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martes, 2 de enero de 2018

Marie Guillemine Benoist pintora de estilo neoclásico

Autoretrato Marie-Guillemine-Benoist
Marie Guillemine Benoist, nacida como Marie Guillemine de Laville Leroux (París, 18 de diciembre de 1768 – idem 8 de octubre de 1826), pintora francesa de estilo neoclásico.


Hija de un funcionario, inició su formación con Élisabeth Vigée Le Brun en 1781, pasando al taller de Jacques-Louis David en 1786, junto con su hermana Marie-Élisabeth Laville-Leroux.


En 1784, conoció al poeta Charles-Albert Demoustier, quien se inspiró en ella para el personaje de Émile en su obra Lettres à Émilie sur la mythologie (1821).



Expuso por primera vez en 1791 en el Salón de París, donde presentó un cuadro de asunto mitológico, Psique despidiéndose de su familia. De la misma época es La Inocencia entre el vicio y la virtud, también inspirado en la mitología, adaptando el tema de Hércules en la encrucijada y reflejando sus inquietudes feministas, pues en él aparece el vicio en forma de varón, papel tradicionalmente ligado a un personaje femenino.

En 1793 se casó con el banquero Pierre-Vincent Benoist. Por los mismos años comenzó a desprenderse de la influencia de David, abandonando los sujetos clásicos por la pintura de género.

Marie-Guillemine Benoist Retrato de una negra 

Su carrera como pintora de éxito continuó en el Salón de 1800, en el que presentó su Retrato de una negra. Este retrato de una criada de su cuñado, pintado sólo seis años después de la abolición de la esclavitud, se convertirá en un manifiesto a favor de la emancipación de la mujer y las personas de raza negra. El cuadro será adquirido por Luis XVIII para el estado francés en 1818.

En 1803 Napoléon Bonaparte, en aquél momento Primer Cónsul, le encargó su retrato con destino a la ciudad de Gante, recientemente entregada a Francia por el Tratado de Lunéville. Un año más tarde recibió una medalla de oro del Salón y obtuvo una pensión gubernamental. También por entonces abrió un taller exclusivamente para mujeres a las que enseñaba pintura.


Con la Restauración, su marido el conde Benoist, monárquico convencido, fue nombrado miembro del Consejo de Estado y ella, al parecer, hubo de abandonar la pintura en la cumbre de su carrera.



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