María Adela Eulalia Gorgollo Freer (10 de febrero de 1866 San Carlos, Alajuela, Costa Rica-21 de septiembre de 1947, San José). fue una madre y empresaria costarricense. Sus padres fueron Luis Gargollo y Dolores Freer Escalante. Fue conocida también como «Itilla».
A la edad de veinte años se casa con el General don Lesmes Jiménez Bonnefil, Arquitecto y Militar, con quien además de tener una gran familia de ocho hijos, deciden abrir una pequeña Fábrica de Ladrillos de mosaicos y derivados de cemento.
Su esposo Lesmes, que era seis años mayor que ella muere joven y ella enfrenta una dura situación para criar a sus ocho hijos y tomar las riendas de la dirección de la fábrica , que en esa época enfrentaba grandes deudas. Con firmeza sacó adelante a su familia, y a la empresa que por, más de 40 años, fue la principal compañía constructora de Costa Rica . La fábrica se llamo “Adela v. de Jiménez e hijos.»
Entre sus edificaciones se destacan la iglesia de La Merced; la Basílica de Santo Domingo de Heredia; Faro de Cabo Blanco en la Península de Nicoya; Teatro Capitolio y, precisamente, el Teatro Adela.
Doña Adela por su gran empeño y trabajo fue conocida por los costarricenses como la «Reina del Trabajo».
Su espíritu emprendedor la llevó a traer un aeroplano para que sirviera de correo aéreo entre las naciones centroamericanas. Participó en la Feria Internacional de la Construcción celebrada en Italia, en 1926, donde se le concedió una medalla de oro, triunfo que reconocia su trabajo y era tambien un honor para su país .
Fue cofundadora de la Lucha contra el Cáncer en el país, de la Asociación Vicentina y presentó grandes espectáculos recreativos en el Teatro Adela.
Su influencia política se hizo sentir en varias ocasiones, y su casa fue en muchas ocasiones un club donde se barajaron nombres de candidatos a la Presidencia de la República y donde se prestó ayuda eficiente, económica y moral, a movimientos políticos.
Adela en uno de los carros de su empresa con sus hijos. |
Traemos un texto de María Montero, que nos da idea de su relevancia en el momento historico que le toco vivir
Adela Gargollo, viuda de Jiménez
“Primer Hombre de Costa Rica”
Su espíritu emprendedor la llevó a traer un aeroplano para que sirviera de correo aéreo entre las naciones centroamericanas.
Según su biografía, Adela se vuelve comerciante desde niña, cuando colabora en la pulpería familiar y en labores de costura para una venta de ropa junto a su mamá, Dolores Freer Escalante, reputada por hija del general Francisco Morazán, fusilado en el actual Parque Central el 15 de setiembre de 1842. No termina la escuela pero cursa hasta el tercer grado. Es organizada, trabajadora, visionaria, persistente.
Fue cofundadora de la Lucha contra el Cáncer en el país, de la Asociación Vicentina y presentó grandes espectáculos recreativos en el Teatro Adela.
Doña Adela por su gran empeño y trabajo, fue conocida por los costarricenses como la "Reina del Trabajo".
El poder económico y político que años después adquiere su empresa constructora es quizá la mejor traducción de su mente y talento brillantes, pues no solo sabe rodearse de los mejores profesionales sino que, con conocimiento de causa, los deja hacer.
Su influencia política se hizo sentir en varias ocasiones, y su casa fue en muchas ocasiones un club donde se barajaron nombres de candidatos a la Presidencia de la República y donde se prestó ayuda eficiente, económica y moral, a movimientos políticos.
“Por esa oficina pasaron algunos de los grandes arquitectos nacionales como el ingeniero catalán Luis Llach Llangostera, Fernando Gabrielle, José Francisco Salazar, personalidades que, con ella y también de forma independiente, realizaron obras muy importantes para Costa Rica”, agrega Fernández. “Su oficina técnica tenía arquitectos, ingenieros y dibujantes que contaban con archivos y mesas de trabajo, tal y como ya se hacía en los estudios de Estados Unidos y Europa”. Esta perspectiva también aparece plasmada en la página del Instituto Nacional de las Mujeres, donde se lee: “Ella se encargó de instruir a los operarios y trabajadores de su fábrica, de pesar los ocres, de contar los barriles de cemento, del riego de los bloques de concreto, de atender a los proveedores, poner orden en los contratos y dar seguimiento a los proyectos”.
Amiga personal de Rubén Darío, benefactora de Tobías Bolaños, pionero de la aviación costarricense, interlocutora de políticos, sindicalista de sus empleados, consejera de presidentes y contemporánea de otras precursoras como Carmen Lyra y Ángela Acuña, Adela Gargollo supera con creces el apelativo de ‘leyenda’. Existen las fotos pero no el relato.
El escritor Marco Retana -en un reporte en el periódico La República del 20 de marzo de 1981- expresa: "-Que el hombre haya ido dejando su estela no es normal, sino obligatorio. Que la mujer, en un mundo de prejuicios en una sociedad que todavía cree en gineceos, se atreva a romper los moldes y los rompa y luche y deje una huella difícil de superar por cualquier hombre, es digno de respeto, de emulación y sobre todo, de admiración".
Su verdadera personalidad, documentada y fabulada, aún está por escribirse, aunque habría que hacerlo con mucho cuidado. “Nunca la oí tararear una melodía”, relata su nieto, “pero le encantaba la música. En su casa siempre hubo piano, ortofónica y más tarde pianola. La trama de las óperas no la divertía: ‘Todos mueren al final’”.
Texto de María Montero, publicado en Revista Su Casa
https://www.inamu.go.cr/adela-gargollo-freer
https://ancestors.familysearch.org/en/LCBW-1D6/adela-gargollo-freer-1866-1947
http://www.revistasucasa.com/.../Adela.../Paacuteginas1.html
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