María Elena Walsh (1 de febrero de 1930- 10 de enero de 2011) fue una poeta, escritora, cantautora, dramaturga y compositora argentina, considerada como «mito viviente, prócer cultural y blasón de casi todas las infancias»
Esta sintesis la define claramente, Su versatilidad es inmensa. Desde esta página ya hace tiempo la habiamos citado por el poema que dio origen a la la canción que bellamente canta Mercedes Sosa, Luego el texto de por que usted es machista simpre nos parecio super clarividente, aun cuando alguans palabras de su español de Argentina no nos eran entendibles . Luego hemos citado a dos de sus compañeras , socias de la vida Leda Valladares y Maria Herminia . Teniamos ya perparado un texto sobre ella, que milagros de la informatica se borro y nos permitió profundizar en su escritura fresca y maravillosa y hasta llorar tras leer un texto de pocos caracteres. Su fuerza poetica asi nos lo trasmite .
Luego nos hemos encontrado que su vida da para varios libros y documentales, que a mucha de su producción se le añaden diferentes aditamentos pero que el fondo sigue siendo de total actualidad e incluso necesaria . Sus canciones para niños son magnificas .Sus referencias a las desigualdades que sufrimos como mujeres claras y permanentes.
Apuntamos una biografia que pueden encontrar en la página de su fudación con fotos de toda su vida y algunos poemas que nos encantan .
María Elena Walsh nació en Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires hija de Enrique Walsh, de ascendencia inglesa e irlandesa, y de Lucía Monsalvo, de ascendencia criolla y andaluza. Formaban una familia de cuatro varones, mayores, hijos del primer matrimonio de su padre, y una hermana, cinco años mayor que María Elena.
Como todo niño de clase media en esa década, Walsh se formó entre dos ámbitos opuestos: por un lado, los rigores de una escuela cada vez más autoritaria, y, por otro, una gran libertad en su hogar, con vacaciones muy felices, sumada a la maravilla de los primeros medios de comunicación masivos, que incorporaban lo mejor de la cultura popular. Infinitas audiciones de tango o jazz, programas cómicos como los de la gran Niní Marshall (a quien María Elena llamaría muchos años más tarde “nuestra Cervanta”) se escuchaban devotamente al pie de una radio en forma de catedral. Eran también los años del comienzo del cine sonoro y de los “musicales”, la gran novedad: Fred Astaire/Ginger Rogers, Bing Crosby, Nelson Eddy y Shirley Temple, actores, bailarines y cantantes que fueron los primeros ídolos de María Elena. “Y se me iban los ojos tras de la farándula”, recordaría Walsh, citando a Luis Cernuda.
Nadie se sorprendió cuando, llegado el momento de elegir el colegio secundario, Walsh prefirió la célebre Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, en el centro de Buenos Aires. Sí sorprendió que, ya desde los catorce años, comenzara a publicar poemas en medios tan importantes como El Hogar, el diario La Nación, los muy selectos Anales de Buenos Aires, que dirigía Jorge Luis Borges, o Sur, de Victoria Ocampo, obras que contribuyeron a consagrarla como una de las voces más intensas y originales de su generación.
Su primer libro, Otoño imperdonable (1947), deslumbra todavía por el trágico lirismo –que González Lanuza comparó al de Gabriela Mistral– y su destreza en el manejo de las formas de la poesía clásica, debida a un prodigioso sentido musical. Pablo Neruda estuvo entre sus primeros lectores entusiastas. Juan Ramón Jiménez, quizá el más grande poeta contemporáneo en lengua española, que la conoció en su visita a Buenos Aires, la invitó a pasar una temporada en Maryland, Estados Unidos, en un gesto de generosidad magistral que nunca repitió. Junto al maestro y su esposa, Zenobia, Walsh permaneció en ese país unos meses decisivos para su formación.
De vuelta en Buenos Aires, Walsh publicó un nuevo libro, Baladas con ángel (1951). Tras un breve período en que dio clases de inglés, abrumada por la situación política y por la sola idea de un futuro siempre igual a sí mismo, decidió lanzarse a la aventura de emigrar a Europa. Lo hizo junto con una amiga tucumana, Leda Valladares, también poeta, que por entonces vivía en Costa Rica. Se encontraron en Centroamérica y se embarcaron en el carguero Reina del Pacífico. Durante el viaje a Europa formaron el dúo vocal Leda y María, dedicado casi exclusivamente a cantar canciones tradicionales del Noroeste argentino.
De los clubes nocturnos de París a las caves intelectuales, del local de striptease Crazy Horse a la universidad de la Sorbona, Leda et Marie consiguieron convertirse en una de las propuestas artísticas más originales de esos años. Un dúo pionero en tiempos en que era casi imposible soñar con el auge actual de la world music, que no podía oírse sino en las zonas rurales de casi todos los países, amenazada por la industrialización.
Paralelamente, hacia 1954, en aquel ambiente de “varietés” donde alternaba con genios de la canción poética como Georges Brassens, Jacques Brel o Barbara, María Elena Walsh comenzó a escribir sus primeros poemas “para niños”, que musicalizaba casi naturalmente. El lirismo, la perfección rítmica de estas primeras canciones (que reuniría años más tarde en el libro Tutú Marambá) son los mismos de Otoño imperdonable. Pero las nuevas lecciones del folclore están en ellos –el sentido del juego, su tendencia al humor absurdo–, y por eso mismo parecen nacidos para quedar, como lo están hoy, en la memoria popular.
En otro aspecto, como ninguna otra obra en castellano, las canciones infantiles de María Elena Walsh remiten al recuerdo de las nursery rhymes y de los limericks, esos poemas disparatados que su padre, Don Enrique, le cantaba aun antes de que María Elena aprendiera a leer. Un signo, quizá, de la nostalgia que en 1956 decidió a Leda y María a volver a la Argentina.
Después de unos meses de viaje, actuación y recopilación de canciones por las provincias del NOA, Leda y María se instalaron en Buenos Aires, actuaron en teatro y televisión y grabaron sus tres mejores discos, el último un perpetuo best seller dedicado al folclore español: Canciones del tiempo de Maricastaña. Al mismo tiempo, verificaban que iba cerrándose un ciclo, y empezaron cada una a buscarse otros trabajos.
En 1958, otra pionera, la jovencísima directora de televisión María Herminia Avellaneda, impulsó a Walsh a escribir sus primeros libretos para teleteatro o para programas infantiles. La felicidad de ver cobrar cuerpo a los personajes de sus canciones –“Doña Disparate” o el “Rey Bombo”– fue quizás el motor del nuevo éxito: el “varieté” para niños.
Nunca un proyecto, un producto artístico había permitido a María Elena Walsh expresar sus múltiples talentos. Canciones para mirar (1962) es una serie de cuadros musicales, tan variados como los personajes de Niní Marshall –que ella misma podría haber protagonizado como nadie–, hilvanados por monólogos o pequeños pasos de comedia que muestran cuánto había aprendido Walsh del arte de la mímica, del malabarismo. Doña Disparate y Bambuco (1963), nuevamente gracias al impulso de Avellaneda, es ya una obra de teatro con canciones incidentales, una pieza por completo revolucionaria y vanguardista, una especie de sueño escenificado muy cercano a la Alicia de su venerado Lewis Carroll.
El éxito extraordinario de los dos espectáculos, que pronto empezaron a llevar a escena infinidad de compañías en distintos países, supuso para María Elena Walsh la consagración y la consolidación de su proyecto. Las grandes compañías grabadoras que habían rechazado sistemáticamente sus canciones la llamaron para grabar sus primeros discos como solista: Canciones para mirar, Canciones para mí, El país del Nomeacuerdo y Villancicos, que desde entonces tienen su lugar en casi toda casa con niños, como el Martín Fierro o la recién nacida Mafalda. Durante unos años, Walsh se dedicó casi por entero a escribir nuevos libros para chicos, como Zoo loco (1965), una colección de limericks que es tal vez su obra maestra; pero también libros de ficción como la novela Dailan Kifki, o los Cuentopos de Gulubú o los Cuentopos para el recreo, que también llevó al disco, medio en que mostró otra nueva faceta: la de excelente narradora oral.
Retrato de señora que hace dulces
Hago esto en memoria
tuya.
Cuando llega el otoño
pelo fruta
y rodeada de pellejos
vierto en heredado
recipiente
pulpas filosofales
algún carozo que lo
sabe todo
y progreso del agua y
del azúcar
La casa o vientre se
llena de aroma
y aunque es fruta
itinerante
y no de huerta propia
bastante bien parodia
aquella alquimia
cuyo secreto nunca me
enseñaste,
madre guardadora.
Fabrico por antojo
dulzuras que obligada
cometiste,
transmuto para no
interrumpir
el linaje de los
frascos
empezado hace tantas
abuelas.
Obro por reverencia y
no deber,
para que mueras menos
y sientas, pobre
ausente,
que hago un reino de
tu servidumbre.
Consagro con ademanes
de hechicera venida a
menos
el fuego, el mismo
fuego
que encendió Eva tras
el Paraíso
y que cruzando el
valle
sube hoy por astutas
cañerías
como lágrimas a los
ojos.
El almíbar me enseñó
paciencia
y sacrosanta cuchara
de madera
a ordenar olas
subterráneas
para que tomen punto
sin prisas y con
pausa
de palabras en la
poesía.
Si no repito gestos
de autora de alimento
para gozo de alguna
criatura,
si no copio de manos
maternales
ritos de mis
antepasadas,
si toda magia compro
hecha
y ya no me entretengo
en mandar de lo crudo
a lo cocido,
si no pruebo y
reparto,
pereceré.
Pero María Elena no olvidó su primer amor, y en 1965 publicó Hecho a mano, un libro de poemas que se convirtió en un boom por la actualidad de su problemática y por su calidad poética.
Le siguió una sorpresa: en 1968, Walsh estrenó su primer espectáculo de canciones para adultos –Juguemos en el mundo. Recital para ejecutivos– en el Teatro Regina, con enorme repercusión y éxito de público y crítica. Como Chico Buarque en Brasil, Joan Manuel Serrat en España o Víctor Jara en Chile, María Elena Walsh fue labrando un repertorio imbuido del aire contestatario de los tiempos –pacifismo, feminismo, “protesta” contra la injusticia social– pero mostrando un talento poético único y, sobre todo, una temática absolutamente personal y desconcertante que puede cantar tanto al Pequeño Larousse Ilustrado como a las tejedoras del Noroeste, al Escribano de la Casa de Gobierno como a los angelotes de piedra de la catedral de Notre Dame de París.
El Recital pasó a repetirse en escenarios tan dispares como el Teatro Municipal San Martín, el Maipo, el Luna Park y salas de las principales ciudades del interior, así como en países de América y Europa.
Un filme de María Herminia Avellaneda, de 1971, y seis discos de larga duración quedan como testimonio de este tramo de su carrera de juglar terminado en 1978, en plena dictadura militar, cuando decidió dejar definitivamente las presentaciones teatrales, harta de las cortapisas de la censura.
Refugiada en el periodismo escrito, y en lo más negro de los “años de plomo”, escribió artículos como el célebre Desventuras en el País-Jardín-de-Infantes, que le ganó la admiración de la ciudadanía por su coraje cívico, y varias crónicas de viajes por Europa y América junto con la fotógrafa Sara Facio, compañera en muchos otros proyectos.
En 1981 María Elena enfermó de cáncer, pero hacia 1983, tras un penoso y prolongado período de tratamiento, cuando retornó la democracia, ya estaba curada y dispuesta encarar un largo proceso de rehabilitación y una nueva fase en su trabajo. Comprometida con la restauración de la democracia en los ámbitos más diversos, participó más o menos directamente en proyectos políticos, para recalar finalmente en la transformación de su gremio, la Sociedad Argentina de Autores y Compositores, SADAIC, donde su aporte en el Departamento Cultural fue decisivo.
La recuperada democracia también le permitió expresar sus ideas por televisión, donde creó una emisión junto con Susana Rinaldi y María Herminia Avellaneda: La cigarra.
Más allá de un sinfín de textos escritos para televisión o por encargo de compositores –Ariel Ramírez, Jairo, Lito Vitale, Chico Novarro–, María Elena Walsh no dejó de engrosar la lista con obras literarias tan importantes como Novios de antaño (1991), una novela autobiográfica sobre la niñez en tiempos de la “década infame” absolutamente impar por la densidad de su escritura –que entreteje versos de grandes poetas con personajes entrañables– y su falta de autocompasión.
No abandonó la infancia y presentó las novelas para chicos Manuelita, ¿dónde vas? (1997), Hotel Pioho’s Palace (2002) y ¡Cuánto cuento! (2004).
En 2008 publicó en forma de libro, por primera vez, la versión teatral original de Canciones para mirar y Doña Disparate y Bambuco.
También en 2008 apareció su último libro, Fantasmas en el parque. Muy original mezcla de novela y autobiografía (lo que hoy se llama autoficción), en el que confiesa pesadillas, sueños y secretos con su inconfundible estilo lúcido, irónico, honesto y bello.
María Elena Walsh ha recibido en vida –desde 1947 y post mortem– innumerables reconocimientos, homenajes y premios, en la Argentina y el extranjero, como el nombramiento de Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires; Doctor Honoris Causa de la Universidad de Córdoba; el Premio Konex de Platino y de Honor en Letras; el Highly Commended del Premio Hans Christian Andersen de la IBBY (International Board on Books for Young People) o el Premio de Honor del Fondo Nacional de las Artes.
Y también el comienzo de la edición de sus Obras Completas o una frondosa bibliografía publicada por académicos y escritores que estudian su obra.
Es de destacar una cantidad de escuelas, bibliotecas, plazas y salas culturales de todo el país que llevan su nombre o el de sus personajes.
María Elena Walsh falleció en Buenos Aires el 10 de enero de 2011.
Sus restos reposan en el Panteón de SADAIC en el cementerio de Chacarita, Buenos Aires.
https://www.cancioneros.com/ct/55/0/maria-elena-walsh
https://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_Elena_Walsh
https://www.pagina12.com.ar/393197-a-la-mar-fui-por-naranjas-por-leda-valladares-y-maria-elena-
https://fundacionmariaelenawalsh.net.ar/biografia
https://mujeresbacanas.com/maria-elena-walsh-1930-2011/
https://www.youtube.com/watch?v=jT7UVEMyESE
https://www.youtube.com/watch?v=OzLIPMEQGN8
https://www.youtube.com/watch?v=hMAajKQ0sps
https://www.cultura.gob.ar/12-canciones-para-descubrir-a-maria-elena-walsh-8676/
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