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sábado, 18 de junio de 2016

Vivian Camacho por una salud contrahegemónica



“¿Saben lo que significa bruja?”, pregunta Vivian Camacho, nacida en Cochabamba, médica cirujana especializada en Bélgica. “Viene de la palabra neerlandesa ‘brug’: quiere decir ‘puente’. 

No entendía qué hacía trasplantando hígados en Bélgica. Su especialización la había llevado hasta allí pero Vivian Camacho se preguntó “¿cuándo voy a hacer yo trasplantes de hígado en Bolivia?” Se conectó con las parteras de aquel país y vio que eran respetadas y reconocidas y volvió a preguntarse: ¿esto sí es importante para nuestras mujeres en Bolivia y en Latinoamérica? Así que Vivian se empeñó en estudiar y aprender experiencias del parto donde el saber femenino tiene el rol protagónico.

Ahora, como en otras partes del mundo, pronuncia su ponencia vestida con la ropa de sus abuelas cochalas (pollera a la rodilla, blusa bordada, sombrero y trenzas y una chuspita de colores que cuelga): dice que así sana sus heridas, las de aquellas ancianas que padecieron la discriminación y el racismo. Vivian tiene el don de la palabra ágil y conmovedora, pero se ayuda con imágenes que proyecta en un powerpoint. Usa a cada rato la palabra científica, un poco para poner en conexión el lenguaje de los saberes ancestrales con el de un paradigma alternativo de la medicina que ella llama cuanticoholográfico, otro poco para señalar que la sabiduría femenina, la que se teje en comunidades de mujeres cuidadoras, no tiene nada que envidiarle (y sí mucho que pelearle) al conocimiento académico.

Vivian plantea desde el vamos la interculturalidad contrahegemónica. “Cuidado porque interculturalidad es una palabrita que les gusta a muchos, el FMI y otros organismos internacionales ya la han adoptado”, advierte. “Yo hablo de parteras como las mujeres mayas, que son por su rol también líderes políticas y espirituales: son las que ayudan a nacer a su pueblo, con todo lo que eso significa. Ellas, por ejemplo, me contaron que cuando están tristes no atienden partos: esa inteligencia del cuerpo es lo primero. Y esa tristeza es la que el sistema capitalista necesita para desarmar nuestro deseo de una vida digna. Cuando nos bajoneamos demasiado es porque le estamos dando nuestra fuerza al sistema. Cuando nos podemos decir que así tal cual somos y de donde venimos, valemos la pena, pues entonces nuestra vida cobra sentido.” Y esos saberes se vuelven dignos y políticamente potentes.

Muchas veces estos discursos son tomados como esotéricos o supersticiosos, como un modo banal de minorizarlos. Vivian arremete: “Las astrólogas y las parteras tienen mucho que ver porque entienden la conexión profunda entre fuerzas distintas. Interpretar esas energías es algo que se realiza desde hace miles de años, con un saber riguroso y profundo porque somos parte de ese campo de energía más amplio”.

Así Vivian sigue conversando y da la sensación de que podría hablar por horas. Tiene mucho que contar. Por ejemplo, cómo ha ido armando, tomando de aquí y de allá como científica y como joven sabia, su teoría de “la fuerza sanadora de nuestros vientres”: “Los embarazos son procesos de sanación de nuestras heridas del corazón y de nuestro lado femenino. Recuperar el saber propio es sanar el abandono social que a muchas nos lastimó”. Esa autogestión de los cuidados no es poesía ni medicina para pobres, es poder social.



Volver a la tierra· 


Tiempo de Pachakuti

Vivian Camacho habla bajito. Habla y dice. Interpela, conmueve. Con enorme simpleza y generosidad esta médica boliviana, especialista en Interculturalidad y Salud, partera tradicional de la cultura quechua, en diálogo con enREDando nos muestra parte de la cosmovisión andina del “buen vivir” y del Pachakuti, momento histórico de transformaciones en nuestro continente. “Las luchas sociales nos están llevando a un nuevo amanecer, a un nuevo momento de los pueblos que tiene que ver con nuestra cosmovisión andina, es sabiduría de nuestros abuelos que padecieron muertes y persecusiones, que se ha guardado hasta el día de hoy”.



Por Vivi Benito

Su mirada tiene un brillo especial, una mezcla de alegría y dulzura. De templanza y dolor. Vivian, dice con la mirada, con las manos, con su modo de caminar. Y en su decir se trasluce algo de la fuerza originaria, como una capacidad de resistencia aprehendida en el tiempo.

“En Bolivia somos mayoría indígena, somos un pueblo que está renaciendo, que ha resistido cientos de años con una sabiduría que está viva y eso he venido a compartir, salud y sumak kawsay (buen vivir/ vivir en plenitud), no basta hablar de una interculturalidad ligera, de la relación y respeto entre los pobrecitos indios y los blancos, cuando no se interpelan relaciones de poder. No basta hablar de una interculturalidad de la boca para afuera, viendo sufrir hambre y condiciones de vida terribles, diciendo pobrecitos ellos. Necesitamos cambiar esta realidad”, dice en tono sereno y con determinación.

Vivian Camacho es médica cirujana, especialista en Interculturalidad y Salud, partera tradicional de la cultura quechua y referente del Movimiento por la Salud de los Pueblos, conversamos con ella en el marco del II Congreso Latinoamericano de Salud Sociambiental, realizado a fines de junio en nuestra ciudad.

“He venido desde Cochabamba para compartir algo de lo que es Interculturalidad y Salud en relación a la contrahegemonía, denunciando que hay un sistema hegemónico de salud, occidental, académico, que se nos impone en las escuelas y facultades de Medicina. Es buena y grande la sorpresa de saber que aquí mismo, esta cátedra de Salud Socioambiental está proponiendo también cuestionar este tema”, opina, admirada por este espacio académico nacido en 2004 en la facultad de Ciencias Médicas de la UNR, que precisamente invita a trabajar en la deconstrucción del pensamiento hegemónico y abrir camino al Pensamiento Ambiental Latinoamericano.

“Este es el tiempo del Pachakuti, quiere decir que la tierra se ha puesto de cabeza, se están levantando los que estaban oprimidos y pisoteados. Los que estaban abajo, esa misma gente que es del color de la tierra, que estaba siendo pisoteada como ella, se está levantando y eso es lo que está ocurriendo en Bolivia. Esta lucha indígena viene de los tiempos de Tupac Katari y Bartolina Sisa, ellos fueron los primeros que lucharon por la liberación indígena y, claro, siempre nos cuentan la historia de los mártires, de los próceres, de los españoles que se han librado de la Corona española para no pagar los impuestos y llevarse la plata directamente. Cuando se dice 200 años de libertad, ¿libertad para quienes? Los pueblos originarios hasta el día de hoy siguen subyugados”, agrega.

Vivian es bajita, morocha y tiene dos largas trenzas. En su morral rojo, tejido a mano, siempre lleva alguna fruta, agua y hojas de coca. Vino a Rosario no a dar una disertación, sino a compartir una mirada y un modo de habitar el mundo: la cosmovisión del pueblo andino, vinculada al cuidado de la vida en su sentido más amplio, fraterno e integral. Una visión no antropocéntrica que considera al ser humano uno más entre todos los seres vivos del planeta, una mirada sabia, múltiple.


Sumak Kawsay

A pesar de que el 80 por ciento de la población boliviana es indígena, hasta hace menos de diez años, lejos estaba el poder político de dar cabida a los derechos fundamentales para esta mayoría social. Bolivia (y también Ecuador), ha llegado a tener presidentes que ni siquiera hablaban bien el castellano, tal el caso del empresario minero Gonzalo Sanchez de Lozada (1993-1997; 2002-2003), que se expresaba muy bien en inglés, más o menos en castellano y desconocía por completo el aymara o el quechua. Sólo un dato, entre otros tantos, para pensar en el desprecio y la colonización territorial, cultural y simbólica.

“En Bolivia está sucediendo el sumak kawsay, las luchas sociales nos están llevando a un nuevo amanecer, a un nuevo momento de los pueblos que es el Pachakuti, que tiene que ver con nuestra cosmovisión andina, es sabiduría que se ha guardado hasta el día de hoy, de nuestros abuelos que padecieron muertes y persecusiones y la han guardado viva para nuestros pueblos al día de hoy”, analiza Vivian.

La joven médica -de apenas 30 años- trabaja como partera desde los saberes tradicionales quechuas junto a mujeres de grupos empobrecidos, nos explica que esta expresión proviene del quechua, sumak quiere decir lo más bello, lo bueno, no es simplemente el “buen vivir”, sino vivir lo más bellamente posible; y kausai quiere decir tu causa, aquello que te hace vivir, que te da vida. “Sumak kawsay sería volver a recuperar la belleza para vivir, para tener fuerza en el corazón. No basta con pedir y reclamar que por favor no maten a nuestra gente, que no envenenen los ríos o nuestras semillas sanas. Es necesario tenerlo y pelear por eso, pero el sumak kawsai es que no sólo que sea bueno sino también bello, que podamos vivir una vida sana y tener alegría en el corazón”, detalla.

“No podemos hablar de salud, si no hablamos también de tener comida sana, condiciones de trabajo dignas, una vida digna. En el Congreso hemos escuchado toda la tragedia que están viviendo nuestros pueblos por causa de las corporaciones, los pueblos fumigados, estamos viendo cómo las corporaciones arrasan por encima de los derechos, pero si somos millones organizados, algún día vamos a celebrar que, por ejemplo Monsanto se vaya de nuestros países, del continente y del mundo”, dice, vislumbrando posibilidades de cambio en función de la heterogeneidad de luchas socioambientales extendidas por el cono sur.

¿En Bolivia se reconocen los saberes ancestrales en el ámbito de la salud?, le preguntamos. “Hay mucho por hacer, el Colegio Médico está directamente enfrentado al gobierno, no considera nada de esto, es una lucha política y social porque sabemos que la clase médica, es eso, una clase médica. Hay viceministerio de Medicina Tradicional, hay programas interesantes de Salud Comunitaria Familiar Intercultural, que se está llevando a cabo, pero sabemos que cuando salga el gobierno todo eso se va a borrar. Así que lo mejor siempre es impulsar desde nuestras bases lo que podamos organizarnos en relación a nuestra salud”, responde Vivian con interesante claridad política, sabiendo que las transformaciones sociales sólo se dan a fuerza de lucha y organización, no por arte de magia o con “buena onda”, como le gusta decir a la derecha neoliberal.

“Si queremos ser verdaderos revolucionarios hay que volver a la tierra, empezar a plantar, a cuidar, a hacer crecer nuestra comida. La crisis alimentaria está ya sobre nosotros por culpa de las corporaciones. Los invito a cuestionar en cada uno por donde andamos, a mirarnos honestamente y a empezar aunque sea con un perejil en la maceta. Ese pequeño punto luego se juntará con otro y otro y empezará a ser una línea, un camino. No estamos pidiendo cosas imposibles, como ir a quemar y destruir, que es también una herramienta del sistema, sino que nosotros construyamos la propuesta que queremos vivir”, nos dice sobre el final de la charla, regalándonos un fraterno abrazo.
Por enREDando 12/07/2013

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-7507-2012-09-21.html
http://www.enredando.org.ar/2013/07/12/volver-a-la-tierra/
"Rumba de las Madres", de Rosa Zaragoza :https://www.youtube.com/watch?v=NO8BTWAG_m4

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