 millones de mujeres y niñas, la mayoría de las cuales vive en África, el Oriente Medio y Asia, han sido víctimas de la mutilación genital. Según estimaciones de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la trata de mujeres y niñas, la mayoría de las veces con fines de explotación sexual, genera hasta 8.000 millones de dólares por año.
Igualdad de derechos para las niñas
Las niñas suelen ser consideradas inferiores a los niños, tanto en el seno del hogar como en la sociedad en su conjunto. Se les enseña a ponerse siempre en el último lugar, con lo que se menoscaba su confianza en sí mismas y su capacidad para alcanzar el pleno desarrollo de sus posibilidades como seres humanos.
Cuando se impide que una niña asista a la escuela o cuando el cansancio derivado de la carga de trabajo que tiene en su casa le impide prestar atención a la clase, se le está negando su derecho a la educación. Cuando una niña lleva el peso de las responsabilidades en las tareas del hogar mientras su hermano estudia, juega o se dedica a sus intereses o pasatiempos, se la está discriminando.
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