El solsticio de invierno se da entre el 21 y el 23 de diciembre, y es el día del año en el hemisferio norte que tiene la noche más larga y menos horas de luz. A partir de ahora los días empiezan a alargar. Es por ello que, antes de que la religión cristiana se apropiara de rituales y celebraciones paganas, los pueblos y culturas antiguas ya celebraban el solsticio como “el retorno del Sol”, el nacimiento de la luz. Y el Sol, que contiene el yin y el yang, representaba la fertilidad, la creación, todo lo que era generador…
Al Sol se le representaba en forma de Diosas solares, llenas de luz: en Egipto Isis, Menehtet y Sekhmet; en la cultura celtas y escandinavas Rihannon, Cabarsul y Lucina; Mama Ocllo en la inca, Amateratsu en la sintoísta; Perséfone, Gaia,… todas ellas daban a luz (es decir daban vida a nuevos seres)y repartían vida.
Identifiquémonos, pues, con la energía creadora y la fuerza femenina del Sol!
El solsticio de invierno, junto a la luna nueva que se aproxima, significa renovación, renacimiento, nuevas siembras,…
Este año el invierno comenzará el 22 de diciembre a las 05:48 horas, comenzando a partir de ese momento a crecer los días y a acortarse las noches en nuestro hemisferio.
Feliz Solsticio de invierno y un 2020 pleno de feminismo transformador que haga del mundo un espacio de PAZ
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