Celeste Martins Caeiro ( 2 de mayo de 1933) fue la mujer que, el día 25 de abril de 1974, distribuyó claveles a los militares que llevaban a cargo el golpe de estado para derrotar el régimen dictatorial encabezado por Marcelo Caetano. Por este motivo, la revolución sería conocida como la Revolución de los Claveles.
De madre española, es la más joven de tres hermanos y casi no conoció al padre, que los abandonó. Celeste Caeiro trabajaba, en la época de la Revolución, en un restaurante en la calle Braancamp de Lisboa. El restaurante, se inauguró un año antes, el 25 de abril de 1973 y la gerencia planeaba ofrecer flores a las clientas y un vino de Oporto a los clientes. Ese día, sin embargo, como estaba transcurriendo el golpe de estado, el restaurante no abrió. El gerente dijo a los trabajadores que se fueran a casa y les dio los claveles para que se los llevaran, ya que no podrían ser distribuidos para las clientas. Cada persona se llevó un ramo de claveles rojos y blancos que había en el almacén.
Para regresar a su casa, Celeste tomó el metro para Rossio y se dirigió al Chiado, donde se encontró con los tanques de los revolucionarios. Se acercó a uno de los tanques, preguntó qué pasaba, y un soldado le respondió «Nos vamos para El Carmo a detener a Marcelo Caetano». «¡Esto es una revolución!». El soldado le pidió un cigarrillo, pero Celeste no tenía ninguno. Celeste quería comprarle cualquier cosa para comer, pero las tiendas estaban todas cerradas. Así que le dio las únicas cosas que tenía para darle: los ramos de claveles, diciéndole «Si quiere tome, un clavel se le ofrece a cualquier persona». El soldado aceptó y puso la flor en el cañón de su escopeta. Celeste fue dando craveles a los soldados que iba encontrando, desde el Chiado hasta la Iglesia de los Mártires.
Tras su gesto, a Celeste le llamaron Celeste dos cravos (Celeste de los Claveles). En 1999 la poeta Rosa Guerreiro Dias le dedicó el poema Celeste em Flor.
Celeste em Flor
Tu foste de palmo e meio
De voz doce e olhar brilhante.
Falas hoje sem receio
Desse momento importante.
Foste o vaso, foste a terra
Onde o craveiro aflorou.
E assim amainaste a guerra,
A guerra que não sangrou.
Com um molho de cravos na mão
Andaste p’la Baixa à toa
Sem saber da revolução
Que se passava em Lisboa.
À Rua do Carmo chegaste,
Viste soldados armados.
Mas tu não te atrapalhaste
Deste Cravos Encarnados.
Deste um cravo a cada mão
Mais nada tinhas p’ra dar
E o tropa com emoção
Na espingarda o foi espetar.
Com este gesto, mulher
Trouxeste ao país Glória.
Não és uma mulher qualquer
Nem qualquer uma entra p’rá História.
És somente portuguesa
Uma mulher em tantas mil
Mas irás ser com certeza
Mulher dos cravos de Abril.
Para ti Celeste em flor,
Esta pequena homenagem feita por
uma poetisa popular alentejana.
Rosa Guerreiro Dias
25 de Abril de 1999
Sobrevive con una pensión de 370 euros en una pequeña casa a pocos metros de la Avenida de la Libertad en Lisboa.
https://es.wikipedia.org/wiki/Celeste_Caeiro
Es una lástima que el gobierno no le haya concedido una pensión mas digna a la mujer que dió nombre a la revolución.
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