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jueves, 16 de junio de 2016

Trina Mercader poeta


Trinidad Sánchez Mercader (24 de marzo de 1919, Alicante – 18 de abril de 1984, Granada), conocida en el mundo de la poesía y de las revistas literarias como Trina Mercader fue una poeta española y fundadora y directora de la revista literaria Al-Motamid​.

Llegada la posguerra, que trajo consigo necesidades y penurias, situación difícil para todos, pero especialmente para una joven dinámica, culta y con la natural ambición de llegar a ser una periodista “libre”, dejó su tierra natal y se marchó a Larache (Marruecos) en 1940, junto a su madre.
 Trina se enamoró de la ciudad que por entonces, estaba en plena efervescencia; le atrajo y sorprendió el sistema de convivencia intercultural que allí se vivía, su luz, sus jardines y el mar Atlántico. Inmediatamente, comprendió que era aquí donde quería vivir. Consiguió un puesto de trabajo en la Junta Municipal. Su cultura y simpatía, pronto le hacieron merecedora del aprecio de todos.
     Su vida discurrió de forma apacible y esto le permitió continuar su formación, que desde el comienzo fue autodidacta. Mucho tuvieron que ver las relaciones con intelectuales de la zona del Protectorado Español,.
    Trina padecía una enfermedad en la piel, y ella era consciente de la gravedad que vivía, esto hizo que se involucrara, cada vez más, en su trabajo, tratando de enmascarar sus miedos. Fue una mujer que necesitó estar siempre en activo. Por tanto, se marchó a Tetuán y escribió su primer poemario con el seudónimo de Tímida, Pequeños poemas (1944).
    Impulsó la salida de la revista Al-Motamid. Versos y prosa (1947-1956), de la que fue directora, junto con la colección de poesía “Itimad”, donde publicó su segundo poemario Tiempo a salvo (1956).
     Ya en 1956,  Trina decidió trasladarse a Granada. Allí continuó escribiendo poesía aunque cada vez más sus colaboraciones tendieron a desaparecer y sólo el interés de unos pocos amigos que  la animaron a publicar; muestra de ello es el último poemario publicado, Sonetos ascéticos (1971).
    Murió en 1984. Decidió que todo lo que ella poseía lo legaba a la “familia” granadina que la cuidó con tanto cariño, durante tantos años.




  Desde lejos,
me están avisando a gritos:
que no vaya, que no venga,
que no me mueva del sitio.

     Que es aquí
donde nacerán los lirios.

     Aquí,
conmigo.

     Y me miro.
Y este sembrado que soy
apenas está movido.
Apenas asoma el aire
la promesa de los trigos.

     Y quiero andar. Y de nuevo
las voces que el aire trae
me están gritando lo mismo:

     que no vaya, que no venga,
que no me mueva del mundo
que estoy sosteniendo en vilo.

.::
 
     Mayo de los amantes,
madurador de labios, nuevo fruto,
cómo rebosa el agua de mis ojos en sombra
por donde las estrellas calan en lo profundo.

     Mi voz está volcando
su cesto de manzanas en júbilo.

     Tacto de la caricia,
mira cómo renace la yerba en mis dedos.

     Y este ritmo en desorden que el corazón ordena,
pone en fuga las aves del desnudo en que bebes
agua ciega del beso : verbo mudo.

     Mayo de los amantes,
enamoradamente te descubro.

.::

     Sobresaltada la lengua,
¿quién va a decidir el hallazgo?

     Una vocación de síes
está inundando el espacio.

     Carne de fe, sangre nueva
contra todos los escarnios,
afirma otra vez en pie
la alegría de sus tallos.

     Un brote que nadie quiso,
que nadie esperaba, canto.

     Vocación afirmativa
–carne y sangre del hallazgo–
no hay muerte para morir
lo que está resucitando.

     Que nadie diga que no,
que está el alma a flor de piel
naciendo de su milagro.

---
Tomado de POESÍA femenina española (1939-1950) ANTOLOGÍA de Carmen Conde. Libro Clásico Bruguera, Barcelona, España, 1967


Un día, hace muchos años, Trina mete cuidadosamente en un sobre unos manuscritos con un compendio de sus relatos y poemas, va a Correos y certifica el envío. Adjunta va una carta dirigida a un escritor de cierta fama, profesor en la Universidad. En ella le ruega tenga a bien leer sus trabajos y, después, dar su veredicto. El hombre sí contestó, al cabo de dos meses y con una amarga crítica condenatoria: los relatos resultan tímidos y pueriles; los poemas, desalentadoramente incultos. Lectura oportuna sólo para mujeres. Al mismo tiempo le brinda con indiscutible malicia un consejo: “No persiga una quimera inútil, dedique sus horas a labores de zurcido y a trabajar entre fogones y pucheros, deberes propios de una fémina, deje las inquietudes intelectuales para los hombres. Una mujer con ideas propias equivale a un montón de despropósitos. De esto no hay duda alguna.”

Ante esta condena, Trina llora; de rabia, de humillación. Se siente herida y al mismo tiempo conmovida por todas las mujeres y en vez de encerrarse en un mundo de silencio y de resignación, decide continuar escribiendo incesante e intensamente como medio para luchar contra las injustas marginaciones.  (Alicia González Díaz –  Granada, 1984)


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http://internatural.blogspot.com.es/2015/02/tres-poemas-de-trina-mercader-alicante.html
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http://www.fundacionjorgeguillen.com/fondo-documental.php?id=000000002D

3 comentarios:

  1. Soy de Torrevieja, tengo 52 años y nunca había oído hablar de que tuviéramos una poeta de renombre viviendo fuera de nuestro pueblo. El silencio y el olvido llegan a veces a ser aterradores. La carta que atenazó sus ilusiones es aterradora. Gracias por revelar todos estos datos.

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    1. Gracias Encarna, justo lo apasionante de este difundir historias es conocer la vida de estas mujeres extraordinarias olvidadas que son multitud.

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  2. Trina fue una mujer valiente, adelantada para su época y la situación política en pleno Protectorado español en Marruecos. La poesía la ayudó a superar tantas dificultades. Hay que recorrer la historia de su revista "Al-Motamid. Verso y Prosa" para valorar su esfuerzo. Merece un homenaje en Granada y en Tetuán donde los poetas marroquíes conocieron su obra.

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HH

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