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domingo, 4 de agosto de 2019

Mercedes Núñez Targa luchadora antifascista, y deportada a Ravensbrück.

Mercedes Núñez Targa (Barcelona, 16 de enero de 1911 - Vigo, 4 de agosto de 1986)​ fue una política republicana española.


Secretaria de Pablo Neruda, luchadora antifascista, resistente y deportada a Ravensbrück.

Mercedes sufrió la guerra, la cárcel, el exilio y la deportación. Mujer rebelde y valiente, consideró que tras la derrota republicana su lucha debía continuar y que tras la ocupación nazi de Francia su deber no era aceptarla, sino combatirla. Se enfrentó al fascismo en España, Francia y Alemania, sobrevivió al horror nazi con coraje y dignidad hasta la liberación del campo donde fue deportada y cuando por su falta de salud solo era una destinada al crematorio. Una mujer a la que el dolor tatuó cada pliegue de su Memoria, que convirtió ese dolor en resistencia y vivió con la imperiosa necesidad de transmitir su testimonio, porque siempre creyó en un mundo de justicia, sin guerras, sin hambre, en un mundo libre.

Algunos datos biográficos

De madre catalana y padre gallego, de Bergondo, nació en el seno de una familia acomodada. A pesar de ello Mercedes, independiente y decidida, quiso trabajar desde joven y a los 16 años fue auxiliar de contabilidad y mecanografía en un laboratorio cinematográfico, tarea que compatibilizó con la de mecanógrafa en el Consulado de Chile en Barcelona. En 1935, cuando Pablo Neruda fue nombrado cónsul en sustitución de Gabriela Mistral, Mercedes comenzó a ejercer de secretaria del poeta. Se afilió a la Juventudes Socialistas Unificadas y en 1936 al PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña), en el que colaboró ejerciendo tareas burocráticas durante toda la guerra. En enero de 1939 la dirección del Partido Comunista le encargó la reorganización del partido en La Coruña, ciudad a la que llegó en marzo de ese año.

La cárcel

Seis meses después de llegar a Galicia fue detenida por agentes de la Dirección General de Seguridad de Madrid, que llevaban meses vigilándola. Se le incautó un tintero, un frasco de tinta invisible, unos cuadernos en blanco y varios sobres; material "altamente peligroso" que la condujo a ingresar en la prisión de mujeres de Betanzos, en la prisión provincial de La Coruña y, en marzo de 1940, en la prisión de Ventas de Madrid. Hasta ese momento Mercedes había sido católica practicante, pero el trato recibido por las monjas de esta cárcel hizo que su fe desapareciera. En el Consejo de Guerra celebrado el 25 de octubre de 1940 Mercedes fue condenada a la pena de doce años y un día por auxilio a la rebelión, situándola como la responsable del Partido Comunista en La Coruña. Obtuvo la libertad condicional en enero de 1942, por un error administrativo, mientras esperaba la resolución de otro juicio bajo la acusación de pertenecer al SRI (Socorro Rojo Internacional) y a organizaciones marxistas.

La huida

Regresó a Barcelona y preparó su huida clandestina. En julio de 1942 cruzó los Pirineos hacia Francia bajo la falsa identidad de Francisca Colomer. Dos meses después fue detenida por la policía francesa y encarcelada en la prisión de Perpignan, bajo la acusación de paso clandestino de la frontera y condenada a un mes de prisión. En octubre de ese año fue internada en el campo de Argelès, mientras en Barcelona se dictaba una orden de búsqueda y captura contra ella:"Se trata de un elemento activo de izquierdas que ha tenido importantes responsabilidades en la causa roja".
En enero de 1943 encontró trabajo como cocinera en el Estado Mayor de las fuerzas de ocupación nazis en Carcassonne. Se incorporó a la Resistencia francesa, formando parte la 5ª Agrupación de Guerrilleros Españoles del Departamento de l'Aude como enlace, bajo el pseudónimo de Paquita Colomer. Realizó labores de logística y falsificación de documentos.

La deportación

En mayo de 1944, junto a once compañeros de su agrupación guerrillera, fue detenida y sometida a un violento interrogatorio en la sede de la Gestapo en Carcassonne. El oficial alemán que lo ejecuta fue René Bach. Trasladada bajo la falsa identidad de Francisca Colomer al fuerte de Romainville, fue un mes después deportada en condiciones infrahumanas a los campos de Sarrebruck, donde permaneció ocho días comiendo ortigas cocidas, y Ravensbrück. Durante cinco días de viaje permaneció en un vagón de ganado precintado con otras 52 mujeres, sin comida (tan solo un bocadillo para todo el trayecto) y sin agua. En uno de los extremos del vagón había un enorme barril para orines y excrementos que según sus palabras "permaneció así durante los cinco días hasta desbordarse". Cuando el tren se detuvo en la estación de Fürstenberg, el 23 de junio de 1944, Mercedes y sus compañeras fueron recibidas por los SS y sus feroces perros y obligadas a iniciar una marcha a pie hacia el campo de Ravensbrück.

Ravensbrück

Mercedes cruzó las puertas de este campo a las cinco de la tarde del 23 de junio de 1944, bajo la falsa identidad de Francisca Colomer, esposa de Puig. Durante doce horas, junto a sus compañeras de infortunio, permaneció en posición de firme bajo la vigilancia de los SS y los kapos, que no tuvieron reparo en repartir bofetadas, palos y latigazos: "A las cinco de la mañana nos introdujeron por grupos en unas duchas y allí nos dejaron tal y como vinimos al mundo. Nos arrebataron absolutamente todo, incluso pañuelos, sostenes y paños higiénicos. A las que tenían bellas cabelleras se las cortaron (hacían tejidos con ellas) y a algunas les obligaron a soportar examen íntimo". Ya no era Mercedes, ni Francisca, sino tan solo un número, el 43255.

Permaneció hacinada durante cuarenta días en un barracón. La única salida permitida y obligada era para formar en el patio durante interminables horas. En ese tiempo los nazis realizaban su habitual selección: las jóvenes, fuertes y sanas eran aptas para trabajar. Las enfermas, las ancianas y las embarazadas solo eran destinadas al exterminio.

Kommando HASAG

Este lugar era un complejo industrial situado en Leipzig, donde las prisioneras eran obligadas a trabajar en una fábrica de armamento destinado a abastecer al ejército alemán.

Mercedes fue integrada en este kommando el 21 de julio de 1944. Junto a ella se encontraban siete españolas, de un total de seis mil mujeres. Allí le dieron como matrícula el número 4068. Su tarea consistía en la producción de obuses. "Se nos obligaba a trabajar en esa fábrica de armamento doce horas por días, siempre de pie, comiendo una sopa y una pequeña rebanada de un pan que tenía de todo menos harina".

Los magnates de la industria alemana habían realizado diversos estudios que aseguraban que en esas condiciones la esperanza de vida de cada presa no superaría los nueve meses. Pero no contaban con la solidaridad de las mujeres, que renunciaban a una pequeña porción de su comida para dársela a las que más lo necesitaban.

Mercedes y sus compañeras rechazaron la condición de víctimas, pues se consideraban presas políticas y combatientes: "Considerábamos, pues, el sabotaje como un deber primordial y la verdad es que los obuses y las máquinas quedaban inutilizados con gozosa frecuencia".

Mantuvieron en alza su dignidad: "Decidimos arriesgarnos a una acción, de cara a reivindicar nuestra condición de presas políticas frente a los obreros alemanes, a quienes habían dicho que éramos ladronas, prostitutas, etc, a las que reeducaban por el trabajo y con las que no debían hablar en absoluto". La ocasión se presentó cuando los nazis decidieron pagarles un ficticio salario en bonos de cantina delante de los obreros y los rehusaron públicamente al grito: "No somos obreras libres, somos presas políticas, no queremos dinero de Hitler".

Con esta acción concertada entre todas las prisioneras de distintas nacionalidades se ganaron el respeto de los operarios de la fábrica y la furia de los nazis.

El Kommando fue abandonado por los nazis el 13 de abril de 1945. Mercedes, enferma de tuberculosis y escarlatina ya no era útil para el trabajo y se encontraba en la enfermería del campo. Desconocía que ese mismo día los nazis habían decidido su traslado a la cámara de gas.

La libertad

Mercedes celebró la liberación del campo por el Ejército Rojo colocando sobre su ropa una banderita republicana confeccionada por sus compañeras españolas. En una entrevista en la televisión catalana en marzo de 1986 relató aquel día: "El día de mi liberación no sé lo que hice. No puedo recordarlo. Fue tal el choque. Hubo mujeres que se murieron aquel mismo día, que no se podían mover y estaban agonizando en la cama y que se pusieron de pie al oír la noticia. Era una cosa de locura. Fue una alegría inmensa. Lo que sí recuerdo es que mis compañeras españolas que fueron evacuadas me habían confeccionado una banderita republicana. Era el 13 de abril aquel día. Me dijeron mis compañeras: "Mira, si mañana 14 de abril eres liberada, te la pones". Yo cogí y me la puse. Es el único dato concreto que recuerdo de aquel día de mi liberación. Lo demás es un poco difuso. Anduve, salté, corrí…".

Pero la liberación no puso fin al sufrimiento. Muchas mujeres, hombres y niños fallecieron en las semanas y meses siguientes. Los que lograron sobrevivir padecieron las secuelas de su reclusión y el recuerdo permanente de su estancia en el campo.

Mercedes no sentía odio por el pueblo alemán: "Jamás las españolas confundimos al pueblo alemán con los asesinos nazis y sus amos. Los antifascistas alemanes de la Thaelmann y de la Edgar André no habían escrito en vano esa lección con su propia sangre. Nunca podremos olvidarla".

El incierto futuro

Mientras que sus compañeras de infortunio eran repatriadas a sus países de origen, Mercedes no podía regresar a España. Era una apátrida para el régimen franquista. Regresó a Francia en mayo de 1945 e ingresó en el Hospital Bichat de Paris. Estaba enferma y débil. Dos meses después y se desplazó a Carcassonne para participar como testigo de la acusación en el juicio seguido contra René Bach, su torturador al servicio de la Gestapo, que fue condenado a muerte y fusilado en septiembre de ese mismo año.

Meses después conoció a Medardo Iglesias, capitán republicano de la Guardia de Asalto en Madrid. Medardo había estado internado en los campos de África del Norte desde que llegó a Orán a bordo del Stanbrook. Vivieron juntos en Drancy, y su casa se convirtió en lugar de encuentro de numerosos militantes clandestinos, represaliados e intelectuales.

Mercedes padeció importantes secuelas producidas por la deportación. A consecuencia de las mismas años después le extirparon un pulmón. A pesar de contar con la opinión desfavorable de los médicos, en otro rasgo de valentía, decidió tener a su hijo, Pablo, nacido en 1949.

Retorno a la militancia

Nunca cesó su actividad militante: atendía a los emigrantes españoles, participaba en congresos sobre deportación, colaboraba en diversas publicaciones españolas y francesas, coordinaba el programa De Ribadeo a Tuy en Radio España Independiente, estación pirenaica, participó activamente en la creación del Partido Comunista de Galicia formando parte de su primer Comité Central, escribió Cárcel de Ventas y Candidata al crematorio, su valioso testimonio de resistente y deportada y colaboró con la Amical, creada en 1962 en la clandestinidad.

El gobierno francés concedió a Mercedes la Legión de Honor (máxima condecoración civil francesa) en 1959, así como la Medalla Militar (máxima condecoración militar francesa), la Cruz del Combatiente Voluntario de la Resistencia, la Medalla de la Deportación e Internamiento por hechos de Resistencia, la Cruz de Guerra 1939-1945 y la Cruz del Combatiente.

El regreso

Tras la muerte del dictador, Mercedes y Medardo regresaron a España y se establecieron en Galicia. Continuó impartiendo conferencias en centros escolares presentando el documental Noche y Niebla, charlas y debates en radio y televisión. También la prensa escrita recogió su testimonio.

En 1983, Mercedes fue nombrada delegada en Galicia de la Amical de Mauthausen y otros campos y se encargó de elaborar un censo de más de 200 gallegos muertos en los campos de concentración nazis.

Mercedes falleció en Vigo el 4 de agosto de 1986, sin conseguir de las autoridades gallegas y estatales el reconocimiento a los deportados.


María Torres
www.buscameenelciclodelavida.com

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