Soledad Cazorla Prieto (Larache, 19 de febrero de 1955 - Madrid, 4 de mayo de 2015) fue la primera mujer Fiscal de Sala contra la Violencia sobre la Mujer, responsable de dirigir la red de fiscales especialistas en violencia contra la mujer en España puesta en marcha tras la entrada en vigor en 2004 de la Ley Integral contra la Violencia de Género, responsabilidad que ejerció durante una década, desde 2005 hasta su muerte. Defensora de la igualdad, su carrera profesional estuvo estrechamente vinculada al desarrollo de esta ley.
En 2016 se presentó el Fondo de Becas Fiscal Soledad Cazorla Prieto en su memoria, un fondo de ayudas para el desarrollo personal, apoyo educativo y reparación del daño para niñas y niños que han perdido a su madre a causa de la violencia de género. Creado por su familia, en colaboración con la Fundación Mujeres
Nació en Larache, entonces protectorado español, en 1955 adonde había emigrado su familia a finales del siglo XIX. Su padre era abogado y militar de alto rango.
Ingresó en la carrera Fiscal en 1981 y su primer destino fue la Fiscalía de Gerona. En 1984 se trasladó a Valladolid. En 1985 llegó a la Audiencia Territorial de Madrid, desde donde fue destinada primero a la Inspección de la Fiscalía General del Estado en 1993 y después a la Secretaría Técnica.
En septiembre de 1996 fue nombrada Fiscal del Tribunal Supremo, desde donde asumió, entre otras responsabilidades, la acusación pública contra Mario Conde en el caso Banesto.
En 2005 fue ascendida a Fiscal de Sala contra la Violencia sobre la Mujer a propuesta del fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido. En octubre de 2010 con el gobierno del PP popular fue renovada en su cargo. Formaba parte del Observatorio contra la Violencia de Género, un organismo creado por el Consejo General del Poder Judicial en el que participa la Fiscalía General del Estado. Se caracterizó por sus críticas a la dotación presupuestaria de la norma y a su, en ocasiones, deficiente aplicación. También por su compromiso en la lucha para la protección de los menores víctimas de violencia machista.
Sus intervenciones en foros públicos, conferencias, reuniones con asociaciones de mujeres fueron constantes durante el ejercicio de su responsabilidad como Fiscal contra la Violencia de la Mujer. También su participación en encuentros internacionales en defensa de los derechos de la mujer (Francia, Reino Unido, Marruecos, República Dominicana, Bolivia, Ecuador, China o Níger) y nacionales de Juristas, colaborando en publicaciones y artículos en torno a diferentes materias relacionadas con el Derecho Penal
Defensora de la igualdad, y con un alto compromiso personal y profesional en la lucha contra la violencia de género, su carrera profesional estuvo estrechamente vinculada al desarrollo de esta ley en España, destacando su implicación en la necesidad de que el papel de la fiscalía contribuyera a un adecuado tratamiento de las mujeres víctimas en el proceso judicial y, en especial, en la necesidad de proteger a los niños y las niñas que tenían que convivir con la dura realidad de la violencia contra sus madres.
Falleció a los 60 años en Madrid el 4 de mayo de 2015 a causa de un derrame cerebral.
Como coordinadora de los fiscales que se preocupan de erradicar el maltrato, Soledad Cazorla advertía de que el desprecio de la igualdad constituye la base del maltrato y es por tanto “una enfermedad social injustificable”. Contra esa enfermedad trabajó toda su vida, con dedicación, audacia y paciencia. Sin medias tintas, afrontando el problema como parte indivisible de su pasión civil. “Observo un maltrato sutil”, decía en una de sus últimas entrevistas, “en el que cae un pequeño sector de los hombres que quieren domesticar a la mujer. ¡Aún creen que nacer varón te da más derechos!”
JUAN CRUZ
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