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lunes, 11 de noviembre de 2024

Khadija Al-Salami cineasta activista por la libertad de las mujeres y las niñas



Khadija al-Salami (Saná, 11 de noviembre de 1966)​ es una directora y productora de cine yemení,​ reconocida principalmente por ser la primera cineasta femenina de ese país. Al-Salami reside en la actualidad en París. Ha sido nominada y ha ganado varios premios en importantes eventos relacionados con el cine a nivel mundial como el Festival Internacional de Cine de Dubái y el Festival de Cine Asiático de Vesoul, entre otros.​ Uno de sus documentales, I Am Nojoom, Age 10 and Divorced, fue elegido como la cinta yemení para participar en la categoría de la mejor película de habla no inglesa en la 89.ª edición de los Premios de la Academia,​ primera película de ese país en ser seleccionada para dicho galardón. Aunque el documental no ingresó en la lista final de nominados, se considera este hecho un gran logro para la industria del cine de Yemen.


En su infancia, al-Salami fue enviada a vivir con familiares luego del divorcio de sus padres tras reiteradas escenas de violencia doméstica por parte del padre. A los once años, fue obligada a contraer matrimonio y fue violada por su esposo.​ Algunas semanas después su esposo la llevó donde su tío, quien la repudió de inmediato y se la devolvió a su madre soltera. Ella escapó de la inmensa presión de la familia y la sociedad al encontrar un empleo en la estación de televisión local y al mismo tiempo asistir a la escuela por las mañanas, actividades que le brindaban mucha felicidad en medio de su difícil situación.​ A los 16 años recibió una beca para cursar sus estudios secundarios en los Estados Unidos. Posteriormente se inscribió en la Escuela para Mujeres de Mount Vernon en Washington D. C. Después de un período en Yemen y París, regresó a Washington para obtener su maestría en comunicaciones en la Universidad Americana. Como tesis de grado, al-Salami produjo su primera película.


Su primer largometraje, rodado en su totalidad en Yemen, fue I Am Nujood, Age 10 and Divorced.​ La película narra la historia real de Nujood Ali, la niña obligada a casarse más famosa de Yemen, quien contrajo matrimonio a los diez años y solicitó el divorcio en un tribunal.​ Al-Salami no quería contar solo la historia de Nujood, sino también la suya y la de muchas otras novias infantiles yemenitas, ya que esto permite que otras niñas comprendan los efectos de estos matrimonios.​ Para la creación de la película también se basó en su experiencia personal, al ser obligada a casarse  a los once años y sufrir de la violación por parte de su esposo. Ésta fue la única película de Khadija filmada en su natal Yemen, ya que al poco tiempo se radicó definitivamente en París.​ La cinta ganó el premio al mejor largometraje en el Festival Internacional de Cine de Dubái y también fue exhibida en otros reconocidos festivales.​ En 2016 I Am Nojoom, Age 10 and Divorced se convirtió en la primera película yemení en ser presentada para competencia en la categoría de mejor película de habla no inglesa en la edición número 89 de los Premios de la Academia.


Desde entonces ha trabajado principalmente en el ambiente del cine documental, destacándose su producción de 2013 The Scream (2013), documental sobre el levantamiento de Yemen de 2011 y sobre el papel de la mujer durante este acontecimiento. Su documental Stranger in Her Own City (2005) relata las repercusiones negativas que pueden tener las arraigadas tradiciones familiares en los países del mundo árabe.​ Al-Salami manifestó además que A Stranger in her own City "nunca fue presentada en la televisión yemení porque su contenido es demasiado controversial para las convenciones sociales del país".​ La cineasta creó esta película basada en el dolor propio que experimentó con su matrimonio infantil arreglado, así como la experiencia de una joven llamada Najmia que tenía 13 años en ese momento y atravesaba una situación similar.

Desde entonces al-Salami ha producido varios documentales para canales de televisión de Francia y de Yemen. El enfoque principal de sus documentales está en las mujeres, posiblemente como un reflejo de su experiencia de vida. También es coautora con su actual esposo, el estadounidense Charles Hoots, de una autobiografía titulada The Tears of Sheba.


Khadija hoy es considerada un ejemplo en su familia, paga los estudios de sus sobrinas y ha conseguido que ninguna haya sido obligada a casarse. Además, hace seis años creó unas becas para financiar la escolarización de 550 niñas yemeníes. También organiza talleres para concienciar a los padres sobre la importancia de que sus hijas vayan al colegio y los peligros del matrimonio precoz. 

Traemos una entrevista que nos permite escuchar a esta grandísima mujer :



 La entrevista es de Paka Díaz para  Woman.es el  20/4/2016,


WOMAN: ¿Por qué decidiste ser cineasta?
KHADIJA: Decidí estudiar cine porque ser una mujer en Yemen significa no tener voz, que nadie te escuche. Por eso desde niña decidí hacer lo contrario de lo que se suponía que debía de hacer. A través de las películas sabía que podía poner rostros a las mujeres y a sus historias, darles visibilidad y , sobre todo, ofrecerles un canal donde se pudieran expresar y que las escucháramos hablar de sus sueños sin sentir miedo.

Fuiste obligada a casarte a los once años. ¿Cómo conseguiste divorciarte?
Fue la experiencia más horrible de mi vida. Cuando, siendo una niña de once años, mi madre decidió obligarme a contraer matrimonio, al principio no sabía ni lo que eso significaba. Cuando lo descubrí, me sentí devastada. Intenté escaparme pero me cogieron. Me encerré en el cuarto de baño y golpeé mi cabeza contra la pared hasta hacerme sangre y desmayarme. Me forzaron a casarme y tuve que irme con mi marido a su casa. Allí, intenté suicidarme. Tuvieron que llevarme al hospital y entonces fue cuando mi madre se dio cuenta de que aquello iba en serio. A partir de ese momento, ella me apoyó siempre y me ayudó a pedir el divorcio. Para mi familia aquello era una deshonra así que nos repudiaron. Nos dijeron que ya no éramos parte de la familia.

¿Por qué tu madre, que a su vez había sido casada de niña, permitió que te casaran a ti?
Se lo he preguntado muchas veces. Ella misma ha estado toda su vida traumatizada porque se lo hicieron a ella. Siempre me dice que pensaba que era lo correcto, que era la tradición. No veía otra opción. Por eso es tan importante la educación.

¿Cuánta era tu diferencia de edad con el hombre con el que te casaron?
Me casaron con un hombre de treinta y tantos. Cuando tienes diez u once años, todo el mundo es demasiado mayor para ti. Aquello era una pesadilla. Muchas de las niñas yemeníes obligadas a casarse no sobreviven a la primera noche y muchas mueren dando a luz a su primer bebé. Las demás se ven sometidas a una vida de abusos constantes. El cuerpo de una niña no está desarrollado, ni tampoco está madura sexual ni psicológicamente. No se establecen relaciones sanas en un matrimonio así.

Procedes de una familia humilde. ¿Cómo conseguiste convertirte en la primera mujer cineasta yemení?
Cuando a mi madre y a mi nos repudió mi familia, tuve que buscar trabajo porque era libre pero también tenía que asumir toda la responsabilidad que conllevaba esa libertad. Empecé a trabajar por la tarde e iba a clase por las mañana. Estaba resuelta a estudiar, lo tenía muy claro. Acabé el instituto con 16 años y decidí aplicar para unas becas que daba una Ong norteamericana. Me la dieron y conseguí ir a estudiar cine a los Estados Unidos. Desde que acabé no he dejado de hacer películas.

Tu película ’10 años y divorciada’ refleja tu experiencia como niña casada y también la de Noyud Alí, una niña cuya autobiografía se hizo famosa porque consiguió divorciarse en un juzgado de Yemen. ¿Por qué uniste ambas historias?
Parte de la película refleja mi vida, otra parte la de Noyud y el resto es libre inspiración. Yo tenía mucho que contar de mi experiencia pero me interesaba la parte en que Noyud va a los tribunales a pedir el divorcio, cosa que en mi caso no ocurrió ya que su familia no quiso ayudarla. Noyud tuvo la ayuda de una Ong, en mi caso no existía esa posibilidad y estaba completamente sola. Únicamente mi madre se puso de mi parte tras mi intento de suicidio.

¿Sigues en contacto con Noyud? ¿Qué ha sido de ella?
Sí, tiene 19 años ahora. Lo que pasó es que el libro sobre su vida fue un éxito de ventas e hicieron mucho dinero, así que su editor compró una casa para ella, a su nombre lo que enfadó a su padre. Noyud se ha enamorado, se ha casado y ha tenido un bebé. Para mi ha sido una decepción porque yo deseaba que al menos acabara sus estudios y que fuera un ejemplo para otras niñas, pero ella ha preferido casarse. Al menos, ha sido ella quien ha elegido su vida, no su familia, ni nadie más.


¿Cómo fue el rodaje de tu película en Yemen?
Una auténtica pesadilla. No pude llevar a mi equipo francés porque no los aseguraba ninguna empresa, así que tuve que contratar uno de Egipto que siempre estaba quejándose y no creía en la película. No podía contar a nadie de que iba el guión, ni siquiera a los actores, porque me podía buscar problemas muy serios con los extremistas o con el gobierno. Cada día era una peligrosa aventura. Nos robaban material, hubo un atentado de Al Qaeda… Pasó de todo. Y un mes después de acabar el rodaje, Arabia Saudí comenzó a bombardear el país. Me hubiera gustado hacerlo en mejores condiciones, pero fue imposible. La parte artística no está tan cuidada como me hubiera gustado pero conseguimos acabarla y ahora se usa para mostrar a las niñas que hay salida y a sus familias que ese no es el camino.

¿Estás en contacto con tu familia en Yemen?
Sí. Antes me consideraban la oveja negra, pero ahora piensan que soy un modelo a seguir. De hecho, dependen de mi económicamente y he conseguido que todas mis sobrinas estudien. Mi hermana pequeña fue obligada a casarse, pero desde que cambiaron de opinión sobre mi, ya no hay matrimonios infantiles en mi familia.

Fuiste condecorada con la Legión de Honor francesa, el mayor reconocimiento que se otorga en el país…
Sí, me condecoró la ministra francesa de Cooperación y Desarrollo, Brigitte Girardin. Me llevó a Yemen y me la puso allí, pero lo mejor es que cuando me dijo que me la habían concedido, me preguntó si tenía alguna petición que hacer y le dije que el mejor premio que me podía dar era conseguir la liberación de Amina, una niña sobre la que yo había hecho un documental. Ella fue acusada de matar a su marido, pero se trataba de una niña a la que habían casado con once años. Cuando mató a su marido tenía 14 años y él la sometía a palizas constantes. Aquel día él la estaba intentando estrangular y Amina le clavó unas tijeras. Ella estaba condenada a muerte, no habían tenido en cuenta que fuera en defensa propia. La ministra consiguió que el entonces presidente Saleh la liberará y por eso, sí, la Legión de Honor ha sido el mejor premio de mi vida.

[Nota de la periodista: Lo que no cuenta Khadijah es que, desde entonces, ella ayuda económicamente a Amina para que estudie y consiga una vida mejor].

Antes has mencionado los bombardeos en Yemen, una guerra olvidada de la que apenas dan cuenta los medios. ¿Qué te parece esa dejadez ante un conflicto que ha acabado con la vida de miles de personas?
Yemen lleva un año y pico siendo bombardeado cada día. Caen cientos de bombas, todos los días pero nadie habla de ello porque es un país pobre y porque es Arabia Saudí la que principalmente es responsable de los bombardeos. Los saudíes tienen petróleo así que para los yemeníes los derechos humanos no existen. Es muy triste que solo se tengan en cuenta algunos países y otros no. La mayoría de los muertos en Yemen son civiles y está demostrado que atacan sin piedad a escuelas y hospitales. Quedan muy pocas infraestructuras en pie en el país. Todo es destrucción. Somos un país pobre pero muy rico en patrimonio cultural e histórico. Sesenta sitios arqueológicos han sido destruidos, eso por no hablar de todos los inocentes que han muerto. Es terrible. Y tengo que decir, con el corazón roto y una profunda tristeza, que nadie hace nada y nadie dice nada de lo que está pasando allí. No le importa a nadie. Es como si no existieran, es una vergüenza.

¿En qué estás trabajando ahora?
En un documental sobre un joven matrimonio francés que se ha convertido al Islam que va a instruirse a Yemen. Me interesa mucho porque yo misma he luchado toda mi vida para salir de ciertas tradiciones y me impresiona mucho que una mujer joven francesa tome una decisión así. Estoy haciendo este documental para tratar de entenderla porque me cuesta mucho. A su madre le sucede igual, no lo comprende. Por supuesto, tiene derecho a elegir lo que quiere hacer con su vida, está en su derecho. Pero me es difícil entender que una mujer decida por si misma entrar en un sistema que la va a encerrar, que la va a poner detrás. La forma en la que les enseña me da miedo. Son salafistas que vinieron de Arabia Saudí y estás extendiéndose por todo el país. Gente que piensa que si no estás con ellos eres un infiel y les está permitido matarte. Todo comenzó con la guerra de Afganistán y la URSS, reclutaron a jóvenes de muchos países árabes y los educaron con esa ideología. Cuando regresaban a sus países de origen fundaban madrasas, escuelas coránicas con ideas salfistas extremistas. Les damos recursos, los alimentamos pero ahora vamos a tener que luchar contra ellos porque se nos ha ido de las manos.

¿Cómo es la situación para las mujeres en Yemen?
Antes de la guerra había muchas activistas trabajando por los derechos de las mujeres. Hubo varias mujeres que llegaron a ministras y diputadas. Una cuota del 30% según la Constitución y se estaba estudiando hacer un referéndum para aprobar una ley contra el matrimonio infantil. Peor entonces la guerra estalló y todo se detuvo. Esa guerra está alimentando a los extremistas y ha detenido el progreso del país en general y de las mujeres en particular. Espero que cuando acabe la guerra no tengamos que empezar de cero otra vez, pero hay posibilidades de que eso ocurra. La prioridad ahora ya no son los derechos humanos o la situación de la mujer, sino la mera supervivencia de las bombas o encontrar alimentos básicos o agua. Eso me da mucho miedo.

¿Qué es lo que te parece más importante para mejorar la situación de la mujer?
Para la mujer, la educación es la clave, es lo más importante. Piensa en mi, una niña casada a los once años contra su voluntad, proveniente de una familia humilde y muy conservadora. Pero he conseguido salir de todo eso porque lo tenía muy claro. Y cualquiera puede conseguirlo si se marca un objetivo claro: estudiar. Tienes que ser más fuerte que aquellos que se interponen en tu camino. Todo el mundo lo puede conseguir como yo lo he hecho.


https://en.wikipedia.org/wiki/Khadija_al-Salami
http://cultura.elpais.com/cultura/2016/08/24/actualidad/1471994074_961804.html
http://www.elmundo.es/yodona/2016/06/25/576c046746163fbd758b463a.html
http://www.woman.es/lifestyle/ocio/entrevista-khadija-al-salami-directora-diez-anos-divorciada
https://blogs.acatlan.unam.mx/cineadictos/2017/03/01/me-llamo-nojoom-tengo-diez-anos-y-quiero-el-divorcio/
https://www.aup.edu/news-events/events/2015-04-02/evening-khadija-al-salami-0


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