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miércoles, 31 de agosto de 2016

Playmobil y Planeta DeAgostini: Las mujeres somos parte de la Historia

La red se expande pero la palabra heroína sigue colonizada por muñecas de cuerpos imposibles, con armas y otros atributos lejanos  e inútiles. El  siguiente pedido en Change refleja una terrible y nada inocente realidad. Nuestra invisibilización. No seas complice ! Actúa ! Actúa no solo en este caso.

 Desde aqui queremos acompañara la solicitud de Elisa Abellán  Higueruela: 

Hace unos días vi un anuncio en televisión en el que Planeta DeAgostini junto con Playmobil sacaría una colección de PERSONAJES (en ningún momento se especifica sexo) de la Historia. Pensé en hacer esa colección para mi hermano, hasta que llegó la increíble noticia: ninguna mujer entre esos personajes históricos.

¿Cómo? ¿Ninguna mujer hizo historia? ¿Donde está Cleopatra? ¿Y Marie Curie? ¿Frida Kahlo, Juana de Arco o Hipatia de Alejandría? Y entre ellas muchas más.

La mujer siempre ha estado apartada de los hallazgos importantes de la historia y no se les dio el reconocimiento que merecían.

Por ello exigimos que estas dos empresas hagan un apartado de Mujeres Influyentes en la Historia para que de una vez por todas no quedemos a la sombra de cualquier hombre.

La educación es un proceso por el que todo ser humano debe pasar, no sólo en instituciones educativas, sino también en el hogar familiar. Desde muy temprana edad se nos educa en unas normas sociales, unas formas de comportamiento y hasta en roles de género. Pero son muy pocas las familias e instituciones que educan en Igualdad de Género desde pequeños.

¿Qué niña no ha jugado nunca con la cocinita o el bebé? ¿Qué niño no ha tenido un balón entre los pies? La educación desde el juego es una parte muy importante en nuestras vidas y una forma de crear nuestra personalidad y cómo seremos en un futuro.

Por eso es necesario que nuestros hijos aprendan que ambos sexos fueron influyentes en nuestra historia y tanto hombres como mujeres deben ser reconocidos.


NOTA 1: La razón por la que pedimos un apartado de "Mujeres influyentes" es porque no van a cambiar la colección una vez puesta en el mercado, pero lo ideal sería que la colección incluyese hombres y mujeres.

NOTA 2: La imagen de esta petición no es una colección en venta, sino una colección personal de la página de Facebook 'Teatro Click'.



martes, 30 de agosto de 2016

Liliana Chiernajovsky,


Resulta difícil hablar de la desaparición física de Liliana Chiernajovsky. Siempre vital, juvenil, de caminar rápido y conversación interesante y fluida. Su impronta fue la celeridad, el ritmo fuerte, la palabra profunda, polémica.

La conocí en la lucha contra el menemismo, en los odiosos 90, cuando confluimos desde la izquierda orgánica con sectores del peronismo que rompían por la traición del indulto a los genocidas y las privatizaciones escandalosas del patrimonio nacional.

Allí en esa maravillosa coyuntura política que fue la confluencia del Frente Grande, su compañero Chacho Álvarez lideraba el grupo de los Ocho. Liliana desempeñó en ese momento un rol protagónico en la construcción político partidaria, en especial la incorporación de la perspectiva del feminismo en las propuestas programáticas y organizativas. Las mujeres del Frente, espacio liderado por Liliana, era un fuerte colectivo donde participaban valiosas especialistas y militantes que después de dictaduras y exilios, traían los aportes académicos y sociales de las nuevas miradas.

Liliana fue Convencional constituyente de la Ciudad de Buenos Aires, en el texto constitucional se plasmaron muchas de esas ideas, aporte a la construcción de un Estado garante del pleno acceso a los derechos humanos para el conjunto de la población.

En la primera Legislatura porteña, donde compartimos con Liliana las bancas de legisladoras del Frepaso, tuvimos la preciosa tarea de elaborar, debatir y consagrar las primeras leyes fundantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: La ley básica de salud, la ley de salud reproductiva, la ley de salud mental, la de protección integral de niños niñas y adolescentes. En todas ellas una mayoría progresista y transversal a los distintos partidos políticos posibilitó la construcción de un andamiaje legislativo de avanzada y pionero que todavía da respaldo a los derechos de los habitantes de nuestra ciudad.

Liliana apostaba a construir mayorías. En esto tuvimos fuertes debates. ¿Hasta dónde llegar con las iniciativas políticas? ¿Cómo superar los condicionamientos del sistema? Era el viejo debate entre reforma y cambios transformadores. El establishment pudo más, nos ganó la pulseada.

Con el derrumbe del 2001 dejamos de frecuentar los espacios comunes. A pesar de la debacle, Liliana mantuvo la tenacidad y la mirada puesta en la búsqueda de nuevas estrategias y diversas tareas de investigación periodística. Se concentró en una de las asignaturas pendientes de la democracia y de los derechos de las mujeres: la lucha por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Integrante fundamental y activa de la Campaña la vimos en la Cámara de Diputados hace pocas semanas, en la presentación del nuevo proyecto de ley.

Critica de las prácticas testimoniales, su vida misma –desde los largos años de cárcel en la dictadura, hasta la manera corajuda de enfrentar su enfermedad– constituye un testimonio de compromiso con los derechos humanos y un ejemplo de dignidad personal. Valió la pena, Liliana, y en ello va nuestra admiración y reconocimiento.

Por María Elena Naddeo - Ex legisladora Frepaso.

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-306163-2016-08-06.html
http://enlineanoticias.com.ar/el-fallecimiento-de-liliana-chiernajovsky/
http://www.pagina12.com.ar/2000/00-06/00-06-06/pag15.htm

domingo, 28 de agosto de 2016

Estrella de Diego Otero


Estrella de Diego Otero (Madrid, 1958) es una escritora, profesora universitaria de arte e investigadora española.

Es profesora de Arte Contemporáneo en la Universidad Complutense de Madrid y ha ocupado la cátedra King Juan Carlos I of Spain of Spanish Culture and Civilization en la Universidad de Nueva York (1998-99). Su investigación se centra en la teoría del género, los estudios poscoloniales y los orígenes de la Modernidad. Es autora, entre otras, de las siguientes obras: "La mujer y la pintura en la España del siglo XIX", "El andrógino sexuado. Eternos ideales, nuevas estrategias de género", "Tristísimo Warhol" y el libro de ficción "El filósofo y otros relatos sin personajes". En abril de 2011, el Consejo de Ministros de España le otorgó la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.

 

Nos gusto mucho su articulo de febrero de 2012 y lo creemos aún bastante de actualidad:

¿Por qué son menos visibles las mujeres?


En estos últimos días el mundo del arte ha recibido dos malas noticias: la muerte de dos artistas. La primera, de Mike Kelley con 57 años, ha dado la vuelta al mundo. La segunda, la de última superviviente del movimiento surrealista, Dorothea Tanning en Nueva York con 101 años, ha tenido menor eco. Se podría argumentar que la muerte de una persona mayor, por esperada, no resulta tan impactante como la de alguien más joven, fallecido además en circunstancias poco claras, pero es sólo la forma de justificar una realidad que, en mi opinión, es muy diferente. Quizás Tanning, como ocurre a menudo con las mujeres, era, sencillamente, menos visible. ¿Cuántas páginas habría dedicado la prensa internacional a la recientemente desaparecida y excepcional poeta Wislawa Szymborska si hubiera sido un Premio Nobel en lugar de una Premio Nobel?



Aunque pese al escaso impacto de la noticia, la norteamericana Tanning fue un mito dentro del Surrealismo. Casada con el también pintor surrealista Max Ernst , su cuarta y última mujer después de Peggy Guggenheim -la galerista y coleccionista neoyorquina-, amiga de Man Ray y Tanguy, Tanning usó la pintura como medio para ganarse la vida hasta que pudo entrar al mundo de arte “ de vanguardia” con sus pinturas misteriosas, simbolistas, las que fascinaron al futuro marido en la visita al estudio de Tanning en 1942. Por esos mismos años se concretaba su colaboración con el coreógrafo Georges Balanchine, desarrollando su actividad como diseñadora de vestuarios y escenografías, hasta que en los 50 su pintura cambiaba de forma radical y empezaba a producir obras más próximas a la fragmentación y al concretismo. A Tanning no le gustaba presentarse como una abanderada del Surrealismo, que para ella había terminado en los 50, y decía con frecuencia que su trabajo había cambiado mucho desde entonces y que ser considerada la “ultima surrealista” le hacía sentirse como "un fósil". Nada más lejos del espíritu de Tanning, quien en los últimos años de su vida se dedicó sobre todo a la literatura, en especial a la poesía.


¿Por qué entonces, con un curriculum extraordinario, tanto profesional como personal, su desaparición ha tenido menos impacto del esperado? ¿Porque era una pintora y no un pintor? Ella misma se rebelaba contra esta división de géneros cuando en 1980 Lea Verginela invitaba a participar en la muestra de mujeres artistas La otra mitad de la vanguardia. 1910-1940 . De hecho, al final decidía no aceptar la invitación a través de una carta escrita en estos términos: “De verdad que, incluso con mi mejor voluntad, no puedo participar en una exposición que se ocupa sólo de la mitad de los seres humanos (las mujeres) excluyendo a la otra mitad (los hombres). Además ¿y si en realidad no fuera una mujer? Me parece que para un proyecto como el suyo, se exigiría un exámen médico. Sobre todo en este momento en el cual el travestimiento se impone y en el que alguien que parece una mujer acaba por ser... un hombre.”


Y es aquí donde nos encontramos con el viejo dilema de la discriminación positiva y su oportunidad o no. Personalmente, sigo creyendo en ella, aunque estoy de acuerdo con lo que planteaba Tanning hace treinta años: no debería ser necesario segregar a las mujeres. Y sigo creyendo en ella porque treinta años después Tanning y Wislawa Szymborska siguen ocupando menos páginas de las merecidas.

http://www.abc.es/cultura/cultural/20150225/abci-estrella-diego-foro-coleccionismo-201502251119.html
http://blogs.elpais.com/sin-titulo/2012/02/por-qu%C3%A9-son-menos-visibles-las-mujeres.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Estrella_de_Diego
http://www.elcultural.com/noticias/buenos-dias/Estrella-de-Diego/5984

viernes, 26 de agosto de 2016

Ana Margot Loyola Palacios investigadora esencial del folclore de Chile


Ana Margot Loyola Palacios (Linares, 15 de septiembre de 1918-Santiago de Chile, 3 de agosto de 2015) fue una folclorista, compositora, guitarrista, pianista, recopiladora e investigadora del folclore de su país, Chile. Para sus investigaciones, aplicó en terreno un método del más puro estilo antropológico y etnográfico, culminando con la escenificación de una estética. Junto con Violeta Parra y Gabriela Pizarro, es considerada una de las tres investigadoras esenciales del folclore de Chile. Obtuvo el Premio Nacional de Artes Musicales de su país en 1994.

La pasión de Margot Loyola. como era conocida, su poesía, su magia  hacen que queramos que el mundo, no solo Chile, reconozcan sus méritos, disfruten de sus aportes y celebren su vida. 



Margot Loyola, en septiembre de 1994 fue distinguida con el máximo galardón dado en Chile, el Premio Nacional de Arte, mención música, siendo la primera mujer que recibe este reconocimiento en este campo, así como también primera vez que el arte popular es reconocido en tan alto sitial. 
Este premio sin duda tuvo una repercusión para la música y la identidad chilena. Innumerables fueron los homenajes que se le realizaron a lo largo y ancho del país, pues a palabras de Margot “Con este premio hemos ganado alegría para mucha gente […] hemos ganado credibilidad y reconocimiento de gente que no valoraba nuestra labor”.


Margot Loyola realizó estudios de piano en el Conservatorio Nacional de Música de Chile, con Cristina Ventura, Rosita Renard y Elisa Gayán, y estudios de canto con Blanca Hauser.
Junto con su hermana Estela, formó su primer grupo musical, Las Hermanas Loyola, que se hizo conocido en los años 1940. De sus cursos dictados en la Universidad de Chile, surgieron los ballets folclóricos Loncurahue y Pucará, y el grupo Millaray.5 Posteriormente, de allí también surgieron el Ballet Folclórico Nacional Aucaman (1965), antecesor del Bafona, y el conjunto folclórico Cuncumén.
Entre sus variadas investigaciones, se destaca su estudio en 1952 de la resbalosa y la marinera en Perú para establecer comparaciones con la refalosa y la cueca chilena. Entonces, trabajó con Porfirio Vásquez, el patriarca de la música negra. También estudió la cultura indígena de Perú con José María Arguedas. En Argentina estudió con el musicólogo Carlos Vega, quien se convirtió en su gran maestro en el terreno de la investigación y con el cual llegaron a ser cercanos colaboradores. En Uruguay estudió con Lauro Ayestarán. En 1952, Margot Loyola comenzó sus estudios sobre las danzas ceremoniales del norte chileno, con Rogelia Pérez, fundadora del baile Las Cuyacas. También trabajó con Los Morenos de Cavancha.
Margot Loyola investigó sobre el folclore de las más apartadas regiones de Chile. Recopiló y asimiló gran cantidad de material. Además, contó con la asesoría especializada de musicólogos y especialistas en folclore. Se la considera una artista e investigadora de gran talento y relieve. Creó una escuela en torno a los cantos y bailes tradicionales de Chile, convirtiéndose así en una relevante embajadora de la cultura chilena.
Contrajo matrimonio con Osvaldo Cádiz.
Tras su muerte, ocurrida el 3 de agosto de 2015, el gobierno de Chile decretó dos días de duelo oficial.


Margot y Violeta Parra


Contemporánea y «comadre» de Violeta Parra, juntas constituyen un dúo de profundas resonancias en la vida artística, cultural e incluso política del Chile de la segunda mitad del siglo XX. Ambas mujeres, nacidas en ciudades vecinas de la Zona Central de Chile, representan un verdadero tesoro nacional, jamás igualado en el ámbito de la música folclórica, de la investigación del folclore, de la poesía popular y del canto popular. Ellas han sido inigualadas en la creación de una verdadera síntesis cultural chilena y en la recuperación, recreación y formación de la tradición de inmensa riqueza de Chile en cuanto a su cultura popular.





Discografía
La discografía de la folclorista abarca más de una quincena de álbumes, además de participaciones en discos colectivos y colaboraciones con otros artistas.
1956 - Margot Loyola y su guitarra
1956 - Selección Folklórica
1961 - Selección folklórica
1964 - El amor y la cueca
1965 - Salones y chinganas del 900
1966 - Casa de canto
1968 - Tarapacá y Maule
1970 - Visión musical de Chile
1972 - Canciones del 900 (con Luis Advis)
1972 - Siete compositores chilenos
1974 - Margot Loyola
1985 - Igual rumbo (con Leda Valladares)
1986 - El couplet
1992 - Siempre Margot Loyola
1994 - Danzas tradicionales de Chile
1996 - Voces del Maule
2006 - La tonada
2010 - Otras voces en mi voz

Recopilatorios
2011 - La cueca, danza de la vida y de la muerte. Volumen 

Colectivos
1965 - Primeros Juegos Municipales de la Canción
1977 - La gran noche del folklore
198? - Chile ríe y canta
199? - La gran noche del folklore
2004 - Las 100 mejores canciones chilenas de todos los tiempos

Margot Loyola inaugura curso-taller que la UTE (actual Usach) diseña para difundir el folklore chileno, 1960 — Twitter de Alberto Sironvalle (@alb0black)

https://es.wikipedia.org/wiki/Margot_Loyola
http://www.gob.cl/margotloyola/biografia/
http://www.eldefinido.cl/actualidad/plazapublica/5652/Cinco-hitos-por-los-que-siempre-recordaremos-a-Margot-Loyola/
https://www.youtube.com/watch?v=Qaw9OE7TQ_Q
http://www.elsoldeiquique.cl/?p=53769
http://vcc.cl/biografia-q-e-p-d-margot-loyola-que-sientan-la-patria-que-sientan-la-tierra/
http://elaguijoninformativo.over-blog.com/2015/08/muere-margot-loyola-cantante-chilena-y-una-de-las-grandes-folcloristas-de-su-patria.html

miércoles, 24 de agosto de 2016

Érika Alejandra Olivera de la Fuente gran atleta y víctima de violencia sexual por más de 10 años



Érika Alejandra Olivera de la Fuente (Quinta Normal, Santiago, 4 de enero de 1976) es una atleta chilena especialista en maratón, que  ha representado  a su país en competiciones deportivas como los Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos y Campeonato Mundial de Atletismo.
Érika Olivera  es madre de  cuatro hijas y un hijo.
Su lucha vital, representa los heroísmos de los que hablamos  en esta página resultado de  este mundo machista en que vivimos. Sus grandes éxitos profesionales  ampliamente difundidos  y su callada, hasta hace poco, oculta e  invisible violencia sexual sufrida por años contrastan y nos muestran que  importa de verdad a la sociedad.  Desde aquí todo nuestro apoyo y reconocimiento a su lucha diaria y nuestro agradecimiento a sus declaraciones que nos alertan sobre una realidad de mujeres-niñas no protegidas ni atendidas  por los Estados que en ocasiones como recientemente tambien en Chile  dan lugar a casos como el de una niña de 11 años embarazads de 5 meses por su  padrastro.

Dos días después de ser designada para llevar la bandera nacional, Érika fue al cuartel de la Policía de Investigaciones de Chile  en Recoleta para estampar una dolorosa denuncia: que fue violada por su padrastro, el que le dio el apellido, por más de 10 años, de los 5 a los 17


Erika tardó aproximadamente 20 años en develar, en hacer público el abuso sufrido por su padrastro. Como ella, muchas sobrevivientes desarrollan sus vidas, mientras en silencio recuerdan lo que sufrieron en su niñez: imágenes sombrias de la violencia sexual que desean desterrar de su memoria y que aún están latentes esperando ser vistas y escuchadas.

De acuerdo a la literatura especializada, las víctimas de abuso sexual infantil (especialmente el que ocurre al interior de las familias) en su rotunda mayoría son mujeres, que tardan entre tres y 18 años en contar lo sucedido, mientras otras nunca lo hacen. Esto último es un factor importante al reflexionar respecto de las políticas públicas orientadas a la prevención y detección temprana de este tipo de violencia, así como también es una información a considerar al debatir sobre la NO prescripción de un tipo de delito tan severo y ultrajante, que deja a las víctimas paralizadas y sin palabras, a veces, por décadas.


 En entrevista con revista Sábado de El Mercurio, la atleta cuenta que "yo siempre le dije papá y tenía su apellido, así que para mí fue mi papá siempre. Mi hermano mayor tenía otro apellido, Oyarzún, pero mi mamá nos decía de chicos que era porque se habían equivocado en el Registro Civil. Cómo seríamos de inocentes, que lo creímos". 

La infancia de los Olivera comenzó a girar casi exclusivamente alrededor del culto; los feligreses del campamento repletaban la mediagua, los domingos tenía que asistir a las prédicas callejeras y a una escuela bíblica, que duraba toda la tarde. "Era un régimen bien autoritario; teníamos que pedir permiso para comer un pedazo de pan o para ir al baño. 

Con 5 años hacíamos aseo, lavábamos ropa. Si hacíamos algo mal teníamos que rezar de rodillas toda una tarde contra la pared. El pastor, a mi hermano lo tomaba del cuello, lo lavaba con agua fría. A mí me tocaba lo otro". Recuerda que "debo haber tenido 5 años la primera vez que me abusó en el campamento. El dormitorio estaba empapelado con un papel mural rojo tipo kraft, él mismo lo había forrado. Él empezó mostrándomelo como un juego, con caricias y después fue avanzando. Esa primera vez no entendí lo que pasó, era una niña, no cachaba nada. Él siempre decía que eso nadie lo tenía que saber. Pasó varias veces más y después nos fuimos a Puente Alto. 

Yo estaba feliz. Creía que al irnos a una casa sólida, con más vecinos, eso se iba a acabar. Pero ahí siguió peor". Los lunes, la mamá de Érika Olivera, como esposa de pastor, participaba de las Dorcas, un grupo de mujeres evangélicas, pastoras, dedicadas a coordinar el servicio social. A la misma hora, su hija volvía del colegio a la casa de la población Carol Urzúa, aterrorizada. "Era el día más horrible. Me acuerdo caminando hacia la puerta. Estaba sonada, nomás; tenía que llegar y aceptar. Tenía que pasarlo con él. Apenas tenía la oportunidad, era llegar y llevar para él. Mientras yo no me pude defender, él hacía lo que quería conmigo". Y agrega: "A veces, en la noche, él iba al dormitorio nuestro y ahí molestaba un poco, me tocaba cuando estaban mis hermanos. Pero generalmente las cosas se daban en el día, cuando mi mamá no estaba, porque él no trabajaba o lo hacía en turnos como inspector de micros. Después, mi mamá llegaba en la noche y yo había estado llorando todo el día. 
Me demoré en contarle".
 Ya en Puente Alto, la familia Olivera creció más: llegaron a ser seis hermanos.

Felipe fue el cuarto: "Fue difícil crecer así, viendo eso, porque todos nos dábamos cuenta. Él es mi papá, pero lo que hizo es lo que hizo: él se encerraba con la Érika y sabíamos lo que pasaba ahí, lo vimos. Éramos chicos, pero debimos hacer algo. Mi mamá fue siempre muy sumisa a él", dice a "Sábado". 

A los 12 años, Érika Olivera cuenta que develó por primera vez lo abusos; se los contó a su mamá. "Al otro día, este señor me dice: le contaste a tu mamá, tienes que decir que es mentira lo que dijiste. Si no lo haces no vas a ver más a tus hermanos, ni a tu mamá, te vas a ir a un internado. Yo me asusté, creía que si lo seguía acusando me iba a pasar todo eso y le dije a mi mamá que había dicho una mentira". Añade: " Pero yo tenía 12 y me seguía haciendo pipí en la cama y siempre que mi mamá salía de la casa yo le rogaba para acompañarla. No entiendo cómo no le entró al menos la duda. Era tan fácil, cosa que me llevaran a un doctor y se hubiera confirmado todo".

 -¿Pero qué te respondió ella cuando le contaste? "Me dijo que ojalá que fuera mentira, porque si era verdad que él me abusaba, nadie me iba a querer, no iba a poder tener hijos ni familia. Esa respuesta me dio". -¿No volviste a contarle a nadie? "No.

 En octavo básico ya me sentía tan enojada que estuve a punto de contarle a mi profesora jefe, la señorita Silvia, pero empecé a pensar de nuevo: ¿y si no me cree? No me había creído mi mamá, pensé que menos me iba a creer una profesora. Debí haberle dicho". 

A los 12 años, Érika Olivera comenzó a practicar atletismo, lo que le significó más problemas en la casa; era, como todas las otras, considerada una actividad mundana. Empezó de a poco, trotando al lado de la micro que llevaba a su mamá al centro de Puente Alto. Después empezó a ir al Parque O'Higgins, donde la conoció el técnico Ricardo Opazo. "Estaba a medio camino entre niña y mujer. Me acerqué a hablarle y de inmediato capté que algo no estaba bien. En apariencia era tímida, pero no era eso, era que tenía mucha desconfianza hacia los hombres, hacia todo. No hablaba nada", señala Opazo. 

Érika recuerda que "más grande, cuando ya no podía forzarme físicamente tan fácil, comenzó a funcionar como un chantaje. Viví chantajeada mucho tiempo. Esto fue por 11 años, no había una semana que no pasara nada. Para ir a una carrera o salir a un entrenamiento, tenía que aceptar lo que él me decía: ¿quieres esto?: sabes lo que tienes que hacer. El hacía una señal con el dedo, indicándome lo que iba a pasar, lo que íbamos a tener que hacer. Si alguna vez ponía resistencia, no había plata para nada en la casa, no le pasaba plata a mi mamá. Vivía obligada". 

Pasaron los años y recuerda el día que encaró a su padrastro. "Fue muy duro, pero nunca me quebré. Le tuve que preguntar cuatro veces que reconociera frente a sus hijos que me había violado. A la última dijo: Sí. A esa altura, era lo que necesitaba. Me fui. Afuera, mi hermano me preguntó: ¿Flaca, te hace bien esto? Yo le dije que sí. No he vuelto a ver a mi mamá desde entonces". 

"He tenido que dar muchas entrevistas este año y en todas seguir mintiendo, repitiendo una historia que no es cierta, poniendo la cara. Dan ganas de decirle: hueón, no me pregunten más por mi familia No puedo hacer justicia con mis manos, tampoco judicialmente. La única manera de hacer justicia que me queda es contar la verdad. Los secretos pesan mucho", cuenta. Érika Olivera se decidió, pese a que los posibles delitos podrían estar prescritos, a hacer la denuncia. Tuvo que hablar con sus tres hijas mayores, contarles lo que ella tuvo que soportar cuando tenía su edad. También con Leslie Encina, su tercer marido, con quien tiene otros dos hijos.



Érika Alejandra Olivera es una de las principales atletas en la historia de Chile. Es la deportista chilena que más veces ha participado en Juegos Olímpicos,  y es la única en la historia en completar cinco maratones olímpicas: aquellas entre Atlanta 1996 y Río de Janeiro 2016 —no compitió en Pekín 2008 debido al nacimiento de una de sus hijas
Comenzó su carrera en el atletismo a los 11 años. Con 18 años consiguió sus primeros logros importantes, al quedarse con el oro en los 10.000 m. en el Campeonato Juvenil de Atletismo disputado en Mar del Plata, Argentina, y con el bronce en los 3.000 m. Ese mismo año, disputó sus primeros Juegos Suramericanos en Valencia, Venezuela, quedándose con el primer lugar, tanto en los 5.000 como en los 10.000 metros.

En 1995 confirmó su destacada actuación cuando, en el Sudamericano Juvenil de Atletismo realizado en Santiago, consiguió el oro en los 3.000 y 10.000 metros. Luego lo revalidó en el Panamericano Juvenil, quedándose otra vez con el oro en los 10.000 metros, mejorando su marca personal,  Ese mismo año además, se quedó con la maratón de Buenos Aires, siendo su primer título en esta categoría.
En 1996, y tras quedarse con el segundo lugar en su primer Campeonato Sudamericano de Cross Country en Asunción, Paraguay, donde corrió los 6 km; y obtener el oro en los 5.000 metros en el Campeonato Iberoamericano de Atletismo desarrollado en Medellín, Colombia, disputó sus primeros Juegos Olímpicos en Atlanta 1996, donde terminó en el puesto 37.º en la maratón.5
En 1997, sus mejores resultados los obtuvo en el Campeonato Sudamericano de Atletismo disputados en Mar del Plata, donde se quedó con la plata en los 5.000 y los 10.000 metros planos. Además, se quedó también con el segundo lugar en los 6 kilómetros en el Campeonato Sudamericano de Cross Country en Comodoro Rivadavia.
En 1998 volvió a disputar los Juegos Suramericanos, ahora en Cuenca, Ecuador, donde se quedó con la plata en los 10.000 m. Además, compitió en los 15 kilómetros en la famosa Carrera de San Silvestre en Sao Paulo, donde marcó 53,33, terminando en la cuarta posición.
En 1999 logró el título más importante de su carrera, ser la campeona en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1999, al marcar 2:17,41 y quedarse con el oro en la maratón. Por este logro, ese año, el Círculo de Periodistas Deportivos de Chile la eligió como la mejor deportista del año

Al año siguiente, Olivera volvió a triunfar, esta vez en el Campeonato Iberoamericano de Atletismo de Río de Janeiro, marcando 33:39,16 en los 10.000 kilómetros. Además, participó en sus segundos Juegos Olímpicos en Sidney 2000, donde terminó en el puesto 27.º en la maratón.
En 2003, y luego de un par de años de buenos resultados, volvió a subirse al podio en otros Juegos Panamericanos, esta vez en Santo Domingo 2003, donde salió tercera en la maratón.
En 2004 disputó sus terceros Juegos Olímpicos en Atenas 2004, donde terminó en el puesto 58.º.8

En 2007 obtuvo el quinto lugar en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 y finalizó en el puesto 64.º en sus cuartos Juegos Olímpicos en Londres 2012.
En 2013, Olivera disputó por primera vez un Campeonato Mundial de Atletismo. 
En 2014 ocupó los puestos 6.º y 7.º en los 5.000 y 10.000 metros, respectivamente, en los Juegos Suramericanos realizados en Santiago 2014. Ese mismo año, finalizó cuarta en una nueva maratón, esta vez en el Campeonato Sudamericano de Maratón realizado en Chile, 
En los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, Olivera finalizó en el undécimo lugar en la maratón, 
La atleta clasificó a los Juegos Olímpicos en Río 2016. Érika finalizó en el puesto 105.º en la carrera disputada en Río de Janeiro tras  más de 20 años de carrera. 


Fuentes
http://impresa.elmercurio.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=2016-07-02&dtB=04-07-2016%200:00:00&PaginaId=1&SupplementId=1&bodyid=0
http://www.radiopaula.cl/vida-paula/2016/07/04/la-dura-historia-de-erika-olivera/
http://www.feministastramando.cl/opinion/el-testimonio-de-erika-olivera-justicia-reparacion-y-prensa
http://www.lasegunda.com/movil/detallenoticia.aspx?idnoticia=881839
http://www.radiopaula.cl/vida-paula/2016/07/04/la-dura-historia-de-erika-olivera/
http://www.emol.com/noticias/Deportes/2016/07/02/810599/El-infierno-de-Erika-Olivera-La-abanderada-en-Rio-2016-revela-que-fue-abusada-por-su-padrastro.html
http://www.cooperativa.cl/noticias/deportes/juegos-olimpicos/rio-de-janeiro-2016/erika-olivera-ya-dice-presente-en-la-inauguracion-de-los-juegos-olimpicos/2016-08-05/182011.html
https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%89rika_Olivera

lunes, 22 de agosto de 2016

Hafsat Abiola activista nigeriana, fundadora de la Kudirat Initiative for Democracy


Hafsat Abiola ( 21 de agosto de 1974  Ikeja, Nigeria  ) es una activista nigeriana en derechos humanos,  derechos civiles y  democracia, fundadora de la Iniciativa Kudirat* para la Democracia (KIND), que busca fortalecer la sociedad civil y promover la democracia en Nigeria.  Se trata de una ONG que promueve la democracia y el desarrollo en África mediante el empoderamiento de las mujeres y de las organizaciones. 
KIND ofrece capacitación a más de 1300 mujeres jóvenes en Nigeria al año y organiza una campaña en contra de la violencia de género.

*Alhaja Kudirat Abiola, madre de Hafsat,  fue asesinada en 1996  durante una manifestación por la liberación de su padre. 



http://www.mynewhitmanwrites.com/2013/03/hafsat-abiola-women-month-motivational.html
www.kind.org
www.scu.edu

sábado, 20 de agosto de 2016

Marie-Claude Mattéi-Müller difusora de culturas minoritarias


Marie-Claude Mattéi-Müller ( Argelia , 1947) es una antropóloga y etnolingüista franco-venezolana, profesora de la Universidad Central de Venezuela.

Ha realizado numerosos trabajos en torno a los idiomas indígenas en Venezuela. Entre los idiomas sobre los que ha producido obras especializadas se encuentran los idiomas yanomamö, panare, mapoyo, hodï y yawarana.

En 2009 Mattéi-Müller recibió junto a Jacinto Serowe el premio nacional de Ciencia y Tecnología en su mención Ciencias Sociales.




MERCÈ RIVAS TORRES
Autora del texto“


Catedrática de Literatura, pertenecía a la minoría no arábe de Argelia por su madre marroquí y padre italiano. Con la muerte de su padre en la guerra por la independencia de Argelia, se fue a París, donde se convierte en una pied noir (pies negros), nombre con el que se identificaba de forma despectiva a los argelinos que tuvieron que abandonar su país. En América Latina quedó atrapada por la cultura de los indígenas, sus lenguas, sus costumbres y sin el apoyo de ninguna organización decidió entregar su vida a ellos. Su trabajo ha obtenido un gran reconocimiento. Ha asesorado al Congreso venezolano en la redacción de leyes a favor de los pueblos indígenas. 

“Sin duda alguna, haber conocido relativamente joven la violencia y la injusticia de la guerra, así como el destierro forzado, creó en mí una conciencia a veces atormentada”, recuerda con cierta amargura. “Por eso me refugié en el estudio, pero la casualidad de la vida me llevó, en los años setenta, a América Latina y allí me tropecé con otra realidad desconocida: la de las minorías étnicas que, en aquel entonces, eran consideradas como poblaciones de segundo grado, a menudo despreciadas por las mismas autoridades locales”. 

“Me acerqué a estas comunidades debido a mi interés por aprender algo distinto, algo que no me ofrecía ninguna universidad, y confieso que mi primer objetivo fue de índole académica, es decir escribir libros, artículos referentes a la lengua y a la cultura de estas poblaciones. Este acercamiento al mundo indígena fue una decisión personal. No pertenecía a ninguna organización, a ningún equipo de investigación que apoyase mi propósito”, explica con entusiasmo. 

Fue un proceso lento porque estas comunidades eran casi en su totalidad monolingües, por lo que tuvo que aprender su idioma y también enseñarles el español para lograr un diálogo rudimentario. 

“En Venezuela no había una guerra frontal, agresiva como en Argelia, sino más solapada, más silenciosa, que me hizo ver otro tipo de injusticia. No había armas sino incomunicación, indiferencia, ignorancia, y abusos que generaban conflictos entre comunidades indígenas y criollas, en particular con algunos latifundistas del área y con los explotadores de minas”, explica con indignación. 

Fue cuando empezó a preguntarse seriamente sobre la finalidad de sus investigaciones académicas y sobre el posible papel que ella podía jugar en esta situación. Su trabajo no fue stricto sensu un trabajo por la paz, sino más bien por el reconocimiento, el respeto y la valorización de la lengua y la cultura de estas comunidades, es decir, de la diversidad de sus saberes, sus mitos, sus ritos, su organización socio-económica, su producción artesanal entre otras cosas. “Era, a mi parecer, una manera de promover un mejor entendimiento, un reconocimiento mutuo de ambos lados”, asegura con firmeza. 

Su intención fue y sigue siendo elaborar material didáctico adecuado para proporcionar una mejor educación en las lenguas indígenas y en español. Asimismo se dedicó a poner de manifiesto el valor y la importancia de la cultura indígena para generar el mayor respeto hacia ella. Recuerda que su primer proyecto de alfabetización lo pudo realizar gracias a la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID) y la Embajada de España en Caracas. “Pero el programa intercultural bilingüe no duró por falta de presupuesto y falta de interés de las autoridades del momento”, se lamenta. 

Este primer paso, que debía favorecer la formación de maestros bilingües y la elaboración de material didáctico adecuado, no tuvo el éxito que ella imaginaba. Se dio cuenta entonces que necesitaba “un apoyo institucional más duradero”. A pesar de todas las dificultades con las que se fue encontrando en 1994 publicó el Diccionario Ilustrado Bilingüe Panare (e´ñepa) – Español. 

Desde hace unos diez años existe una nueva política indigenista en Venezuela. Fue creada una Dirección de Educación Indígena que solicitó su colaboración no sólo para la elaboración de varios libros bilingües para las escuelas sino también para la formación de los maestros. Actualmente trabaja en la elaboración de una serie de televisión para dar a conocer estas . 

Pero su actividad no se limita a la dimensión cultural, sino que también ha participado en la elaboración de las diferentes leyes presentadas a la Comisión de Pueblos Indígenas del Congreso de la República y luego votadas en los últimos años: Ley de Educación Indígena, Ley de Idiomas Indígenas, Ley de Patrimonio Indígena. 

“Cuando empecé a trabajar con los pueblos indígenas tenía la sensación de hablar en el desierto”, comenta sonriendo. “Ellos mismos no entendían muy bien por qué me empeñaba en querer aprender su idioma, escribirlo, conocer sus mitos, sus técnicas de tejido. Los criollos del área me preguntaban también qué podía aprender de estos “primitivos”. Hoy en día son los indígenas los que me buscan para trabajar con ellos. Ahora siento que mi trabajo no fue en vano”. 

“El día que llegué a Caicara del Orinoco con un lote del Primer Libro de Alfabetización en lengua e´ñepa, algunos “criollos” lo miraron con interés y los no indígenas querían tenerlo también. Eso no era posible hace algunos años”, comenta con satisfacción. 

Al inicio de los años noventa, el Instituto de Etología Humana de Andechs en Alemania la contrató para participar en un proyecto sobre los yanomami en el Alto Orinoco. “Eso fue otra aventura que me reforzó en mi deseo de trabajar para estas poblaciones amenazadas, a distintos niveles”, matiza. 

“Mi trabajo con los yanomami ha sido más intenso, más coherente, pero diferente del que realicé con los e´ñepa. Realicé un manual de referencia sobre lengua y cultura yanomamï con muchas ilustraciones referentes a fauna, flora y actividades cotidianas y rituales. Esta publicación fue financiada en parte por la UNESCO”, comenta con ilusión. 

“Mi principal sueño en estos momentos es preparar un manual de salud que ayude a los yanomami y a los médicos que trabajan en la zona a aliviar la catastrófica situación sanitaria. Las enfermedades pueden ser causa de conflictos entre yanomami, dado que, según sus creencias, son provocadas por espíritus malignos que pueblan la selva, o por chamanes enemigos de otras comunidades”, explica con preocupación. Eso crea tensiones. Además durante las dos últimas décadas, la situación de salud se ha deteriorado por el surgimiento de nuevas enfermedades. “Los yanomami son, en su gran mayoría, todavía monolingües y la relación con los médicos es a veces difícil por no compartir la misma lengua, ni la misma concepción del cuerpo y de la enfermedad”. 

Su frase favorita es de Juan Ramón Jiménez: “El que aprende una lengua, adquiere una nueva alma”.

http://www.1325mujerestejiendolapaz.org/sem_marie.html
http://anthropologica.tumblr.com/post/31038170778/marie-claude-mattei-muller-y-jacinto-serow%C3%AB
http://sisbiv.bnv.gob.ve/cgi-bin/koha/opac-search.pl?q=au:%22Mattei-Muller,%20Marie-Claude.%22

https://es.wikipedia.org/wiki/Marie-Claude_Matt%C3%A9i-M%C3%BCller

jueves, 18 de agosto de 2016

Tica Font Gregori activista por la Paz


LAURA ALONSO CANO
Autora del texto

”ESPAÑA, 1956
Vicepresidenta de Justícia i Pau (Justicia y Paz). Experta en el comercio de armas. Ha sido presidenta de la Federació Catalana d’ONG per la Pau (Federación Catalana de ONG para la Paz) y ha desempeñado un papel muy activo en la definición y aprobación, en el año 2003, de la Ley de Fomento de la Paz en Cataluña. Desde marzo de 2009 es la Directora del Instituto Catalán Internacional por la Paz (ICIP). 

Compartir la vida, tejer afectos y redes como una finalidad en sí misma, por convencimiento y por placer, es la manera que ella concibe de estar en el mundo. Tica Font evoca sus recuerdos en relación a muchas campañas y movilizaciones, muchas amigas y amigos que, con el pasar del tiempo, siguen ahí, cercanos, cuidados y queridos, compartiendo la ingente tarea de construir la paz. 

Se cumplían los primeros años de la década de los setenta cuando Tica comenzó a interesarse por la ecología y el movimiento antinuclear europeo. Sus amigos de aquellos años estaban más interesados en la política interna: asomaba la transición española que debía cambiar el rumbo del país tras cuarenta años de franquismo y oscuridad. La necesidad de entender y su inquieta mirada le hicieron interesarse por el ecopacifismo que tomaba forma en Alemania, tras el asesinato del estudiante Benno Ohnesorg en junio de 1967. 

Le apasionaba el debate de la energía nuclear y entendió que la discusión se debía plantear en términos técnicos y por ello decidió estudiar la Licenciatura de Física Nuclear en la Universidad de Valencia para así formar su propio criterio. Tras finalizar sus estudios, en 1984 decide trasladarse a Barcelona, al barrio de Gràcia, y comienza su búsqueda de grupos de referencia con el deseo de participar activamente en la campaña de oposición a la entrada de España en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). 

Su activismo creció junto a las redes de participación social, eran tiempos de osadía y juventud, de riesgo y esperanzas sin quebrar, donde cada nueva acción ofrecía una nueva oportunidad de hacer amigos con los que soñar en construir otro mundo posible. Intuyó que su lugar no estaría en los partidos políticos, siempre obsesionados por obtener rédito político de cuantas acciones llevaban a cabo. 

De aquellos años conserva muy buenos recuerdos, grandes amistades y algunas decepciones que fraguaron su espíritu perseverante. Tras una intensa campaña que logró movilizar a la población española, el triunfo del “Sí” al ingreso de España en el referéndum de la OTAN en marzo de 1986 supuso para Tica la mayor decepción: “Entonces comprendí que el camino del movimiento ecopacifista iba a estar lleno de dificultades y me sirvió para prepararme mejor ante las frustraciones que, entonces entendí, estarían por venir”. Esto supuso para Tica un punto de inflexión en el que aceptar que los logros del movimiento por la paz son lentos y escasos, aunque siempre valiosos e imprescindibles en la apuesta por la paz. 

Tras el fracaso de la campaña anti-OTAN decide iniciar, junto a Arcadi Oliveres y Vicent Fisas entre otros, un grupo de estudio de las cuestiones relacionadas con el desarme, gastos militares y comercio de armas. Desde entonces ésta ha sido una de las temáticas que más ha trabajado y en la que ha puesto mucho de su tiempo y dedicación. Con los años ha obtenido el reconocimiento a sus trabajos y estudios en un área tradicionalmente abordada por hombres, estos han sido los años de su actividad en Justícia i Pau y posteriormente en el Centre d’Estudis per a la Pau JM Delàs (Centro de Estudios para la Paz JM Delàs), que forma parte de Justícia i Pau. 

No obstante, de todo este tiempo Tica se siente especialmente orgullosa de haber sabido cuidar las relaciones personales y los afectos en su grupo de trabajo, dando valor a lo cotidiano, haciendo suyo el lema feminista de los años setenta: “Lo personal es político”. Sabe que su labor ha sido esencial, los ha cohesionado y ha posibilitado la permanencia activa del grupo a lo largo del tiempo. 

Durante muchos años Tica ha analizado los datos que presentan los Gobiernos sobre fabricación y comercio de armas para confrontarlos con la información que los dirigentes comunican a la ciudadanía sobre defensa y armamento y que, habitualmente, es parcial e inexacta. Conocer la realidad de las políticas de armamento de los países desarrollados ofrece una visión más certera del cómo, el porqué y cuándo suceden los conflictos armados en todo el mundo y de la innegable responsabilidad que las economías desarrolladas tienen en la inestabilidad política y económica del mundo actual. Por ello Tica reclama con insistencia la máxima transparencia en la información que los Gobiernos están obligados a ofrecer en relación con el gasto militar y el comercio de armas. 

A lo largo de su trayectoria, Tica Font ha defendido su independencia y la libertad de opinión sin interferencias económicas, ha tratado siempre de separar su vida laboral de la militancia en la organización. Por ello ha transitado de un trabajo remunerado a otro, logrando superar varias oposiciones, siempre con el objetivo de disponer de media jornada para su activismo por la paz. Además de su labor en Justícia i Pau, ha sido presidenta de la Federación Catalana de ONG por la Paz en Cataluña y ha desempeñado un papel muy activo en la definición y aprobación, en el año 2003, de la Ley de Fomento de la Paz en Cataluña, ley pionera en todo el Estado español en este ámbito. 

Desde esta implicación, cuando se abrió la candidatura para la dirección del Instituto Catalán Internacional por la Paz (ICIP) tuvo que enfrentar el dilema de renunciar a su independencia económica y a continuar con sus análisis como investigadora, pero la posibilidad de dar continuidad a una línea de trabajo en la que se había involucrado durante los últimos años la animó al desafío. Dirigir un centro independiente, que cuenta con el apoyo del Parlamento catalán, con presupuesto propio, es toda una oportunidad para avanzar en el trabajo por la paz y una apuesta de futuro. El ICIP creará líneas nuevas de trabajo que serán una referencia para otros muchos centros nacionales e internacionales. 

Llegar hasta aquí le ha costado muchos esfuerzos, muchos años de trabajo de sensibilización y divulgación de la paz, charlas, conferencias, campañas, un sinfín de actividades que se han ido concatenando unas con otras, y que poco a poco han dado sus frutos. Así lo percibió cuando Estados Unidos invadió Irak. La plataforma catalana “Aturem la guerra” (Paremos la guerra) se movilizó ampliamente para mostrar su desacuerdo con esta ocupación. Cientos de movilizaciones mostraron que la paz era importante para los ciudadanos y con ello los políticos catalanes entendieron los argumentos y la importancia de contar con un centro de investigación para la paz. Desde el mes de marzo de 2009 Tica ha asumido la dirección de este centro. Sabe que no será un trabajo fácil, que le obligará a renunciar a algunas de las actividades que había llevado a cabo hasta ahora relacionadas con sus estudios e investigaciones sobre el comercio de armas. Pero también sabe que será una gran oportunidad para construir una iniciativa nueva. “Se construye haciendo” y a Tica no le asustan los retos y los desafíos. 

Ella sabe trabajar en la complejidad, desde siempre se ha movido bien en las redes de las organizaciones, ha coordinado plataformas y grupos. Es parte del movimiento por la paz, ha crecido y aprendido con él y a lo largo de estos años ha tejido una red de afectos y complicidades que la han permitido ser activista mientras compartía la vida con sus mejores amigos.

https://www.thinglink.com/scene/533567676262383616
http://www.1325mujerestejiendolapaz.org/sem_tica.html

miércoles, 17 de agosto de 2016

Tiempos de revolución


¿Quién dijo que los cambios a poco se hacen eternos y son desgastadores?  Según un lema sufragista citado por Amelia Valcárcel: Por el camino del poco a poco se llega al valle de nunca jamás.
Lo cierto es que por problemas con la red, accedí a esta por otro ordenador no domesticado como el mío, que me mostro la realidad cruda de los blogs más visitados ¿y de que van estos blogs? pues fundamentalmente de moda sirviendo a la industria que nos estigmatiza y estereotipa a todas.
Hay cientos de blogs mostrando mujeres o niñas jóvenes escuálidas con variados y puede que muchos, bellos ropajes.
También accedí a una página de Clarín que nos mostraba las diez arquitectas más visitadas del blog “Un día una arquitecta”, un magnifico blog que en un año cuenta con 40 colaboradoras y colaboradores que hacen que su impacto se haya multiplicado con su audiencia.
En mi página de heroínas he compartido varias de las mismas  historias también de arquitectas, hablando  igualmente  sobre sus trabajos, pero desde el prisma de la búsqueda de la igualdad y la horizontalidad, sin duda con mucho menos apoyo y difusión y lo peor con pocas o casi ninguna colaboradora, aunque lleve más de cinco años en este proyecto.
Las historias de arquitectas están   entre otras casi dos mil historias de mujer con un nombre propio casi cada una. Son solo 1850: acotemos con propiedad, más otras 1000 en borrador, ósea en proceso de traducción, revisión, búsqueda de más información…
Confirmo en conclusión que la moda importa, la arquitectura importa, pero el feminismo y la búsqueda de la igualdad entre hombres y mujeres no importan lo mismo y como consecuencia mi pequeño grito queda enmudecido por todas las otras cuestiones que nos ocupan a las mujeres. Unas más acuciantes: hijas, hijos, padres, madres, trabajos…) otras más divertidas: ocio, deporte, cultura, arte…
Esta queja se repite en mi trabajo, que creo necesario.

La página de mujer del mediterráneo desde la que reflexionamos sobre nuestros derechos, luchas, retos, retrocesos y otras problemáticas tendiendo puentes a mujeres de otras geografías parece interesar solo a cada cual y si tú no eres de Arabia Saudí para que preocuparte si allí las mujeres ni votan, ni conducen o ¿porque preocuparse de todas las mujeres presas en Irán por defender los derechos de nuestras hermanas? La frase de Amelia Valcárcel sobre el universalismo del feminismo se queda en palabras y solo nos preocupa nuestro eslabón en esta cadena universalista que desde el feminismo pretende un mundo mejor.

martes, 16 de agosto de 2016

Alicia González Díaz escritora


Mi nombre y apellidos: Alicia González Díaz. Nací el once de octubre de 1941 en Larache (Marruecos), ciudad donde transcurrieron mi infancia y adolescencia. Junto a mi familia, me trasladé en 1958 a Granada, donde resido. Estoy casada, tengo tres hijas y cuatro nietos. Mis lecturas favoritas son textos de autoras. Admiro el verso profundo de Gabriela Mistral y la prosa sencilla de Susana Tamaro. He publicado seis libros. En la actualidad trabajo en la corrección de mi última novela. (Nos decía en una publicación en la página de Sergio Barce, enero 2013.

Traemos el texto publicado en la misma  página  y  fecha , escrito por Alicia :

TRINA

En la cuadrada habitación de techo plano pintado de ocre y friso de vieja escayola, un gran ventanal con alféizar repleto de tiestos cuajados de geranios que abarcan todas las tonalidades de los violetas, desde el malva hasta el morado oscuro, deja entrar la sesgada luz solar y el sonido de las campanas de la cercana iglesia que con su alborotado repicar proyectan un regusto alegre, delicioso.

Junto a este ventanal, Trina se entrega con entusiasmo a escribir poesía tecleando en la vieja “UNDERWOOD” que hay sobre su mesa de trabajo. Escribe versos, y hasta cuando los está escribiendo piensa que son malos, sin valor. Pero, aún así, experimenta un hondo placer al escribirlos.

Trina siempre ha vivido una existencia un poco bohemia; un plano de vida absolutamente al margen de los convencionalismos y las responsabilidades y sin que el dinero resulte prioridad, vistiendo ropas sencillas y calzando gastadas sandalias pretorianas, viviendo en un barrio humilde, en un pisito de la calle Calderería, limpio y casi desnudo, rodeada de muebles deslucidos, de paredes adornadas con algunas láminas dibujadas a carboncillo, y de la fría soledad. Para Trina esta clase de vida es una especie de cuento de hadas que colma plenamente su espíritu.

Le es fácil ser feliz, en casi todo. Encuentra belleza en la luz, en el color de los lirios del valle, en todos los sonidos y ruidos, como los gritos de los vendedores ambulantes pregonando su mercancía en la calle, las voces de los niños besándose en el aire,  las notas arrancadas a un acordeón por un músico aficionado y en el olor a canela de la flor de las petunias.

Hace algún tiempo, Trina consideró la posibilidad de establecerse en otro sitio; sitio en el que había nacido y pasado su infancia. Esta idea se le había ocurrido de repente durante una noche de insomnio, pensando que en aquel lugar podría establecer fácilmente su identidad y gozar de la compañía de algunos parientes. Sería un intento arriesgado, pero resultaba agradable pensar sobre ello; era como soñar en desviarse de los caminos mil veces andados y liberarse de la rutina.



Portando una vieja maleta, un lunes por la mañana, muy temprano, salió de su casa en el arrabal y atravesando el centro de la ciudad se dirigió a la estación del ferrocarril. No había viajado desde que estuvo en el Este, aproximadamente quince años atrás, para visitar a la familia de una prima. Ahora, su viaje de poco más de trescientos kilómetros le daba una sensación de novedad al mismo tiempo que la trasportaba a un mundo de nostalgia.

Los largos raíles tendidos sobre la grava brillaban como plata bruñida en toda su extensión bajo las ruedas del tren. Trina, cansada de escuchar las vulgares frases de su compañero de viaje con las que pretendía fomentar una conversación, se abstrajo en la contemplación del paisaje otoñal a través de los cristales de la ventanilla del vagón.  Veía las tierras onduladas por el arado, pendientes cubiertas de trémula hierba y lirios abiertos, matojos, piedras, vetustas encinas endurecidas por su resistencia al tiempo y a los elementos; de vez en cuando, un pueblecito blanco andaluz extendido en la ladera aparecía y desaparecía en la lejanía. Bajo el cielo gris, las aves rezagadas en su viaje hacia África volaban a bastante altura en perfecta alineación en forma de “V”.

Esto de ir de aquí para allá lo enjuiciaba Trina, criatura acostumbrada a permanecer largo tiempo en un mismo lugar, como algo desorbitadamente importante y desordenado. Por eso, la inquietud invadía su cabeza y su corazón por partes iguales cuando, silbando, la locomotora atravesó con estrépito los aledaños de la estación término y, entre rítmicos jadeos, se paró junto al andén.  

Trina bajó del vagón y se quedó unos instantes observando a los demás pasajeros que habían viajado en el mismo tren, marchando deprisa hacia la puerta de salida cargando sus pesados equipajes. El efecto fue extraño, experimentando una sensación de desencanto. Se sentía cohibida y tímida, sola entre el gentío, en un lugar donde había vivido durante años y del que guardaba un vago recuerdo, mas hacía tanto tiempo que no había estado allí que aquella estación le parecía algo ajeno a su vida. No sabía la razón, pero algún sentimiento escondido en su interior despertaba en su alma cierta congoja, una chispa de desazón.  

En medio de la pequeña muchedumbre que invadía el andén y de la niebla que le envolvía el ánimo, una indecisión interna la mantenía quieta junto al tren que antes de una hora partiría hacia el Sur, pensando que podría muy bien sacar billete y volverse a Granada. Sintió la imperiosa necesidad de hacerlo. ¡De acuerdo! –se dijo para sus adentros– y siguiendo aquel ardiente impulso suyo automáticamente subió a uno de los vagones, sin olvidar su maleta. Dos horas más tarde emprendía el regreso hacia su lugar de partida.

Sentada de nuevo junto a la ventanilla, viendo la parte del paisaje que pasaba delante de sus ojos un instante y luego se perdía hacia la lejanía, Trina encontró la respuesta concreta y concluyente al interrogante íntimo del motivo de su súbita decisión de regresar: en realidad, dondequiera que uno estuviese, las cosas importantes de la vida eran escasas y los años terminaban por borrar todo…, palabras, recuerdos, afectos y vínculos familiares. A ella no se le ocurrían más razonamientos persuasivos.  

Fue anocheciendo insensiblemente, el sol se había puesto y las sombras se instalaban tímidamente sobre aquella parte de la tierra. El viaje tocaba ya a su fin. Trina llegó a su destino, del que había partido aquella misma mañana, y el último resplandor del día, le causó el efecto de un umbral que abriera paso a todas las esperanzas. El mañana era nuevo y el corazón dispuesto siempre a latir con ímpetu. Trina estaba convencida de haber hecho lo correcto.    


De nuevo tenemos a Trina instalada en el pisito del arrabal. Es feliz…, ¡ah, sí, ahora se siente capaz de aceptar cualquier reto! Ha vuelto a colocar tiestos en el alféizar de la ventana y a plasmar versos tecleando con sus hábiles dedos en la anticuada máquina de escribir. Improvisa con mucha facilidad y en los endecasílabos de sus sonetos, llenos de sensibilidad y refinamiento, no hay ese trasfondo donde se adivinan las frustraciones y el grito de dolor de un alma que no ha podido olvidar.

Pero Trina no sólo escribe versos. Sus relatos, cálidos y sencillos, señoreados intelectualmente por la influencia de alguna escritora célebre, ponen de manifiesto una inteligencia superior y, sobre todo, una ternura susurrante y generosa. Sus personajes, extraídos de la realidad, son gente del pueblo, el verdadero pueblo humilde y trabajador con sus vicisitudes y miserias y que ella reconoce en el tendero de ultramarinos que hay en su calle, en la mujeruca que va de aquí para allá ofreciendo limones y perejil a los transeúntes mientras lleva “en jarras” sobre su cadera al chiquillo desarrapado y mocoso, en los hombres que para el bien de la comunidad tienen que desempeñar tareas ingratas, en el estudiante, en la tullida que al andar parece tener los pies de plomo y que enseña en una escuela nociones elementales a un montón de niños, en el cobrador de recibos, en el vendedor de lotería, en la pantalonera que tiene su humilde taller en un pequeño y umbrío local y que es ayudada en el oficio por su madre octogenaria, en el cartero que reparte la correspondencia entre los vecinos, en el sacerdote que junto al altar con olor a flores toma cada día el pan y el vino en la misa.

Trina observa a estos tipos, los examina, reflexiona sobre ellos, aprende su lenguaje, las palabras malsonantes, las cancioncillas, las maldiciones y, también, las oraciones de esta gente de la que ella nutre de personajes sus relatos; relatos plenos de alegría burlona, de hechizo, de fábulas y sueños en un mundo feliz y fantástico donde viven criaturas a las que Trina contempla desde el misterio de su mundo interior.

Entabla conocimiento con escritoras jóvenes; de esas que “prometen”.  Algunas con ciertas ideas revoltosas en contraste con las de Trina, pero con una común inquietud: escribir. Un día, una muchachita, tímida y respetuosa, la obsequia con un libro que había escrito y después editado con medios económicos propios. “¿Para mí?” Al leer la dedicatoria Trina no tiene más remedio que emocionarse: “A mi maestra, que llevada de la generosidad de su talento me ha enseñado todo lo que sé como novicia en el arte de escribir”.

“Mi siembra”, era el título de aquel librito al que Trina definió después de leerlo por primera vez como “narraciones tejidas con susurrante sensibilidad y dulzor de ternura”. Desde entonces lo ha conservado como algo muy valioso guardado en el cajón de su mesita de noche y, al releerlo a la luz de la lamparilla, ha encontrado siempre en él a un buen amigo que le ha llevado bellas visiones y consuelo en las horas en que el sueño se empeña en no llegar.

Impulsada por la certidumbre de la vocación de la muchacha, Trina quiso proteger a la escritora novel e intentó ayudarla de un modo eficaz e inteligente: “Sé constante. Escribe al menos una hora diaria. No dejes de hacer muchas lecturas. Alterna estas disciplinas con el cultivo de la armonía, el equilibrio y el criterio propio. Te recuerdo que para escribir prosa o poesía resultan más eficaces que mil lecciones de literatura las cosas aprendidas de la rutina cotidiana llena de lecciones sagaces y donde podrás encontrar las distintas caretas de tus personajes; la observación de la naturaleza en sus infinitas variaciones te permitirán descubrir la belleza de las noches de verano y los diferentes pequeños rumores de la vida estival; ver el vuelo de la golondrina presagiando la llegada de la primavera; la delicadeza del cáliz de una flor inundado por una gota de rocío; y hasta el mar, con su misterio, tendrá para ti secretas confidencias… Todas estas imágenes recogidas por tus sentidos te ayudarán a escribir”.

Acaso el más ferviente deseo de Trina haya sido el de que aquella muchacha  hubiera llegado a cumplir sus sueños de juventud, volcando sobre cuartillas en blanco, con gracia y poesía, la visión de las cosas y toda la fuerza de su propio ser, de su alma singular. No fue así. Lo que anhelaba entonces no lo consiguió. Un día conoció el amor, y con él su séquito de dolores y alegrías; el cariño incomparable hacia los hijos ocupó todo su corazón; los deberes de su vida real, todo su tiempo. Nunca más visitó a Trina. Fue el destino, que todo lo quita y lo pone, quien desgraciadamente le prohibió volver a escribir.



Cuando Trina se asoma a la magia engañosa y profunda de un espejo y contempla su imagen poco halagüeña reflejada en la superficie de cristal, siente cierta desilusión personal. Se puede decir realmente que esa imagen es de una mujer que no es ni bonita ni fea; ni joven ni vieja, aunque hace tiempo transmontó el medio siglo de vida. Su figura es de pequeña estatura, la cabeza más bien grande, algo cortas las extremidades y constitución fuerte y regordeta. Su cara de luna llena, el perfil un poco chato y la boca ancha de labios finos, no es el tipo de belleza que nos han enseñado a admirar, pero su rostro tiene cierto encanto.  Son sus jaspeados ojos los que parecen atraer con su mirada y contrastan con sus cabellos cortos, lacios y oscuros, estriados de gris; esta imagen inmóvil, en pose para ser retratada, cuelga dentro de un marco en una de las paredes de la habitación donde ella teclea en la máquina de escribir.              

¿Cómo es Trina en su interior? Su alma, honda y limpia, armoniosa, posee la medieval alquimia de transformar en encantamiento y fascinación todo lo vulgar y lo aprehensible. En el fondo Trina no es romántica porque conoce la vida a través de muchas pruebas crueles. En su laberinto interior, en momentos de pugna entre la esperanza y el desespero, a veces se siente sola, perdida, como olvidada del mundo, y es siempre la lectura de un libro quien la consuela.  

¿Amores? Uno que dejó huella en el corazón de Trina. Amor juvenil: sueños que iluminan la vida de una mujer, murmullo de palabras que la timidez impide pronunciar, rápidos latidos del corazón, el halago del obsequio de una rosa o de una humilde margarita, el paseo bajo las estrellas que encienden el firmamento y protegen a los enamorados, manos entrelazadas sintiendo el tibio cosquilleo de los dedos del otro en la palma, el rugido de la sangre ante el primer beso…  La inesperada ruptura planteada por él, causó en Trina una larga desorientación aunque ha conservando a través de los años la fotografía del amado entre los recuerdos más importantes de su vida.

Trina está convencida de que ella es de esa clase de gente incapaz de sentirse contenta; una mujer enteramente egoísta que alberga ideas muy suyas sobre los principios liberales que gobiernan su vida, en la que muchas son las cuestiones importantes ante las que se muestra indiferente y sarcástica, mas una vez decidida a seguir un camino, resulta inútil querer disuadirla. Cuando menos, se dice, sus decisiones son suyas. Tal vez resentida por el desengaño que sufrió, todo lo que entraña sexo o, incluso, los dolores del parto, son como una especie de servidumbre que la mujer tiene que aceptar.  

Un día, hace muchos años, Trina mete cuidadosamente en un sobre unos manuscritos con un compendio de sus relatos y poemas, va a Correos y certifica el envío. Adjunta va una carta dirigida a un escritor de cierta fama, profesor en la Universidad. En ella le ruega tenga a bien leer sus trabajos y, después, dar su veredicto. El hombre sí contestó, al cabo de dos meses y con una amarga crítica condenatoria: los relatos resultan tímidos y pueriles; los poemas, desalentadoramente incultos. Lectura oportuna sólo para mujeres. Al mismo tiempo le brinda con indiscutible malicia un consejo: “No persiga una quimera inútil, dedique sus horas a labores de zurcido y a trabajar entre fogones y pucheros, deberes propios de una fémina, deje las inquietudes intelectuales para los hombres. Una mujer con ideas propias equivale a un montón de despropósitos. De esto no hay duda alguna.”

Ante esta condena, Trina llora; de rabia, de humillación. Se siente herida y al mismo tiempo conmovida por todas las mujeres y en vez de encerrarse en un mundo de silencio y de resignación, decide continuar escribiendo incesante e intensamente como medio para luchar contra las injustas marginaciones.

       

Los días son casi siempre grises en el frío mañanero del otoño y del invierno. Trina continua escribiendo delante de la ventana. Lo hace con entusiasmo porque piensa que tiene un argumento interesante para su nuevo relato.  La vida está llena de alicientes. Vale la pena seguir aquí, en este mundo. El mañana está muy lejos, no tiene que preocuparse. Repentinamente, le asalta con fuerza el pensamiento de que se está volviendo un poco infantil y que la gente empieza a seguirle la corriente. No puede quedarse holgazaneando cuando todavía le queda tanto por hacer… Entonces, mentalmente echa una ojeada a todo cuanto le ha acontecido a ella misma y a todo lo que ha sucedido a su alrededor. Con la sensación del que está convencido de que el tiempo se aleja para siempre, sin perder un instante se pone a trabajar, tecleando con frenesí en su máquina de escribir, envuelta en un torbellino de ideas y de conceptos, hablando para sí misma en un murmullo bajo, entrecortado y abstraído, narrando lo que va escribiendo. De vez en cuando exhala un suspiro profundo y plañidero, que significa que está algo cansada.

 El otoño y el invierno en algunos aspectos son unas estaciones tan deseables, pero tienen sus desventajas. ¡Hace tanto frío para un viejo!

                                      Alicia González Díaz –  Granada, 1984



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