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miércoles, 11 de diciembre de 2024

Eduarda Mansilla escritora y periodista

Eduarda Damasia Mansilla (11 de diciembre de 1834 - 20 de diciembre de 1892) fue una escritora y periodista argentina del siglo xix, precursora en su género, cuya obra transcendió el ámbito nacional . Es una de las primeras mujeres argentinas en haber logrado consideración por su labor literaria.

Eduarda Mansilla fue una mujer de fin de siglo, una escritora y periodista argentina que se destacó por su talento, su cultura y su independencia.  Pertenecía a una verdadera elite, tanto en lo social, como en lo político y cultural. Fue la primera mujer argentina en publicar una novela histórica, Pablo o la vida en las pampas (1869), que fue traducida al francés y al inglés. También escribió otras novelas, cuentos, ensayos, crónicas, artículos y obras de teatro, en los que abordó temas como la educación, la política, el feminismo, el arte y la sociedad de su época. Fue una de las primeras mujeres argentinas en viajar por el mundo, acompañando a su esposo Manuel Rafael García Aguirre, diplomático . 

Residió en París, Washington, Río de Janeiro y otras ciudades, donde conoció a grandes  personalidades . Su obra refleja su amplia visión cosmopolita y su sensibilidad artística. Fue una mujer adelantada a su tiempo, que defendió el derecho de las mujeres a expresarse, a educarse y a participar en la vida pública. Fue una pionera en la literatura y en la música, como cantante de salón y compositora. Su vida y su obra son un ejemplo de creatividad, de pasión y de compromiso con la cultura de su país


Portada de la obra de Eduarda Mansilla, titulada Creaciones publicada en el año 1883.

Sus obras abarcaron casi todos los géneros literarios, incursionando con verdadera en la novela, el drama, obras de teatro, ensayos filosóficos, artículos periodísticos de diversa temática y la crítica musical.

Su primera obra literaria fue una novela: El médico de San Luis editada en Buenos Aires en 1860 y firmada bajo el seudónimo de Daniel, lo que la convierte en la primera novelista argentina. Esta obra de urdimbre elemental, comienza a mostrarnos a una sagaz literata que describe ambientes con maestría –vida provinciana hacia 1860- y que diseña caracteres con la sapiencia de una experimentada escritora.

En el mismo año publicó una segunda novela: Lucía Miranda, dedicada al personaje femenino del fuerte de Sancti Spiritu, primer asentamiento europeo en Argentina, también firmada bajo el seudónimo de Daniel y que, al ser reeditada en 1882, mereció el elogio del publicista estadounidense Caleb Chusing:

Se ve que la obra es de un autor joven, pero que posee cualidades de invención y de imaginación, unidas a ese gran vigor de concepción y de descripción gráfica, que en tal alto grado distingue a la más madura obra de Pablo.

Posteriormente editó en París, una novela en francés titulada: “Pablo ou la vie dans les pampas”, que originariamente fue editada como folletín en la revista “L’artiste" y posteriormente en libro. La obra fue elogiada por Victor Hugo​ a quien le impresiona la novela y le escribe cálidos elogios, expresando:

Su libro me ha cautivado. Yo le debo horas cautivantes y buenas. Usted me ha mostrado un mundo desconocido. Escribe una excelente lengua francesa, y resulta de profundo interés ver su pensamiento americano traducirse en nuestro lenguaje europeo. Hay en su novela un drama y un paisaje: el paisaje es grandioso, el drama es conmovedor, Se lo agradezco señora, y rindo a sus pies mis homenajes.

Continuó su obra literaria con Recuerdos de Viaje, «un libro excelente», según Sarmiento, «inspirado como los demás en una razón madura, un corazón joven, el sentimiento de lo bello y la solicitud de lo artístico»; posteriormente, encara una obra teatral de tono dramático, titulada: La Marquesa de Altamira luego, Creaciones una compilación de distintos intentos literarios, que comprende desde una comedia en un acto «simila similibus», hasta un par de cuentos fantásticos: El Ramito de romero y Dos cuerpos en un alma, que harían las delicias de Edgar Allan Poe y su última novela publicada en 1855, titulada Un amor.


Su vasta obra, su condición de precursora en el género y su excelencia literaria fueron por mucho tiempo olvidados hasta que, a partir de la segunda mitad del siglo xx, un gran número de investigadores han estudiado sus trabajos literarios y musicales y han revalorizado su trabajo. Entre otros: María Rosa Lojo,  Lily Sosa de Newton, Graciela Batticuore, María Sáenz Quesada,  Beatriz Bosch, María Verónica Rossi, Bonnie Frederick,  Lea Fletcher, Marina L. Guidotti, Claudia Torres,  Noemí Vergara de Bietti, Soledad Vallejo,etc.

Junto a Juana Manso y Juana Manuela Gorriti, ostenta el privilegio de ser una de las primeras escritoras argentinas y pionera en el género de cuentos infantiles. Eduarda Mansilla da a conocer cuentos primera obra literaria del género cuentos infantiles publicada en la Argentina, que incluye siete cuentos infantiles, un relato supuestamente biográfico -"Tío Antonio"- y un artículo de costumbres -"Pascua"- sobre los festejos navideños en Estados Unidos y París. La propia Eduarda Mansilla, en el prólogo, se enorgullece de ser una de las pioneras de las letras argentinas para niños. La obra mereció un cálido elogio por parte de Domingo Faustino Sarmiento, quien le dedica un extenso artículo en El Nacional.


Colaboró con diversos medios periodísticos, utilizando su nombre o seudónimos tales como “Daniel” o “Alvar”. Sus escritos se pueden encontrar en: “La Flor del aire”, donde escribía en la “Sección de Teatro”, en la Revista El Alba, La Gaceta Musical, El Plata Ilustrado -1871-1873 -, donde tenía a su cargo la más femenina de las secciones: "Modas". En el mismo periódico podemos encontrar sus artículos bajo el sugestivo título de "Hojas sueltas", donde plasmaba sus ideas en todo cuanto consideraba de interés y consideraba necesario verter su opinión: críticas de costumbres, juicios de carácter moral, reseñas sociales, descripciones de la ciudad, etc.

Cultivó la música con pasión y perfeccionó sus conocimientos con los más grandes maestros de la época; Antón Rubinstein, Charles Gounod, Jules Massenet y otros que formaban el círculo de sus amigos y ante ellos en Norteamérica y París y otras grandes capitales del viejo mundo dio muestras de sus conocimientos musicales.

Poseía una voz incomparable y ejecutaba piezas en piano con verdadera maestría. Cantaba en cuatro idiomas. Tenía gran amistad con Marietta Alboni, célebre contralto y con el tenor Enrico Tamberlick, al cual debe probablemente algo de su exquisito criterio lírico. Compuso varias obras para canto y piano y escribió muy interesantes críticas en La Gaceta Musical, primera publicación argentina dedicada a esta actividad artística.

En los últimos años, se han reeditado gran parte de sus obras, pese a que en su testamento Doña Eduarda, pidió expresamente que no se lo hiciera.

Contrajo matrimonio con  Manuel Rafael García Aguirre, destacado jurista y diplomático argentino, La prensa saludó el evento con el pomposo título de «la unión de Romeo y Julieta» por los desacuerdos familiares.

Sus hijos, Eduarda, Manuel José, Rafael, Daniel, Eduardo y Carlos, por expreso pedido de sus padres al morir Don Juan Manuel de Rosas, en 1877, unieron para siempre, los apellidos paterno y materno mediante un guion, conformando la familia hoy apellidada García-Mansilla.

Consciente que el medio en que luchaba,  apoyada por su marido, empleó sus medios económicos para publicar su creación literaria y lograr el conocimiento público de sus obras y la búsqueda de la crítica que le permitiera crecer como literata. Fue una de las pocas escritoras argentinas del siglo xix que tuvo la posibilidad y el privilegio de publicar sus trabajos.

Falleció en Buenos Aires, a los cincuenta y ocho años de edad, de una dolencia al corazón, el 20 de diciembre de 1892. Se realizó un gran funeral en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, al que asistieron numerosas personalidades de la Argentina.

Eduarda Mansilla

https://es.wikipedia.org/wiki/Eduarda_Mansilla

Eduarda Mansilla, una pionera del siglo XIX que aún espera ser reconocida - LA NACION

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