Marlene Wayar (n. 14 de octubre de 1978 en Córdoba, Argentina) es psicóloga social y activista trans argentina.
Es Coordinadora general de Futuro Transgenerico y Co-fundadora de la Red Trans de Latinoamérica y el Caribe “Silvia Rivera”.
Es Directora de "El Teje", el primer periódico travesti de Latinoamérica, desarrollado a partir de un taller realizado en el Centro Cultural Ricardo Rojas.
Estudió Psicología social en la Universidad Popular de Madres de Plaza de Mayo.
Es una de las fundadoras de la ‘’Cooperativa Textil Nadia Echazú‘’, un taller-escuela lleva el nombre de Nadia Echazú, como homenaje a la militante de los derechos trans. El emprendimiento se inauguró a mediados del año 2008, en un lugar cedido por el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes).
A pocas semanas de comenzar el segundo año del Centro de Alfabetización Trans, la organización "Crisálida" de la provincia argentina de Tucumán informó que producto de la convocatoria para darle un nombre al mismo, las ex alumnas y participantes del proyecto propusieron el nombre de “Marlene Wayar” y al ser aceptado por unanimidad por la Comisión Directiva de Crisálida fue anunciada a la Red de Mujeres de Tucumán (co-participes del proyecto).
En septiembre de 2011, recibió el Premio Lola Mora, otorgado por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, por la publicación "El Teje".
"Soy siempre como condición primaria, una travesti sexuada.
La diferencia entre quien es raptada o secuestrada para ser sometida a la prostitución y quien entra en la prostitución callejera, es una cuestión de experiencia de vida anterior y la brutalidad del cambio de status social.
A diferencia de quienes vamos siendo doblegadas poco a poco en un proceso de degradación de la subjetividad, que no por ser menos violento en lo concreto, es menos cruel como producción social de violencia simbólica.
La diferencia es que la sujeta secuestrada es portadora de una conciencia de pérdida de una soberanía de sí, la cual le ha sido arrebatada. En cambio en los otros casos, en nuestros casos, la violación de la persona ha provocado una interiorización de la desvalorización autoperceptiva como constitutiva de la personalidad. Una persona secuestrada puede al menos albergar en su fantasía el deseo de libertad. Nosotras tenemos que escapar antes de nosotras mismas y del socio inserto en nosotras".
Marlene Wayar Sobreviviente de Prostitución.
EL AMOR EN LOS TIEMPOS DE MARLENE WAYAR
POR NADIA BEHERENS
Conformó a través de la coordinación de Futuro Trans, el Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género. Es directora de “El Teje”, el primer periódico travesti de Latinoamérica, que proyecta publicar un libro con historias de vida del género desde cada provincia. También forma parte de “Punto de Encuentro de Revistas Culturales”, un espacio con publicaciones independientes y temáticas alternativas de todo el país, en busca de una ley para proteger al sector. Aquí nos cuenta cómo pasa el lenguaje y la sociedad por su mirada y su cuerpo. A Marlene Wayar no se la puede definir más que por su construcción constante.
Contanos qué significa El Teje.
Es la palabra todo terreno dentro del carrilche, que es el idioma marica, es una palabra que sirve para todo: la zanahoria que te quedó entre los dientes, la peluca desacomodada, los buenos atributos del hombre, su billetera, la droga, lo prohibido, lo que no puedo decir porque estoy frente al policía. Malva, que es parte del staff del periódico y es una travesti de 90 años, nos cuenta que la génesis de esta jerga es contemporánea al lunfardo, aunque el carrilche es callejero pero paralelo a lo delincuencial, porque tampoco los delincuentes debían saber de qué estábamos hablando, es absolutamente comunitario. El teje también tiene esta idea de tejer, de hacer urdimbre, de ir tramando historias.
¿Qué significa ser travesti?
Para mí, travesti es la experiencia humana indefinible, porque lo podés decir solo vos. Tiene que ver con que he nacido posicionada dentro de una corporalidad sexuada a la que contradigo de acuerdo a lo hegemónico. Nací con un pene y me voy hacia la femineidad. Se parte de que sos una persona que dice no obedecer esa biología que le está asignada como destino. Miradas desde el hoy, son travesti también las experiencias que existían previo a la conquista en Latinoamérica, que en México se llamaban muxes y en otros lugares tenían otros nombres. En la región, lo travesti tiene que ver con el cruce con la clase. Nuestra experiencia es necesariamente prostitutiva. En mi caso, que me encontraba sola en el barrio, en la escuela, necesitaba encontrar mis pares para espejarme y los encontré prostituyéndose. Esa situación prostitutiva económicamente no me era necesaria, pero era vital para conocerme.
Respecto a tu estética diferente, en el sentido de que rompe con el estereotipo clásico de la travesti que se percibe en los medios de comunicación, ¿podés describir un poco esa cuestión?
A partir de la estética mejoraría el mundo día a día. Después está el cómo concebimos dentro de la estética la belleza y cómo descalificamos la fealdad. Sé que hay algo de la imposición de lo comercial que no me gusta. Cuando era chica en Córdoba fue una chica que hizo algo muy oscuro con “Las voces de los pájaros de Hiroshima”, donde los pájaros se preguntan dónde está la humanidad devastada; esa chica me gustó mucho porque era muy dark, muy punk. Algo que no es lindo, pero me conmueve o me provoca cosas, son las cosas que me gustan.
En cuanto a mi estética, en un momento me quise retocar la nariz, pero justo descubrí que con mis dos hermanos tenemos la nariz, el ceño y la mirada que nos define Wayar. Creíamos que era un apellido alemán y nos dimos cuenta que era algo inventado y que probablemente venga de África. Mi abuela me cuenta mucho tiempo después que era de Siria y que afrancesaron su apellido en la llegada, algo que se sostuvo, así como se prohibieron cosas básicas como no seguir repitiendo la cultura a través de la comida. Con ese descubrimiento empiezo a buscar otra estética, a ver también toda la influencia latinoamericana. Ahora me gusta salir pelada, ir cambiando los colores de mi pelo, un día salgo hippie chic y al otro día salgo punk. Seguiría jugando siempre a no posicionarme en ningún lugar, a cambiar para seguir experimentando.
Tenés muy presente a tu familia. ¿Qué concepto tenés de ella?
Soy muy consciente de reconocerme producto de mi familia. Familia para mí es cómo se conformó ese núcleo donde hay mutua dependencia y cariño. Desde el movimiento GLTTTBI, hablamos mucho de indagar y poner en juicio los conceptos de familia que hacen que una niña de 12 años tenga que encarar una porque su padre la violó y ni siquiera le den el derecho a tratar de reconstruir esa niñez, no dejándola abortar. Nos olvidamos que tenemos una responsabilidad enorme al enfrentar la niñez. Tenemos que tener bien decidido cuándo vamos a tener un niño y que ese niño tenga condiciones mínimas de desarrollo en dignidad. No es procesable una vida digna si no tenemos un sujeto que pueda verse identificado en el otro, siempre el otro va a ser amenazante si no construimos la confianza. La familia es uno de los lugares de los que las travas hemos sido expulsadas, pero queremos volver para resignificarlo, queremos volver a una acción reparadora.
Vos criaste un bebé hasta los 3 años ¿cómo fue esa experiencia?
Mi experiencia más enriquecedora y totalizante, algo maravilloso. Tengo una imagen que está eternizada en mi cabeza. Un sábado que no había huido temprano para trabajar sin que él me viera, vi el primer movimiento cuando despertaba, me oculté y lo llamé: “Franco” -a Marlene se le llenan los ojos de lágrimas-. La risa instantánea que provocó mi voz, parecía una mueca construida. Saltó la cuna y empezó a gatear rápido hacia el lugar en donde yo estaba. Me dije, no puedo creer lo que genero en esta criatura, lo que este bebé me genera a mí. Es indecible.
¿Qué sentiste cuando se aprobó la Ley de Identidad de Género?
En esa jornada intuía que se iba a aprobar. Miraras para donde miraras había una trava. Se condensaron sentimientos contradictorios. Te pasaban tus compañeras que se habían ido. Las golpizas. Pero no dejabas de sentirte bien. Fue un momento glorioso para nuestra comunidad. Abrazada con cada chica, cada compañera de militancia o feminista, no pude evitar llorar. Cuando tuve que hablar al micrófono dije sin pensar: “esta cara lavada de lágrimas es el mejor maquillaje que me ha dado la vida”. Inmediatamente después asumí el rol de activista y mencioné que somos enormemente agradecidas de este primer gesto de cariño de parte del Estado, pero ha habido muchos errores conceptuales severos que tienen que ver con nosotras. Claramente no somos ni hombres ni mujeres, ahí hay una limitación puntual que nos limita a todos a seguir pensando los roles.
Hay que hacer estallar las diferentes identidades para hacerlas trascender, para romperle los límites a cada una, para darnos cuenta que por un cuerpo sexuado no pasa la identidad, más que de una forma tangencial como tener ojos celestes o portar diabetes. Hay que volver a la radicalidad de pensar que la humanidad es humanidad per sé y tenemos igual dignidad. Si se quiere hacer estallar lo mujer, me parece perfecto, pero no tenemos que poner nosotras nuestros cuerpos. Me permito desconfiar de todo de manera positiva para poder seguir pensando el futuro, para seguir construyendo de forma crítica sin comerme que estamos abordando algún tipo de perfección, porque no es eso lo que busco sino más bien una liberación. Mi ideal sería caminar hacia la androginia. Intervine poco en mi cuerpo, hoy pienso que pudo haber salido mal. Creo que la genitalidad no hace a la posibilidad amorosa de comunicarse. Si vas a abordar un rol con todo derecho, deberías resignificar ese rol de acuerdo a tus conceptos y no repetir las formas que te impone la sociedad, porque es empobrecedor.
Activismo y eficacia de las leyes
Futuro Trans nace desde la necesidad de organizar el discurso hacia el conjunto de la sociedad y correr como único interlocutor a la policía. En el 2001 con la nueva Constitución de la Ciudad y la derogación de los edictos policiales, las tesis acerca del espacio público impulsadas por estudiantes de ciencias sociales que dialogaban con las travestis abonaron en la ley conquistada.
Con la aprobación, otros proyectos previos están tomando impulso. Marlene nos cuenta que “viene dándose un proceso de empoderamiento de las organizaciones en el interior del país, aquellas que logran darse cuenta que algunas políticas que se han impuesto son cosméticas. Hay cientos de hechos que suceden que son periféricos, donde las organizaciones no estamos llegando, con los que te das cuenta que estás en un paraíso endogámico donde creés que estás haciendo actividades que están haciendo impacto en la sociedad y no es así. Hay que intentar ir hacia una complejización.”
Dónde
Desde Arecia (Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina), Ají Picante de Ushuaia, Mu y Futuro Trans crearon el kiosco Punto de Encuentro de Revistas Culturales: Corrientes 3307, esq. Agüero, Abasto Buenos Aires. Allí encontramos: Arte, diversidad, pueblos originarios, fotografía, despenalización del aborto, rock, feminismo, medios de comunicación, cooperativismo, poesía, minería, reggae, política, marihuana y mucho más.
http://revistafurias.com/el-amor-en-los-tiempos-de-marlene-wayar/
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https://es.wikipedia.org/wiki/Marlene_Wayar
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