María Coronel y Arana, más conocida como María de Jesús de Ágreda O.I.C. (Ágreda, 2 de abril de 1602 - Ágreda, 24 de mayo de 1665), abadesa del convento de las Madres Concepcionistas de Ágreda, Soria, también conocida como La Venerable, Sor María, o Madre Ágreda, fue una escritora y monja concepcionista española. Es considerada por los católicos una de las más grandes místicas de la historia de la Iglesia católica. Mantuvo una abundante relación epistolar con el rey Felipe IV durante más de veinte años.
Tuvo fama de santa por sus penitencias y mortificaciones corporales, llegando a ser procesada y absuelta por la Inquisición.
Tomamos parte del texto de J. A. Pérez-Rioja que nos ilustra sobre su vida e importancia. No olvidemos que estamos hablando de una mujer en el siglo xvii
Pocas veces aparecen a lo largo de la historia y de la literatura figuras de tan amplia proyección no sólo nacional, sino universal, como la de la Venerable Madre Sor María de Jesús de Ágreda.
Y pocas veces sorprende tanto como en ésta el contraste entre la quietud de una existencia reposada que, por no salir, no lo hizo de su villa natal y ni siquiera de la casa paterna transformada en el convento por ella fundado, y esa misma irradiación de su nombre y de sus escritos - primero, en España, luego en Europa y América-, a través de los trescientos largos años ya transcurridos desde su muerte.
Nace en la villa soriana de Ágreda, el dos de abril de 1602. De noble familia, fueron sus padres don Francisco Coronel y doña Catalina de Arana, quienes, en su propia casa solariega y con la ayuda del municipio, fundaron el convento de la Concepción, dentro de la Orden de San Francisco. En 1618, doña Catalina y sus hijas María y Francisca ingresan en su Casa-Convento, y don Francisco se retira de monje a Nalda.
Pronto, Sor María es elegida priora, y en 1631, abadesa. Cuando, en 1643, Felipe IV - en viaje desde Zaragoza a la Corte- pasa por Ágreda, se le ocurre visitar el convento. Fue tal la impresión que recibió de esta primera conversación con la Venerable, que volvería otra vez a visitarla y mantendría una ininterrumpida y curiosa correspondencia con ella, hasta la muerte de Sor María, acaecida el 24 de mayo de 1665.
La Mística Ciudad de Dios fue un libro popularísimo en su tiempo - del que se han hecho más de doscientas cincuenta ediciones en las más diversas lenguas- que mezcla, muy a la española, lo teológico y lo literario, lo devoto y aun lo novelesco, la historia bíblica y la fantasía misticista, dentro del barroquismo propio de la época, ya de plena decadencia política.
Para el historiador y el crítico literario se plantean algunas interrogantes al analizar la sorprendente irradiación de la Mística Ciudad de Dios. Sin entrar ahora en sus propios valores intrínsecos, cabe pensar también en las especiales circunstancias en torno a su publicación, antes incluso y después de ver la luz. Fue redactada dos veces - pues su autora quemó la primera redacción- y publicada póstumamente. Esta obra - antes que un tratado de mística, una extrema biografía de la Virgen que acentúa los misterios de la Inmaculada- aparece precisamente cuando arde en España y en todo el orbe católico una enconada disputa sobre el dogma de la Concepción. Se delata - tildándose a su autora de "escotista"- a la Inquisición, la cual teme que el entusiasmo popular ante esta obra - que, según ciertos apologistas, influye y depura el concepto pictórico de las "Vírgenes" salidas del pincel de Murillo- llegue a ocasionar algún extravío, y recoge el libro para someterlo a un examen tan minucioso que durará doce años, hasta ser aprobado en 1686. Mientras se debatía todo esto, la obra es denunciada a la Suprema Inquisición de Roma, cuya lectura prohibe de momento, prohibición que levanta -1681- un Decreto de Inocencio IX. Clemente X declarará a Sor María "Venerable", ordenando siguiera adelante la Causa de su beatificación.
Y he aquí como surge un hecho extraordinario: sus adversarios apelan a París desde la propia Roma. Los jansenistas y los profesores de la Sorbona impugnan la Mística Ciudad de Dios. La Universidad parisiense, antes que a la Madre Ágreda, combate - escudándose en ésta- a las altas autoridades de la Iglesia romana. La lucha religiosa entre "agredistas" y "antiagredistas" se pone al rojo vivo. Nuestras Universidades de Salamanca y Alcalá - más tarde, otras extranjeras como las de Lovaina y Coimbra- la aprueban, unánimes. Clemente XI ordena borrar la Mística Ciudad de Dios del Índice de libros prohibidos, en el cual estaba incluida.
En cuanto a sus Cartas, cruzadas con el rey Felipe IV, el profesor Carlos Seco observa: "la correspondencia entre Felipe IV y la Madre Ágreda constituye una fuente de primer orden para conocer nuestro siglo XVII: fuente excepcional dentro de su género por las peculiares características del espíritu que la anima... Sor María viene a ser como una divisoria entre dos etapas fundamentales de nuestro pasado. En ella puede decirse que toma cuerpo la conciencia de nuestra decadencia política. Los años de "derrota" y "agotamiento" - 1643, caída de Olivares, y 1665, muerte de Sor María y el Rey- son, precisamente - según la calificación de Palacio Atard- los de la correspondencia entre el monarca y su consejera".
Tomado del texto de J. A. Pérez-RiojaRetrato de la V. M. sor María de Jesús Ágreda, grabado firmado I. F. Leonardo publicado como ilustración de la Mística Ciudad de Dios, en la edición impresa en Madrid en 1688. |
http://soria-goig.com/Biblioteca/libros/lib_025a.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_de_Jes%C3%BAs_de_%C3%81greda
https://misticaciudad.wordpress.com/
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