Hija del violinista y profesor de música Gaetano Masina y de la maestra Angela Flavia Pasqualin, pasó la mayor parte de su infancia y adolescencia en Roma viviendo en casa de una tía suya que quedó viuda. Estudió en el liceo de las Hermanas Ursulinas y posteriormente se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad de La Sapienza. Durante su paso por la universidad, cultivó su pasión por la interpretación y en el curso 1941–1942 participó en numerosos espectáculos de danza, música y teatro universitario en el Stadium Urbis, que luego se convertiría en el Teatro Ateneo de Roma. En 1943 entró a formar parte de la Compañía de Teatro Cómico Musical donde actuaría como bailarina, cantante y actriz en diferentes operetas y obras cómicas.
En esta fechas, también comienza a trabajar como actriz de radio, junto a Nella Maria Bonora y Franco Becci, voces muy populares en la época. Comienza a ser conocida por el éxito del serial radiofónico Terziglio que contaba las aventuras de Cico y Pallina, que interpretaba junto al locutor Angelo Zanobini. Estaba escrito por Federico Fellini, por entonces un versátil joven, redactor de la revista satírica Marc'Aurelio. Giulietta y Federico se casan el 30 de octubre de 1943, comenzando así una intensa relación afectiva y artística, que sería una de las más relevantes de la historia del cine italiano. Varios meses después del matrimonio, una caída por una escalera le produciría un aborto. Tras esto, el 22 de marzo de 1945, nace su hijo Pierfederico, que desgraciadamente fallecería sólo un mes después, el 24 de abril de 1945 de insuficiencia respiratoria. Fue el único hijo que tuvo la pareja.
Después del fin de la Segunda Guerra Mundial, retoma el teatro universitario con la obra Angélica, escrita y dirigida por Leo Ferrero y coprotagonizada por Marcello Mastroianni, otro de los actores italianos más reconocidos de la historia. La obra Gli innamorati sería su última incursión en el teatro en 1951.
Su primera incursión en el cine se produjo en 1946 como extra en la película Camarada (Paisà) de Roberto Rossellini, pero su verdadero primer trabajo fue en 1947 en la película Sin piedad (Senza pietà), dirigida por Alberto Lattuada e interpretada junto a Carla Del Poggio. Este papel, de chica de buen corazón y aspecto pizpireto, se repetirá en esta primera etapa en películas dirigidas por Carlo Lizzani, Giuseppe Amato o Renato Castellani. Pero es de la mano de su marido que alcanza la popularidad mundial con su mítico personaje de Gelsomina en la película La strada (1954), junto a Anthony Quinn y Richard Basehart.
En 1957, Giulietta Masina interpretó el que es, probablemente, el papel más relevante de su carrera en Las noches de Cabiria (Le notti di Cabiria) dirigida por su marido. Este personaje aparecía fugazmente ya en la primera película de Fellini El jeque blanco (Lo sceicco bianco) de 1951. En 1958 trabaja junto a Alberto Sordi en la película Fortunella del director Eduardo De Filippo. Fellini contará también con su esposa en su primer largometraje en color, Giulietta de los espíritus (Giulietta degli spiriti) (1965), una historia de fuerte carga surrealista sobre la infidelidad en la pareja. Veinte años más tarde, en 1985, volverá a actuar para Fellini en la melancólica historia de Ginger y Fred (Ginger e Fred) donde junto a Marcello Mastroianni interpretarán a una antigua pareja de baile que imitaban a Fred Astaire y Ginger Rogers, muy populares durante la guerra y que se reúnen al cabo de muchos años invitados por un grandilocuente show televisivo, paradigma del consumismo y del sentimentalismo fácil.
Giulietta Masina murió, víctima del cáncer, en la capital italiana en marzo de 1994, a la edad de 73 años. Sólo sobrevivió cinco meses a su esposo, que murió en octubre de 1993. Fellini y Masina fueron enterrados junto a su malogrado hijo en el cementerio de Rímini, ciudad natal del director. En 2003 se descubrió junto a la tumba un monumento en bronce en forma de vela realizado por el escultor italiano Arnaldo Pomodoro.
Entre los premios más importantes de su trayectoria se puede destacar los cuatro Lazos de Plata (Nastro d'Argento) del Sindicato de periodistas cinematográficos italianos, como actriz principal en Las noches de Cabiria (1958) y Ginger y Fred (1986) y como actriz secundaria en Sin piedad (1948) y Luces de variedades (Luci del varietà) (1950). Además le fue concedido un David de Donatello especial en el 30º aniversario de los premios en 1986 y fue candidata en dos ocasiones a los Premios BAFTA británicos como mejor actriz extranjera en 1954 y 1957.
En los festivales de cine, Giuletta Masina obtuvo el reconocimiento como mejor actriz por su papel en Las noches de Cabiria en 1957 en Cannes y en San Sebastián.
En 1957 fue galardonada con la Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos a la mejor actriz extranjera por su interpretación en La Strada,5 y al año siguiente repitió premio por su papel en Las noches de Cabiria.
A pesar de que su carrera cinematográfica fue predominante, Giulietta Masina trabajó también en radio y televisión. De 1966 a 1969 fue, con gran éxito, presentadora de un programa radiofónico titulado Cartas a Giuletta Masina, en el que los radioyentes escribían a la actriz. Estas cartas fueron posteriormente recopiladas en un libro. También trabajó en televisión fundamentalmente en los 70, en dos producciones de gran éxito: Eleonora (1973) dirigida por Silverio Blasi y Camilla (1976) dirigida por Sandro Bolchi, adaptación de la novela Un inverno freddissimo de Fausta Cialente.
Traemos el articulo de Juan Manuel Ibarra titulado Giulietta Masina: La Chaplin Femenina del que destacamos que resalte la simpatía y afecto que consigue de la audiencia para sus personajes:
Federico Fellini es un nombre que inmediatamente viene a la mente de cualquier cinéfilo cuando piensa en una lista de los mejores directores de la historia del cine. Sin embargo, por más influyente que este hombre haya sido, su persona casi siempre viene acompañada de la figura de una actriz que comenzó por ser su musa y se convirtió en el amor de su vida; no sólo eso, sino que Giulietta Masina se ha transformado en una de las actrices más reconocidas y aclamadas de toda la industria del séptimo arte.
Masina nació en San Giorgio di Piano, Italia en 1921 y comenzó su carrera filmográfica en 1946 en la película Paisà, aunque no recibió ningún crédito por su aparición. Masina trabajó con excelentes directores desde sus inicios, entre ellos Roberto Rossellini y Alberto Lattuada, situación que probablemente impulsó su talento para que terminara por ser el monstruo de la actuación que hoy recordamos. Fue en la cinta Luci del Varietà de 1950 que Giulietta compartió créditos por primera vez con su futuro esposo, Fellini, en una cinta donde él dirigía al lado de Lattuada. Masina dio vida a uno de los personajes principales del filme, pero no fue hasta La Strada, película de Fellini de 1954, en donde prácticamente todos los ojos se fueron hacia ella. Han pasado los años y La Strada es recordada como una gran pieza cinematográfica, incluso por grandes directores contemporáneos como Martin Scorsese. Es un filme que retrata la vida de una mujer que, para poder conseguir dinero para su familia, acompaña a un hombre que trabaja en circos ambulantes y sufre de experiencias tanto emocionantes como dolorosas. Anthony Quinn, actor mexicano que protagonizó Zorba el Griego, es el coprotagonista de Masina en La Strada y podemos ver que realmente esta pareja tiene química en la pantalla.
Masina siempre se caracterizó por ser una actriz que generaba un fuerte sentimiento de empatía por el público, y la palabra “entrañable” se queda corta cuando hablamos de ella. Su carisma no tenía límites y, como espectador, es en muchas ocasiones difícil verla pasar a través de momentos complicados; tanto Fellini como ella se muestran como maestros de involucrar a la audiencia dentro del filme. No es sólo en ese aspecto en el que Fellini y Masina son ejemplos invaluables, realmente creo que es digna de gran admiración la forma en que Giulietta puede actuar y Fellini dirigir con uno frente al otro sin dejar que sus presencias afecten de manera negativa el trabajo general. Para ninguno de los dos, el hecho de tener a su pareja cerca de ellos es una limitante, por el contrario, utilizan esa energía para trabajar y es esto lo que hacía que Giulietta brillara cada vez que se paraba frente a una cámara de cine que tenía a su marido del otro lado.
Giulietta no se convirtió en harina de un solo costal, a pesar de ya tener una relación emocional y laboral con Fellini, siguió trabajando con Rossellini y generando actuaciones espectaculares en cualquier pantalla y bajo todo mando en el cual se presentaba. 1957 la vio regresar con su esposo para realizar la película titulada: Le Notti di Cabiria. En esta cinta fue la primera vez que vi a Giulietta y me enamoré de inmediato. Definitivamente, hay algo en su trabajo que la hace sentir como una persona cercana a tí, independientemente de quien seas, y esto es lo que genera las fuertes comparaciones con Chaplin. En la carrera de ambos vemos muchas similitudes en la manera en que utilizan sus expresiones faciales y corporales, pero más que nada creo que la comparación nace porque el público se enamora de ellos al semejar un par de niños que, a pesar de crecer, no perdieron esa inocencia que los convierte en seres extraordinarios.
Giulietta Masina no recibe el crédito que merece. Comencé este artículo diciendo que las personas que recuerdan a Fellini y Massina son los “cinéfilos” y me parece una lástima que cuando el público en general piensa en Chaplin, Masina venga inmediatamente y por asociación a sus mentes. A pesar de esto, el testimonio de la calidad actoral de Giulietta Masina está presente en cualquier cineteca que se respete y, así seamos un millón o tres personas los que la recordamos con tanta estima y admiración, el hecho es que dejó su huella en la historia del arte que ella amó con tanta pasión.
https://www.imdb.com/name/nm0556399/
https://es.wikipedia.org/wiki/Giulietta_Masina
https://medium.com/@En_Cinta/giulietta-masina-la-chaplin-femenina-39e6ddc1dc83
https://derridajacques.wordpress.com/2006/10/04/giulietta-masina-la-pequena-criatura/
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