María Jesús Montes Frutos (1955- 7 de marzo de 2016 )fue una mujer inteligente, valiente y eficaz. Supone un ejemplo de superación personal. Comprometida con su entorno social, era altruista, generosa y vitalista. Tenía con gran sentido de la responsabilidad y un riguroso respeto a los servicios públicos. Su implicación para tener unos Servicios Sociales de calidad y la apuesta por la equidad en la sociedad, fueron cimientos en su recorrido vital.
Nació en Chinchón en 1955, tuvo que abandonar sus estudios a una edad muy temprana. No pudo finalizar la educación primaria y a los 14 años comienza a trabajar como peluquera para ayudar a su familia. Se casa pronto y se traslada a vivir a Madrid. Se instala en el barrio de Santa Eugenia, en Villa de Vallecas, donde continúa con su trabajo en peluquería. Retoma sus estudios de Educación General Básica a los 24 años. Tras ello continuó su formación académica realizando el acceso a la universidad para mayores de 25 años que preparó en Escuela de Adultos de la UVA de Villa de Vallecas. Y así llega a graduarse en Trabajo Social, ya tenía dos hijos. Se incorpora a los Servicios Sociales de Puente de Vallecas en 1989, Distrito donde desarrolla toda su carrera profesional durante más de 20 años.
En los 90, con la expansión de los Servicios Sociales Municipales y el desarrollo urbanístico en la zona de Palomeras, María Jesús Montes asume la Dirección de un de nuevo Centro de Servicios Sociales (Pablo Neruda) situado en un barrio complejo, con numerosa población vulnerable y con escasos recursos públicos. Su implicación profesional y personal fue muy destacable consiguiendo con limitados medios y un reducido equipo de profesionales, unos procesos de desarrollo y de recuperación social muy significativos para el progreso del barrio.
A nivel personal fue víctima de los atentados del 11 de Marzo de 2003 en la estación de tren Santa Eugenia.
Colaboró durante años con varias entidades, parroquias y asociaciones en distintos barrios de Puente de Vallecas. Su compromiso principal como voluntaria se destinó a la alfabetización de mujeres y a las clases de castellano para inmigrantes.
Falleció el 7 de marzo de 2016, a los 60 años, tras una larga enfermedad. Incluso durante su tratamiento clínico mantuvo sus colaboraciones como voluntaria. Su potente capacidad de trabajo, su sentido de la responsabilidad y su solidaridad se manifestaron tanto en su labor profesional como a nivel personal en su activismo social, durante toda su vida.
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