Erika Burkart (8 de febrero de 1922, Aarau - 14 de abril de 2010) fue una escritora y poeta suiza. Recibió numerosos premios, entre ellos el Conrad-Ferdinand-Meyer-Preis, el Gottfried-Keller-Preis, el Joseph-Breitbach-Preis y el Wolfgang-Amadeus-Mozart-Preis.
Nació en Aarau en 1922 y murió en Muri en 2010. El patrimonio literario de Erika Burkart está archivado en los Archivos Literarios Suizos de Berna.
Tiene una gran producción de libros en prosa y verso en su idioma de los que alguno ha sido traducido al inglés
En mi propio nombre
Pero al que una vez está fuera la Tierra se le vuelve clara, y el cielo negro
Elias Canetti
De blanco. Siempre la mortaja, el traje de novia.
La mano en la mejilla,
los párpados a medio cerrar,
escucha atentamente la otra voz,
ella misma, dijo, preferiría no hablar,
muy a menudo murió, demasiado vivió,
dice que llega un momento
en que se atreve sólo
a hablar consigo misma, a callarse
por escrito, digamos, y casi siempre preguntas.
Nada le produjo alegría tan súbita,
profunda y duradera
como las vanidades de la tierra:
el empeño del arte, la belleza del ser humano,
los paisajes con sus líneas y colores,
las flores azules, las nubes rojas. La música.
Los rituales de la luz, sus juegos disponibles,
el temblor y el tiritar en la sombra
después de encorvarse y acuclillarse
bajo el sol alto,
el calor que palpita en las baldosas
cuando bramaba la tormenta de hielo –
y las infinitas migraciones
de la nieve, como las de los cisnes.
Amó el amor,
también sus dolores,
perderse en lo amado
para reencontrarse
en otra espiral
de lo que se desdobla
aquí como vida.
Si tuviera que subir
de las cenizas,
quisiera retornar a la Tierra
con los cisnes.
Palabras
No,
las palabras no son pacientes.
Se niegan al contrabando,
saben que en la frontera
todo se descubre.
Tienen su oficina de pesos y medidas
al servicio del tiempo, sin salario,
el calibrador insobornable
verifica qué es corcho, qué sonda.
Que una palabra sea sonda
para medir los fondos
que la separan de toda palabra paciente,
del fastidio entre ser-ahí y ser.
Que una palabra sea un vuelo
para aprender la altura
que la separa de la verdad de la rosa.
Felicidad
Un dado todavía sin ojo,
latido que precede a la salida del sol.
En el claro para siempre inencontrable
la flor roja, la azul.
La felicidad es animal blanco.
No mascota.
Su recelo es respetable.
Nunca sana la herida
que él muerde en el corazón.
Ciencia
Cava en el dolor
hasta dar con la arcaica roca,
consulta el horario de los vientos,
lee las líneas de nubes,
que en nada se obstinan
(sobre la mano que escribe
se posa por detrás
la mano que borra).
Traduce
el Libro Blanco del amor,
el libro de a bordo del hombre
que viajaba hacia las fuentes.
Sumérgete en las actas
de vendedores de bosques y asesinos de sol.
Haz tuyo el vuelo
de la pompa de jabón sobre el jardín,
el oleaje de la cebada,
sombras de pozo y animal radiado.
https://en.wikipedia.org/wiki/Erika_Burkart
https://www.vallejoandcompany.com/la-altura-que-separa-de-la-verdad-de-la-rosa-sobre-erika-burkart/
https://www.babelmatrix.org/works/de-all/Burkart%2C_Erika-1922
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