María Blanca Chancoso Sánchez
(Cotacachi, Imbabura, Ecuador, 1955) Indígena kichwa de Otavalo. Bachiller en Ciencias de la Educación. Ha
ocupado diferentes cargos dentro del moviendo indígena ecuatoriano. Fue
fundadora y dirigente de ECUARUNARI y CONAIE y Directora de la Escuela de
Formación de Mujeres Líderes “Dolores Cacuango”. Entre sus publicaciones sobre
Buen Vivir destaca el artículo “Sumak Kawsay desde la visión de la mujer”,
publicado en 2010 en el número 453 de la revista América Latina en Movimiento.
“El Sumak Kawsay desde la visión de mujer” Blanca Chancosa (2010)
En los últimos años nosotros hemos logrado posicionar el Sumak Kawsay,
término que podría ser llamado una utopía, porque lo que reclama y propone, es
la lucha constante por la igualdad. La propuesta del Sumak Kawsay es
incluyente, tiene en cuenta mujeres, niños, ancianos, indios, afros, mestizos,
es para toda la sociedad. Más bien pueden traducirla desde su idioma y desde su
cultura. Esa palabra no es sólo para indígenas porque está en nuestro idioma,
miremos más bien la interpretación que cada uno le puede dar en el marco del
cambio para alcanzar el Buen Vivir.
El Sumak Kawsay, desde la traducción
literal, sería la vida en plenitud, la excelencia, lo mejor, lo hermoso. Pero
ya interpretado en términos políticos, es la vida misma, una mezcla de quehacer
y voluntades políticas que significan cambios para que no le falte el pan del
día a la gente, y para que no haya esas desigualdades sociales de hombres y de
mujeres. El Sumak Kawsay es el sueño no solo para los indígenas, sino también
para todos los humanos.
Cuando hablamos del Sumak Kawsay no se trata de
regresar a un pasado, porque tampoco podemos decir que éste ha sido perfecto,
pero sí tuvimos y vivimos el Sumak Kawsay. Parte de ello ha permitido que hasta
hoy sobrevivamos estos 518 años de marginación, de discriminación, de
desigualdad, y de racismo, porque hemos vivido parte de esto desde lo colectivo
y lo comunitario. No tenemos las tierras como antes, porque se han dividido en
el minifundio, pero de alguna manera ha habido esa solidaridad y esa
reciprocidad que nos ha permitido pervivir a través de la lucha y la
resistencia.
Principios del Sumak Kawsay
La reciprocidad, la solidaridad, la
igualdad, el respeto mutuo en la diversidad, el apoyo conjunto en todos los
espacios y momentos, son parte del Sumak Kawsay. En las comunidades la
reciprocidad está, por ejemplo, en el trabajo de la chacra, en el momento de la
cosecha, cuando se presta la mano aluno y en la próxima se vuelve a acompañar.
También en caso del matrimonio, de un duelo, de un parto, o de una enfermedad,
llega el vecino y comparte la comida, una manta, o lo que sea. La reciprocidad
está en la forma de visitar, de hacerse presente mutuamente.
En la construcción
de una casa es aun mayor el apoyo, porque no solo vienen a prestar la mano para
construir, sino que traen hasta materiales y alimento. Si ven muy atareada a la
familia que está construyendo, llegan los vecinos con cuchillo en mano para
ayudar a pelar las papas y se ofrecen a hacer lo que sea necesario. Así la
reciprocidad es permanente.
Junto con la reciprocidad está la solidaridad, que
si usted vino, bueno yo me quedo en deuda, pero aparte de eso, la solidaridad,
es de expresión y de acompañamiento en todo momento: en el dolor y en la
alegría. Es identificarse con el sentir del otro de todas las formas posibles.
Eso es importante porque de lo contrario nos individualizamos también. Hay que
retomar en el Sumak Kawsay este principio de solidaridad.
También la
complementariedad es clave para el Sumak Kawsay. Las mujeres hemos sido
tratadas como un apéndice del hombre, porque según se dice fuimos creadas de la
costilla del hombre, por esto ellos creen que nosotras solo estamos para servirlos,
atenderlos y/o ir de acompañante sin voz ni derechos. En las culturas sucede lo
mismo, unas se imponen y buscan homogenizar a las otras. La complementariedad
es tratarse en igualdad de condiciones, es lavar la cara con las dos manos, es
ayuda mutua. También es romper la imposición, el egoísmo y la individualidad.
Es el aporte de lo que le falta al otro, no es ser el bastón del otro ni la
escalera del otro, y menos, las peonas del otro. Es apoyarse mutuamente para
resolver, desarrollar e impulsar sueños conjuntos.
Vivir en comunidad
Vivir en
comunidad no es solo por el hecho de estar compartiendo el mismo lugar
geográfico ni por la relación sanguínea que tengamos, es la vida colectiva de
sentirse identificado y familiarizado en un conjunto. Eso permite compartir
alegrías, pero también la preocupación mutua de cómo ir avanzando en forma
colectiva y sentirse parte del mismo árbol como pueblo.
Ahora bien, la
comunidad no interfiere la vida personal. Al contrario, hay un respeto mutuo en
ese sentido, porque lo comunitario no significa uniformar ni colocar un solo
patrón de vida. Es una vida colectiva que busca avances en conjunto y desde ahí
compartimos. Cabe resaltar, que en la comunidad hay normas regidas por
autoridades propias, las cuales se deben respetar, siempre y cuando defiendan
el bien común.
Respetar la diversidad
Vivir en diversidad es reconocer la
historia y la cosmovisión del otro, reconocer mi historia desde el respeto
mutuo, luchar por los mismos derechos por la vida desde la diversidad en igualdad
de condiciones, que es parte del Sumak Kawsay. También permite hermanarnos aun
siendo de diferentes pueblos. Pero la falta de reconocernos como diversos ha
abierto brechas en las que se crea gente de primera y gente de segunda, y hemos
vivido mucho tiempo distanciados, recibiendo tratos injustos por
desconocimiento del idioma.
Para alcanzar el Sumak Kawsay desde la diversidad
debemos trazar políticas con iguales oportunidades a partir de lo diverso. Para
alcanzar el Sumak Kawsay en el país es importante romper con las viejas
estructuras y con el acaparamiento de la élite, y reconstruir un Estado
integrador con una política de redistribución de las riquezas, con políticas de
desarrollo, con políticas económicas y sociales para el conjunto de la sociedad.
El Sumak Kawsay está unido a la plurinacionalidad y esto es desarrollar
políticas para avanzar en el marco de la diversidad, en igualdad de condiciones
para todos y para todas.
La Pachamama
Para los pueblos, la Pachamama es vida,
es como el vientre de nuestra madre, ella nos abriga, nos alimenta, nos da
trabajo, en ella encontramos la alegría, por eso hay que cuidarla, hay que
quererla, porque es la vida misma. Durante mucho tiempo la Pachamama ha sido
maltratada, saqueada y desnudada, por la voracidad del modelo económico y hoy
se encuentra enferma, muestra de ello tenemos el cambio climático y los
desastres naturales como los ocurridos en Haití y en Chile. Hoy estamos en
alerta naranja en el mundo, por no haber comprendido el dolor de la Pachamama.
Lo anterior exige que las políticas globales deban ser redireccionadas en la
búsqueda de la reparación al daño causado a la Pachamama. De otro lado,
nosotros tenemos la responsabilidad de ayudar a sanar esa enfermedad, puede ser
con la forestación y reforestación, con el cuidado de los páramos, del agua y
de los animales. También evitando las erosiones para sentir el aire y el calor
del sol que nos da la vida, sin que sean interrumpidos con las políticas
extractivitas que alteran la armonía de la Pachamama.
La plurinacionalidad
La
plurinacionalidad la concebimos desde la igualdad en la diversidad. Significa
reconocer derechos y políticas para todos y para todas. Si no hay políticas desde
la diversidad entonces no hay plurinacionalidad. Si no hay políticas donde reconozcan
derechos en igualdad de condiciones, no habrá plurinacionalidad. Tiene que
haber el derecho de pueblos, de humanos, de individuos, con iguales
oportunidades. Además, hay que romper con los monopolios, hay que combatir el
racismo, hay que acabar las injusticias, administrar la justicia con visión
plurinacional, reconocer y respetar los territorios de los pueblos indígenas, y
permitir el desarrollo de los pueblos desde la diversidad.
La plurinacionalidad
no divide al país, exige el reconocimiento de todos los pueblos que existimos,
y es hacer la verdadera democracia. Es construir el poder del pueblo. La
plurinacionalidad no es solamente de los indígenas, pero con las
particularidades que hemos exigido, por primera vez podríamos estar en igualdad
de condiciones. Nadie queda excluido en esto y en realidad se puede ejercer con
tranquilidad desde la educación, la salud y en todos los ámbitos. Tampoco se
trata de nombrar un ministro indio, un ministro afro o un ministro no indígena
para decir que ya tenemos un Estado Plurinacional, cuando la política base, las
leyes, los reglamentos y la agenda, están tratadas solamente desde la visión
uninacional.
Por más ministra india o afro que esté integrando el Gobierno, no
puede aplicar la política plurinacional, ni tampoco en la comunicación y en la
educación, si está desde esa visión. Nosotros somos parte del Estado, pero
somos diversos como pueblos, no solamente por la vestimenta.
Hay culturas, hay
historias y hay espacios territoriales a los que se les debe permitir el
desarrollo de esos entornos. Tiene que haber una política que permita responder
a cada uno de éstos, y tiene que estar transversalizada en todo el quehacer
político, para que facilite el desarrollo en cada departamento, en cada
ministerio, en todos los ámbitos.
Las mujeres en el Sumak Kawsay
La excelencia,
la plenitud, la felicidad, la alegría, la belleza eso es Sumak. ¿Cómo puedo ser
feliz si no tengo trabajo?, ¿si mi papá y mi marido emigran?, ¿si no puedo
educar a mis hijos?, ¿si no tengo que comer? Así no puedo tener alegría porque
estamos enfermos. Para las mujeres es muy importante el Sumak Kawsay unido a la
Pachamama. Las mujeres como humanas somos dadoras de vida, no solo porque
parimos sino porque hacemos crecer a ese nuevo ser. Nosotros somos parte y
estamos dentro de ese vientre que es la Pachamama. Aquí la exigencia es
reconocer la vida para todos, pero también con el ejercicio de derechos:
iguales oportunidades y espacios para hombres y mujeres.
Hasta los horarios de
trabajo tienen que cambiar en el caso exclusivo de las mujeres para llegar al
Sumak Kawsay, porque una mujer que está dando de lactar a su hijo, que debe
dejar la comida hecha para salir a trabajar, no puede llegar a la misma hora
que los demás. La participación política para las mujeres se debe tener en
cuenta, pero también estas particularidades que nos permitan seguir siendo
mujeres con nuestras responsabilidades.
Tampoco queremos causar problemas entre
hombres y mujeres, que se ven cuando una mujer avanza en un liderazgo. Suelen
haber rupturas familiares y eso es lo que queremos evitar, pues no queremos
causar la desintegración familiar. Entonces toca hacer una adecuación hasta en
la educación, en la salud y en los horarios de trabajo, porque de lo contrario,
para la mujer no llegaría el Sumak Kawsay.
Somos conscientes que las mujeres,
por las responsabilidades propias, no hemos tenido las mismas oportunidades que
los compañeros, ni tiempo, ni espacio para estar en iguales condiciones de
conocimiento. Esto no quiere decir que las mujeres no estemos capacitadas ni
tengamos nuestra inteligencia. Sin embargo, en la experiencia que hemos tenido
en la formación con mujeres, nos han hecho sentir que podemos estar un poco
atrás de los hombres, aunque hemos caminado juntos en el trabajo de la
comunidad y en las movilizaciones. Como que los hombres caminan más rápido, por
el tiempo que se han dado para conocer mejor y participar en reuniones.
Además,
por la misma facilidad que los padres les han dado para que se eduquen y
avancen hasta el colegio, mientras la mujer llega hasta cuarto grado, porque
solo importa que sepa leer. Aunque hoy en día hemos ganado el reconocimiento de
ciertos derechos como la participación en los espacios de trabajo y de
liderazgo. También el reconocimiento de ciertas leyes que benefician a la mujer
y a la familia, pero no están siendo aplicadas debidamente. Hace falta una
mayor sensibilización y concienciación en los compañeros hombres.
El cambio lo
esperamos de la nueva generación, por eso creemos importante la formación en
conjunto con la familia. Compartir qué sentimos las mujeres y los hombres, para
superar esas situaciones del tiempo y del espacio, y de responsabilidades
familiares conjuntas, para que nos sintamos en iguales condiciones. Las mujeres
debemos participar porque tenemos opiniones y podemos reforzar las agendas que
se están planteando dentro de un movimiento, al menos si culturalmente decimos
que está compuesto por niños, hombres, mujeres y jóvenes.[i]
No hay comentarios:
Publicar un comentario